La primera escena de Precious ayuda a explicar por qué esta película independiente se convirtió en el gran éxito inesperado del cine estadounidense de 2009. En esas imágenes iniciales, vemos a la adolescente de raza negra y un descomunal sobrepeso C. Precious Jones (Gabourey Sidibe) entrar a la secundaria en Harlem, Nueva York, en 1987, y asistir a una clase en la que reina la indisciplina y la falta de futuro. Ella, a través de una voz en off, sueña con afectos y una vida mejor, pero lo cierto es que nada en su entorno augura algo más que violencia y desamor. Luego, se pone de pie y abofetea a un compañero de clase, en un gesto casi animal, a vista y paciencia del profesor.

En este contexto, el enorme físico de C. Precious es el centro visual del film e impresiona por sus enormes volúmenes, carnes aumentadas a punta de grasa que apresan a una criatura casi analfabeta y fantasiosa, criada en la pobreza, incesto y marginación. Basada en la novela Push —de la poetisa afroamericana Sapphire—, ganadora del Premio Pulitzer y apadrinada por la influyente Oprah Winfrey, Precious es un retrato amargo de una realidad social trasladable a casi todos los países del mundo, donde la educación formal no entrega nada útil y donde la familia es un auténtico infierno. Si gana algún Oscar en marzo (algo que parece muy probable tras recaudar más de 43 millones de dólares), seguro que se estrena en los cines chilenos.