The Plant Store - Santiago (@theplantstorestgo)

Entre esos personajes que llamamos influencers, muchos lograron sus seguidores y likes hablando sobre plantas. En un momento en que parece cada vez más difícil mantener relaciones interpersonales, la necesidad de entregar cuidados no se ha suprimido y mucha gente joven busca sentir un compromiso con algo que está vivo. Así –citando a Bauman y sus relaciones líquidas– se explica el arquitecto, director de teatro y ahora emprendedor Fernando Ocampo la aparición masiva de maceteros 'distintos', 'de diseño', 'de autor' o como queramos llamarlos.

"La planta en sí misma tiene una belleza y una presencia, pero estas formas de presentarla la humanizan. Por eso creo que es potente el hecho de que les demos rostros; aunque unas sean más realistas y otras más abstractas, esas caras generan empatía", dice el dueño de The Plant Store, un encantador punto verde de figuras surrealistas rodeado de sex shops y peluquerías en el paseo Las Palmas de Providencia.

Además de desocupar un poco de plantas su propia casa, Fernando se propuso ofrecer un espacio físico a los ceramistas que proliferan y solo tienen Instagram como vitrina: "Es una tendencia. Pero muchas piezas autorales dependen de la técnica, lo que no se refleja fielmente en foto. Es interesante tener un espacio donde puedas tocar las piezas y sentir sus terminaciones".

Fernando escogió las cinco variedades de plantas con las que trabaja y hace todos los trasplantes y trabajos de jardinería. En cuanto a los maceteros su labor es más bien curatorial, haciendo una selección de creadores de Argentina, Uruguay, Perú, México y España. "Aprender qué funciona y qué no dentro de la tienda nos permite crear líneas de diseño con los ceramistas, más acordes con la inspiración más lúdica y pop de nuestra curatoría. En Pomaire trabajamos con artesanos que hacen macetas convencionales, les presentamos algunas referencias, hacemos correcciones hasta llegar a un modelo final. También a veces ellos presentan ideas desde su propia visión. Me gusta mucho ver cómo después de sacarlos de su espacio de confort crean cosas nuevas que a ellos mismos les sorprende".

Si la semilla de The Plant Store germina, a Fernando le gustaría que crezca para convertirse en una plataforma dedicada exclusivamente a plantas, con talleres formativos e ilustración botánica, entre otros contextos relacionados. Por ahora el tamaño de la tienda no permite tener especies muy grandes y el precio promedio es $12.000.

Consejo de mantención: En The Plant Store –como hace la mayoría de los ceramistas haciendo macetas– se trabaja con cinco especies: los cactus, que son de fácil cuidado y evitan la radiación de las pantallas; las suculentas, que son muy bellas y hay de muchas variedades; tropicales, como las monsteras; aéreas y colgantes, que son un nuevo formato. “Hay mucha gente traumatizada con las plantas. La mayoría se muere por exceso de riego y falta de luz. Lo básico es que tengan el riego y la munición adecuada de acuerdo a su especie. Cuando compras una planta debes saber el nombre para poder investigar y darle los cuidados que requiere. Nosotros en The Plant Store compartimos toda la información, y si la gente que compra postea, por ejemplo, nosotros hacemos un seguimiento, le preguntamos cómo está su planta”.

Biophilia (@biophilia.estudio)

Jordan Castillo dice que ahora piensa más en el diseño. Pero antes, cuando estaba en una línea más artística, se obsesionó con libros sobre el reino artificial. Ahí leyó sobre los primeros acuarios y terrarios que existieron en el mundo, cómo estos fallaban al imitar las condiciones naturales en que viven los peces e insectos y las razones de la necesidad humana de traer estos objetos al entorno doméstico: acuarios, terrarios, cabezas y animales disecados.

Ya no trabaja con acuarios negros, pero sigue tratando de integrar vida a su trabajo. "Estudié arte y estaba muy interesado en la escultura pero también en el color. En la cerámica encontré la manera de unir ambas cosas. Trabajo con pigmentos que se llaman bajo cubierta, que son similares a la acuarela, entonces me permiten generar tonos, texturas, superficies que son para mí más creíbles. Si bien me interesa mucho lo onírico, me atrae mucho la ilustración científica, las proporciones. Me encanta ese momento en que los ilustradores no sabían exactamente cómo eran estos mamíferos y terminaban inventando criaturas bien extrañas. Me gusta eso, exagerar algunos rasgos", dice Jordan, con una ballena en sus manos, solo esbozada, en estado cuero, el momento preciso para hacer los detalles.

Las primeras obras de Biophilia eran pajaritos muertos con una planta creciéndoles en el pecho. Actualmente su tema son ballenas varadas como volúmenes muertos que dialogan con musgos: "Siempre trato de que en color o en forma se dé una relación entre la pieza y la planta. Son objetos que navegan entre el arte y el diseño. Es una búsqueda de llevar el objeto artístico al hogar de una manera más rápida que la obra que está en la galería. Ese es mi propósito", explica Jordan. Estas ballenas son parte de una colección que se llama "Cetácea", que se lanzó hace pocas semanas con una intervención en las vitrinas de la galería Montegrande.

Barro cerámicas (@barro_cl)

Mientras a muchos les carga, a Carolina Cruzat le encanta ensuciarse las manos. Golpear, apretar, modelar y sentir la pasta entre los dedos la libera de cualquier sensación parecida al estrés. Ella cree que todos deberíamos intentarlo. "Soy diseñadora de ambientes y objetos, y siempre me gustó experimentar con los materiales. Trabajé un tiempo en una empresa donde todo el diseño era mucho computador, no tenía esa posibilidad de usar mis manos, y me metí a clases de cerámica. Me encantó. Contaba las horas para que llegara el momento de la clase. Renuncié a ese trabajo, tomé clases de orfebrería, pero seguía gustándome mucho más el modelado. Hice híbridos, joyas con cerámica, pero finalmente me compré el horno en diciembre del año pasado y me lancé".

Carolina piensa que su elemento diferenciador es su juego con las gráficas, los colores y las formas; su intención de apartarse un poco de los tonos más tradicionales, de las combinaciones infalibles. Al abrir la puerta de su horno se ha encontrado con varias cosas que no han funcionado. Pero a ella no le importa, de hecho experimentar es su parte favorita. "Ahora me ido empapando, pero no sabía mucho de plantas. Me encantan los rincones verdes, la vida y alegría que son capaces de trasmitir. Me gustó la idea de personificar los maceteros, de hacerlos de alguna manera más simpáticos. De a poco me ido expandiendo a distintas formas. La cerámica es natural, viene de la tierra y se relaciona de perfectamente con las plantas; especialmente cuando eres capaz de proponer formas nuevas y más cautivadoras".

ARMA TU PROPIO MACETERO

Quizás en tu mente hay maceteros que nadie ha creado aún. Bueno, si es cosa de colores, patrones, dibujos, incluso textos, ¡diséñalos tú! El macetero más corriente puede convertirse en una maravilla con una pequeña inversión de tiempo y atención.

1. Pinta blanco un macetero de greda, con dos capas, para tener una buena base sobre la que destaquen los colores.

2. Pinta con los colores, los diseños que quieras. No tienes que ser experto o tener buen pulso. Para crear puedes inspirarte en figuras geométricas. Aquí usamos pinturas de la marca italiana Fleur, ecofriendly, al agua, hecha de pigmentos naturales y base mineral @fleur.latam

3. Pon tierra y planta. Siempre es bueno considerar algo de gravilla en la base para asegurar un buen drenaje del riego.