→ Baja la producción de estrógenos. Estas hormonas son las que le dan a la mujer la clásica apariencia femenina: distribuyen la grasa y permiten la existencia de curvas. Esta disminución de estrógenos no afecta mucho el peso corporal, pero favorece la acumulación de grasa en la zona del tronco. Además, la falta de esta hormona produce un aumento del colesterol.

→ Baja el metabolismo basal. La rapidez con que el cuerpo gasta energía disminuye con la edad. La cantidad de calorías que una persona quema a los 30 años en cualquier actividad es mayor a las que gasta una de 50.

→ Los hábitos cambian. A esta edad, las mujeres tienden a ser más sedentarias y a la vez tienen una alimentación inadecuada, con exceso de dulces. Además, la terapia de reemplazo hormonal –que se usa para suplir la carencia de estrógenos– alivia muchos síntomas de la menopausia pero no revierte el problema de la distribución de grasa. Para no engordar más de la cuenta, la profesional recomienda visitar a un especialista en nutrición que diseñe un plan de alimentación personalizado, rico en proteínas y fibra, y bajo en azúcar y grasas saturadas. Y caminar, trotar o hacer ejercicios con la ayuda de máquinas.