"El diagnóstico es muy doloroso, muy destructivo, catastrófico". Esa fue la evaluación hecha ayer por Louis de Grange, presidente de Metro, sobre el alcance de los daños que sufrió la red de transporte durante los disturbios de los últimos días.

No obstante, junto al duro balance, el directivo entregó una noticia positiva: durante esta jornada de lunes, parte de la Línea 1 del subterráneo estará operativa.

El trazado funcionará hoy entre las estaciones Pajaritos y Los Dominicos, precisó De Grange durante la tarde de ayer. En tanto, las estaciones Neptuno y San Pablo seguirán cerradas: la segunda todavía mostraba ayer graves daños.

El panorama es menos auspicioso en otras líneas, especialmente la 4 y la 4A. Ambas "es probable que permanezcan meses paralizadas", afirmó el directivo ayer, más temprano, durante una entrevista en el programa Mesa Central de Canal 13.

Para De Grange, el costo social derivado de la destrucción sufrida por la red es invaluable, debido a que moviliza a casi tres millones de personas todos los días, las que verán alteradas sus posibilidades de transporte. A ello hay que sumar los costos económicos, que superan hasta ahora 300 millones de dólares.

Sin duda, al menos esta semana movilizarse por Santiago no será posible con normalidad y los buses que circulan por superficie volverán a ser el principal medio de transporte capitalino.

Según el catastro más reciente, entregado el sábado por Rubén Alvarado, gerente general de Metro, de las 136 estaciones que completan la red subterránea, 77 sufrieron algún tipo de daño. Es decir, el 40% de los accesos sufrió destrozos. Los sistemas computacionales y eléctricos de la red se vieron afectados. Además, 20 estaciones sufrieron incendios. Nueve de ellas quedaron completamente destruidas, todas encuadradas en las Líneas 4 y 4A.

De Grange advirtió que incluso en el momento en que se reponga el movimiento de convoyes en la red, "algunas estaciones deberán seguir cerradas. Así, aunque abra la línea, los trenes se saltarán algunas estaciones", explicó.

También se vieron afectados por los disturbios seis convoyes. Tres de ellos resultaron absolutamente quemados y su reemplazo exige altos costos y tiempos de espera.

La Línea 2 también se encuentra en una situación "absolutamente compleja", señaló el presidente de la estatal. No obstante, insistió en que la magnitud de las labores de reparación obliga a priorizar la Línea 1, que transporta al 40% de los pasajeros de la red.

"Haremos todos los esfuerzos para volver a levantar al Metro", recalcó De Grange. No obstante, recalcó que los recursos son limitados y, si bien desde el viernes por la tarde ya había cuadrillas listas para trabajar, ese día y el fin de semana no existía el necesario resguardo de seguridad.

"Lo básico es tener las condiciones de seguridad para que el trabajo sea efectivo", enfatizó.

El directivo también agradeció la campaña de voluntarios para poder comenzar con la limpieza de los espacios que sufrieron destrozos.

De Grange también precisó que las necesidades que imponen las tareas de reparación implicarán que "va a cambiar la organización de la empresa. Nos vemos obligados a cambiar los roles que cumplen los distintos colaboradores del Metro: administrativos, personal de estaciones, ejecutivos y técnicos. Las prioridades van a cambiar".

El ejecutivo reiteró que el alza en el valor de los pasajes, el detonante de las protestas masivas en la capital, es fijado por instancias ajenas a la empresa de transporte estatal. Y sobre el costo comparado con subterráneos en el extranjero, si bien admitió que se ubica entre los más caros del continente, recordó que el transporte capitalino es un sistema integrado.

"Evidentemente, si comparamos con otras ciudades latinoamericanas, Metro está en los dos primeros lugares, junto con algunas ciudades de Brasil", indicó. "No obstante, aquí la combinación bus-Metro no se paga. En otras ciudades el pasaje en subterráneo es más barato, pero se paga también el boleto del bus o la combinación. Entonces, el cálculo de comparación no es tan directo".