La historia de la hija de Mitterrand que por años fue un secreto de Estado en Francia

Mazarine Pingeot cuenta en "Bon Petit Soldat" su historia oculta y llena de recuerdos de su padre, el ex presidente francés.




Se colaba en el Palacio del Elíseo a ver a su padre, el Presidente de Francia, a través de una puerta trasera que conducía directamente a sus habitaciones privadas. En los días de invierno, cenaron juntos en la biblioteca, junto a la chimenea.

Mazarine Pingeot es la hija de François Mitterrand y Pingeot Anne, su amante de muchos años, y durante gran parte de su juventud y casi toda su presidencia de 14 años era un secreto de Estado.

"Cuando él estaba ausente, era el Presidente. Cuando estaba en casa, él era para mí", dice Pingeot, de 37 años, docente de filosofía, periodista y escritora, que  vuelve así a su adolescencia oculta y llena de recuerdos con su padre, en una nueva autobiagrafía titulada "Bon Petit Soldat", otro intento para  "desentrañar" los enigmas de su pasado, siete años después que publicara "Bouche Cousue" ("Labios sellados").

Los diarios italianos y estadounidenses, como The New York Times entregan detalles de Pingeot y su nuevo libro.

Durante su presidencia, Mitterrand vivió oficialmente con Danielle, la primera dama, en su casa en la Rue de Bièvre, pero casi todas las noches iba a ver a Anne Pingeot (curadora en el Museo d'Orsay) y a la niña, a quien reconoció legalmente en 1984, aunque los franceses se enteraron de su existencia recién en noviembre de 1994, con la famosa foto de la menor y su padre aparecidas en el semanario Paris Match.

Tanto Ann como Mazarine vivieron en un departamento propiedad del Estado francés, bajo la protección de los guardaespaldas del gobierno. "Esa fue una explosión. Mi padre me llamó y me dijo: prepárate. Fue una cosa muy violenta. De la invisibilidad pasé a la exposición y me sentí aún más aprisionada", relata la hija. 

Mazarine no renuncia a analizar los efectos de su adolescencia clandestina: "Inconscientemente, se asocia el hecho de tener que estar en silencio y esconderse a algo vergonzoso.  ¨Por qué se esconde? O por un tesoro, o por algo que merece la vergenza".  "Yo tenía un doble estatus... No fue fácil encontrarme conmigo misma en esas condiciones", asegura la joven en el libro. 

La hija secreta de Mitterrand también cuenta que rebelarse ante la clandestinidad era imposible porque "una sana rebeldía de adolescente hubiera sido, en mi caso, un golpe de Estado".   "Era algo peligroso en el verdadero sentido de la palabra", analiza. 

En el texto, Mazarine da detalles sobre la afectuosidad de Mitterrand para con ella, que tenía seis años cuando él fue electo presidente por primera vez, en 1981. Hoy Mazarine convive entre esa herida que le dejó la clandestinidad y los recuerdos del día a día con el presidente, quien adoraba a su única hija mujer. 

Libros de Emile Zola y Honoré de Balzac, juguetes, sus visitas de niña al Palacio del Eliseo, cuando entraba por una puerta trasera para pasar una velada en la biblioteca presidencial con Mitterrand, delante de la chimenea. "Cuando él estaba, para mí era un papá muy dulce, amoroso y presente", completa Mazarine, hoy madre de tres hijos.

El ex presidente francés comenzó su doble vida mucho antes de ser elegido Presidente, pero la existencia de su segunda familia fue revelado sólo cerca del final de su carrera política. Menos de un año después de dejar el cargo en 1995, murió de cáncer, una enfermedad que también trató de mantener en secreto.

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