Amenazada por la declaración inminente de un nuevo default, Argentina busca arrancar este miércoles en Nueva York un acuerdo de último momento con los fondos especulativos en el litigio por su deuda soberana, con la presencia de su ministro de Economía en las negociaciones.
El ministro Axel Kicillof llegó a las oficinas del mediador judicial Daniel Pollack a las 11.00 locales para reanudar las discusiones con los fondos a los que Argentina califica de "buitres", luego de haber pasado a un cuarto intermedio el martes a la noche, constató la AFP.
Para evitar un default, Argentina necesita que el juez federal Thomas Griesa habilite en la jornada un pago a tenedores de bonos reestructurados en los canjes de 2005 y 2010 y bloqueado para forzar la aplicación de su sentencia por 1.330 millones de dólares a favor de los fondos.
El martes, la comitiva argentina liderada por el ministro Axel Kicillof negoció durante doce horas con el mediador judicial del caso, Daniel Pollack, y, por primera vez, con representantes de los fondos a los que califica de "buitre" y que ganaron un juicio por bonos impagos de 2001.
Muy cauto, el ministro, que llegó ayer a Nueva York procedente de Caracas donde participaba junto a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la cumbre del Mercosur, señaló que no podía "decir más sobre los resultados" tras ese primer encuentro "cara a cara" con representantes de los fondos NML Capital y Aurelius.
Argentina giró el 26 de junio pagos por 539 millones de dólares por sus bonos reestructurados, pero el juez tiene congelado ese dinero depositado en el Bank of New York, lo que provocaría el default sobre esa deuda emitida bajo legislación norteamericana.
Con el vencimiento a punto de expirar, un grupo de tenedores de esos títulos pidieron el martes a Griesa suspender hasta 2015 su sentencia para permitir una salida negociada en el caso.
"Una suspensión de las órdenes es el mejor camino para que este tribunal promueva un acuerdo negociado en el caso y evite un default. Este tribunal debe emitir una suspensión temporaria de las órdenes hasta el 1 de enero de 2015, luego de que expire la cláusula RUFO", dice el texto.
La cláusula RUFO impide a Argentina mejorar antes de esa fecha la oferta hecha a los acreedores que cambiaron sus bonos aceptando quitas de hasta el 70% del valor nominal de los títulos en default en 2001, so pena de tener que igualar los pagos.
MOVIDA DE BANCOS ARGENTINOS
Una clave en el avance de las negociaciones en las últimas horas parece ser la participación de bancos privados argentinos a través de una compleja triangulación para comprar los bonos de la demanda a los fondos y recibir luego títulos nuevos en dólares, sin intervención estatal y evitando la RUFO, según la prensa de Buenos Aires.
Los bancos habrían propuesto también aportar una garantía de 250 millones de dólares como otra forma de destrabar las negociaciones.
Argentina ha reiterado que restablecer la medida cautelar hasta fin de año abriría el camino a un acuerdo, al permitirle continuar cancelando pagos de la deuda reestructurada en canjes que fueron aceptados por el 92,4% de los tenedores de bonos.
El lunes Griesa autorizó al banco Citibank un pago de bonos argentinos reestructurados emitidos bajo legislación del país sudamericano, tras considerar por única vez que no podían ser incluidos en su sentencia.
En medio de la pulseada con los fondos, el gobierno de Kirchner concretó el lunes el primer pago de 642 millones de dólares al Club de París como parte del acuerdo alcanzado en mayo con la entidad que reúne a acreedores.
CONSECUENCIAS DE UN DEFAULT
Este sería el segundo default de Argentina en trece años, luego de que en 2001 el gobierno suspendiera el pago de 100.000 millones de dólares, equivalentes a 166% de su PIB. La diferencia es que en aquella oportunidad, fue el país el que declaró la moratoria.
"Argentina ha estado fuera de los mercados financieros por mucho tiempo y aunque el default siempre es lamentable no creemos que tenga mayores consecuencias sustantivas fuera" del país, estimó el martes la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.
A pesar de que el gobierno argentino insiste en que "no pasará nada" por tratarse de situaciones diferentes, los expertos vaticinan una serie de consecuencias negativas para la alicaída economía del país, entre ellas más devaluación e inflación, marginación de los mercados de capitales y recesión si hay default.
Según Christopher Dembik, economista de Saxo Bank, habrá una "devaluación inevitable del peso", que ya sufrió una fuerte perdida de su valor a principios de año; una recesión que podría pasar del 1% al 10% del PIB; y un aislamiento internacional de Argentina que acentuaría la falta de acceso del país a divisas extranjeras.
Sin embargo, "los acontecimientos de la víspera sugieren que hay una posibilidad de un acuerdo de última hora entre el gobierno argentino y los fondos", señaló este miércoles David Rees, experto de Capital Economics.