Columna de Matías Acevedo: “Chile, un Estado en default”

MATIAS ACEVEDO CORFO
Matías Acevedo

“Y tal como predijo Hobbes, cuando se rompe el contrato social, la vida de sus ciudadanos se torna solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta. Urge que nuestro Estado cumpla su parte del contrato social”.


El Estado, según los filósofos ingleses Hobbes y Locke, nace de un contrato social donde los ciudadanos para garantizar su seguridad, proteger sus derechos y promover el bien común, renuncian a parte de sus libertades.

Chile tuvo un progreso importante en el pasado, con y a pesar del Estado. Sin embargo, en la última década, se evidencia un deterioro progresivo del Estado para cumplir su parte del contrato social. Por ejemplo, hoy en parte de nuestro territorio el “Estado de Excepción Constitucional” es la nueva normalidad. Veamos algunos antecedentes que pueden ayudar a entender este deterioro durante la última década (2013-2022):

1 Con la brusca caída del crecimiento del ingreso per cápita, de 3,8% a 1% respecto de la última década, es esperable la frustración ciudadana cuando no se vislumbran oportunidades de progreso. La inversión está asfixiada por la permisología sectorial y ambiental del Estado. Se dictaron 109 mil normas (leyes, decretos, etc.), pero un sistema político fragmentado fue incapaz de aprobar las urgentes, partiendo por la seguridad.

2 El Estado y no el mercado es el principal responsable de la desigualdad. Nuestra desigualdad de mercado, medida por el Gini, es similar a países Ocde comoIrlanda. Después de impuestos y transferencias del Estado a las personas, en Chile el Gini disminuye sólo 2,5 puntos, mientras que en los países Ocde baja 10 puntos. La diferencia, es que una tajada importante que debió llegar a las personas vía transferencias directas, que explica el 78% de la disminución de la desigualdad (Briones, Pulso), se queda entrampada en burocracia y más de 700 programas públicos, la mitad con deficiencias.

3 Destacamos a nivel mundial por el crecimiento de los ingresos y el gasto público, pero no los priorizamos y gestionamos bien. Chile se ubicó dentro del 35% de los países que más aumentó el gasto público y dentro del 14% que más incrementó su recaudación fiscal en la última década (196 países, FMI). Pero al priorizar, la educación superior se llevó el 70% del aumento del gasto de su área (% del PIB). Y después preguntamos por qué la evaluación PISA a nivel escolar fue tan inferior a lo esperado. En seguridad, la falta de recursos parece no ser el problema. El gasto promedio fue de 1,64% del PIB, cerca del promedio de la Ocde, pero los crímenes violentos llegaron a su máximo histórico.

4 La calidad de servicio del Estado a los ciudadanos no mejora, mientras la burocracia estatal crece. El número de funcionarios públicos por cada 1.000 habitantes aumentó en 33% (+140 mil funcionarios en gobierno central). Pero la atención más personalizada del Estado no se vio reflejada en la satisfacción ciudadana, tal como lo muestra la encuesta Gallup, donde en educación y salud estamos en los últimos lugares (Ocde). Y el sistema judicial, sólo 2 de cada 10 chilenos lo evaluó favorablemente. Los intentos de reforma son resistidos exitosamente por los operadores políticos, asegurando su estabilidad.

5 A nivel mundial, Chile experimentó la mayor caída relativa en la medición de Estados frágiles, de los 50 países con mejor ranking en 2006 (Fragile States Index, 2023). Dentro de los indicadores más afectados destacan seguridad y legitimidad del Estado, y fuimos superados por Uruguay y Costa Rica. Nuestros problemas son locales.

Yemen, en el extremo, es hoy un Estado fallido con la mayor crisis humanitaria del mundo. Y tal como predijo Hobbes, cuando se rompe el contrato social, la vida de sus ciudadanos se torna solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta. Urge que nuestro Estado cumpla su parte del contrato social.

Fuentes utilizadas: WEO, FMI 2023. Ocde, Government at a Glance 2023. Dipres. Fragile States Index, The Fund for Peace, 2023.

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