Abandonando su zona de confort y realizando una interesante exploración entre distintos estilos, la superestrella Beyoncé, remeció la escena planetaria el pasado viernes 29 de julio al estrenar su nuevo disco, Renaissance, tras seis años sin despachar un álbum de estudio.

Conocido alternativamente como “Act I: Renaissance”, es la primera parte de una trilogía que la llamada Reina del R&B había anunciado hace unas semanas con una portada en Vogue.

Así, reveló que comenzó a trabajar en este proyecto durante la pandemia de 2020. Incluso, sorprendió a muchos al decir que, el aislamiento de los primeros meses, fue “el momento donde más creativa” se sintió.

El título tiene 16 canciones y una duración superior a una hora, con un estilo diferente al que se le suele escuchar e su historial a la ganadora de 28 premios Grammy. Más bailable, moderno y vanguardista -como han señalado los críticos-, pero con una mezcla de ritmos vintage que conforman un armonioso sonido, reuniendo décadas de música bajo su voz.

Fragmentos de soul, funk, dancehall, afrobeat y disco -entre otros- construyen lo que para una artista de 40 años es una exhibición de que tiene los brazos abiertos a los cambios que se viven a su alrededor , y es capaz de evolucionar y apropiarse de ellos a su propia manera. Así al menos lo ha considerado la prensa especializada que ya ha reseñado el trabajo.

Un espacio “seguro, un lugar sin juicios. Un lugar para estar libre del perfeccionismo y el pensamiento excesivo. Un lugar para gritar, liberar, sentir la libertad”. Así es como Beyoncé describió este proyecto en su perfil de Instagram, junto a la portada del álbum, en donde se puede ver a la diva sobre un caballo plateado con brillos.

A dos días de su lanzamiento, las 16 canciones en su totalidad forman parte -en Spotify- del Top 25 del país natal de la cantante nacida en Houston, EE.UU. En palabras de la reconocida revista Rolling Stone, Beyoncé alcanza un nuevo nivel de seducción con este disco.

Autenticidad

“A veces me lleva un año buscar personalmente entre miles de sonidos para encontrar el bombo o la caja adecuada. Un coro puede tener hasta 200 armonías apiladas”, detalló Queen Bey sobre el proceso de producción de su séptimo disco.

La cantante se lanzó a explorar ampliamente con el sampleo, técnica muy popular que consiste en trabajar con pedazos de melodías de distintas referencias que han sonado en las pistas de baile, hasta construir armonías propias.

Break My Soul es la sexta canción de este rítmico listado y tuvo la picardía de ser el único adelanto entregado por Beyoncé a unos expectantes fanáticos el pasado 20 de junio. Para todos quienes han seguido la carrera de 19 años de la artista, fue un descubrimiento y anticipación de lo nuevo que venía, ya que incluía dos sampleos, según han revisado los expertos: Robin S. y Big Freedia.

El primero, con porciones de una canción de 1992: Show me Love; y de la rapera Big Freedia rescató Explode, una incendiaria canción de bounce del 2014.

Así, su incursión por rescatar melodías de otras épocas y revivirlas en la década actual de una manera divertida, se repite en cada canción, sin dejar de lado la autenticidad y disciplina que caracteriza a la superestrella.

Para muchos, en esta reaparición, Beyoncé le quiso dar honor a sus orígenes, tanto a las raíces negras como a la comunidad LGBTIQ+ que siempre ha apoyado su carrera. De alguna forma, su exploración va en ese camino.

Polémicas varias

La publicación de Renaissance no ha estado exenta de polémicas. Dos días antes del lanzamiento oficial -29 de julio- algunas tiendas en Europa comenzaron a venderlo con anticipación, por lo que se terminó filtrando, frente a la indignación de los fanáticos de la estrella.

Ante esto, Beyoncé les escribió en Instagram: “Así que el álbum se filtró y todos ustedes en realidad esperaron hasta el lanzamiento previsto del disco para poder disfrutarlo todos juntos. Nunca había visto nada como esto. No sé cómo agradecerles a todos por su amor y protección. (…) Gracias por ser pacientes. Vamos a tomarnos nuestro tiempo y a disfrutar de la música”.

“No es una colaboración, es un robo”. Estas fueron las palabras con la que la artista Kelis Slams acusó que en el disco se samplea una canción suya sin consultarle con anticipación, específicamente, en el quinto tema, Energy.

Milkshake (2013) es la canción aludida que fue producida y escrita por Pharrell Williams y Chad Hugo, ambos participaron en la creación de Energy.

”Tengo derecho a estar frustrada. ¿Por qué? Porque nadie tuvo la decencia humana de llamar y decir: ‘Me gustaría usar tu disco’”, dijo al respecto Kelis en un video de Instagram, indicando que fue “a propósito”. Una controversia que se suma a un álbum que ya figura entre los más comentados de la temporada.

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