Desde anoche, el 60% de los santiaguinos está obligatoriamente confinado a sus hogares. Las cifras de contagio del coronavirus y enfermedad de Covid-19 en mayo han transformado este en el mes peak de la pandemia, hasta ahora. Y desde hace varias semanas, en toda la Región Metropolitana rige un toque de queda que impide a cualquier ciudadano circular en la calle después de las 22 horas.

Al mismo tiempo, en este mismo país y esta misma ciudad, cientos de personas han decidido pasar días y noches en la calle, en el mejor de los casos en carpas, sin acceso a comodidades ni servicios básicos y tentando a su suerte en cuanto a la posibilidad de contagio del mismo virus potencialmente fatal que ha paralizado al mundo.

Cientos de ciudadanos bolivianos, peruanos y venezolanos han decidido presionar de esa manera a sus respectivos gobiernos a abrir sus fronteras para permitirles volver a casa. Algunos, estaban en Chile por un trabajo temporal y la pandemia los dejó en el limbo. Otros habían hecho su vida acá, hasta que decidieron que más valía estar mal cerca de casa que lejos.