De Niño Maravilla a niño taimado: los vaivenes de Alexis Sánchez que terminaron con un duro y cuestionado reproche contra Chile

Alexis Sánchez, entrenando con el Olympique de Marsella. Foto: om.fr.

En su presentación en el Olympique de Marsella, el tocopillano lanzó un duro dardo, que pocos entendieron, considerando el cariño que suele recibir cada vez que visita el país o defiende a la Roja. Luego, intentó a aclarar sus dichos, aunque hay quienes le buscan una explicación más profunda a su particular reacción.



Alexis Sánchez está feliz. O eso parece. Desde que llegó a Francia ha recibido una inyección de energía que seguramente extrañaba. El Olympique de Marsella lo ha puesto en el centro de sus acciones. Sus efusivos hinchas esperaban su llegada con ansiedad y ni bien pisó la ciudad le hicieron sentir el cariño. El tocopillano vuelve a sentirse importante. Es impreciso decir que en el Inter o en sus anteriores no lo era, como también lo es afirmar que era el más relevante de los jugadores en los planteles que integró. Sobre todo en los últimos. Y el Niño Maravilla necesita sentirse así: mimado y, sobre todo, querido.

En su presentación como flamante refuerzo del equipo de Igor Tudor, Sánchez había hablado de todo. De las motivaciones que lo llevaron a elegir al equipo francés en el que ya estuvo su amigo Mauricio Isla o donde dirigieron Marcelo Bielsa y Jorge Sampaoli, de las aspiraciones de devolverle la gloria y hasta de la rivalidad con el PSG de Messi y Neymar, precisamente la escuadra a la que llega a discutirle la hegemonía. Estaba en lo último cuando lanzó el bombazo que estremeció todo y cuyas esquirlas cruzaron el Atlántico y la cordillera de Los Andes para causar estragos en Chile. “El recibimiento de ayer fue algo lindo. En todas partes me han recibido bien. Como dice el dicho, uno nunca es ídolo en su país. Me siento muy querido en el extranjero. Son cosas lindas que te llegan en el momento en que menos se espera. Eso hace dimensionarlo. De la liga, vi que el equipo es intenso. Presionamos alto. Me gusta el estilo, cómo presionamos. Ganar 4-1 es algo lindo”, dijo. Rápidamente, sus palabras generaron revuelo, pero, sobre todo, extrañeza.

Alexis Sánchez durante su presentación en Marsella.

Rareza

Los dichos de Sánchez resultan, cuando menos, extraños. Basta remontarse a sus últimas visitas al país para ponerlas en duda. En rigor siempre recibe el aprecio que ahora pone al nivel de la necesidad. De hecho, en Calama, cuando le tocó defender a la Roja por las Eliminatorias, en el duelo frente a Argentina, recibió una sobredosis. Cada vez que abandonaba el hotel en que se hospedó la Roja en la ciudad minera, los fanáticos estallaban. Había gritos y chillidos cada vez que transitaba hacia o desde el bus que trasladaba al combinado que dirigía Martín Lasarte. Incluso se produjo más de algún desborde producto de la expectativa que generaba su presencia. Apenas Ben Brereton le podía discutir el cariño. Nadie más. De vuelta en la tierra en la que dio sus primeros pasos como futbolista, Sánchez se sintió a sus anchas. Incluso se dio el tiempo de firmar pelotas y camisetas y hasta de tomarse fotografías o selfies. Y hasta de recibir a la familia que lo acogió en el inicio de su carrera futbolística. La sonrisa nunca desapareció de su rostro.

La búsqueda de explicaciones comenzó instantáneamente. Hubo quienes recordaron el duro trato que recibió en San Carlos de Apoquindo, cuando enfrentó a la UC como jugador de River Plate, la única vez en que los hinchas chilenos le han insultado abiertamente. Sin embargo, fue el propio ariete quien intentó zanjar la discusión, señalando a los verdaderos depositarios del ataque. Para hacerlo, escogió Instagram, que hace rato se ha convertido en su trinchera favorita. “Lo dije por algunos periodistas que hablan, inventan y critican sin saber desde Chile”, planteó, antes de realizar un nuevo matiz. “Ojo: no todos”, dijo, antes de pedir que se cuide a los más jóvenes. La separación responde precisamente a la segunda parte de su intervención en la red social. “No lo digo por mi gente ni por los niños de mi país, que amo y que cada vez que voy a Chile me dan amor y alegría”, precisa.

Alexis le firma un balón a un hincha que lo esperaba afuera del hotel en Calama. (Foto: Christian González).

La explicación

En efecto, Sánchez siente distancia con los medios de comunicación. Ha sido siempre así. No le gusta comparecer ante los medios y, por ende, evita el contacto con ellos. Son contadas las oportunidades en que se ha detenido para realizar algún análisis y también escasas aquellas en las que ha entregado algunas palabras a la pasada. Antes de dejar el Inter, por ejemplo, lo hizo después de una reunión con la dirigencia del equipo italiano. A la rápida, apurando el paso, aclaró su situación contractual hasta entonces y evitó enviar un mensaje de despedida a los hinchas, al menos hasta que la desvinculación fuera definitiva. Cuando efectivamente lo fue, cerró el ciclo de una forma bastante peculiar: poniendo a la vista de todos las estadísticas y logros de su paso por el poderoso equipo italiano, en el que había pasado los últimos tres años, después de una ingrata estadía en el Manchester United.

Tampoco es primera vez que Sánchez apunta a los medios. En la antesala del partido frente a Uruguay, por las Eliminatorias, se valió del discurso de Will Smith en la entrega de los Oscar para manifestar molestia. “Prensa chilena, estamos a años luz del respeto. De inventar cosas que no son, una pena. Cuando uno está en este mundo mediático hay que aguantar que te digan cada cosa sea buena o malas”, escribió.

“Es un error”

El arranque de Sánchez llamó la atención incluso entre quienes lo acompañaron en sus mejores momentos en la Selección. Jorge Valdivia, por ejemplo, se anima a teorizar al respecto. “Es un jugador que acá en Chile los niños lo tienen como ídolo. En las calles las camisetas son de Alexis y de Vidal. Quizás sintió que la cobertura que tuvo Arturo no fue la misma que tuvo él, y Alexis es de esos jugadores de piel, necesita sentirse apoyado y querido, prender la tele y que estén hablando bien de él. Es distinto a Arturo”, sostiene el Mago, en su rol de comentarista en ESPN.

Aún así, el ex conductor de la Roja considera que se trata de un paso en falso. “Hay un error de Alexis, porque debe ser, con Arturo (Vidal), uno de los jugadores más queridos en Chile. Uno de los jugadores que el medio periodístico más protege y en quien más confianza tiene a pesar del tiempo que lleva sin jugar. Estoy sacando al hincha, porque él hizo referencia a los periodistas”, estima.

Rodrigo Pérez, quien compartió con el delantero durante sus primeros pasos en el fútbol de elite, valida sus dichos, incluso desde el conocimiento de la personalidad del atacante. “Yo lo conocí a los 15 años. De eso ha pasado un montón de tiempo. Quizás pueda tener razón, porque acá el periodismo no es tan positivo, sobre todo con los jugadores. Por algo lo dice. Alexis en su mejor momento, siendo un ídolo, jugaba un mal partido y la prensa ya lo estaba retirando. No sé por qué lo habrá dicho ahora, pero no hay que ponerse la venda en los ojos. Acá, a los dos partidos te retiran. Ha pasado con Bravo, con Vargas o con el mismo Alexis. Entonces, algo de lógica hay en sus palabras”, estima el ex seleccionado nacional.

Mensajes subliminales

El cierre de su etapa en el Inter estuvo lleno de mensajes y señales, generalmente codificados, casi subliminales. Fue el trance en el que comenzó a compararse seguidamente con un león y, sobre todo, en el que exhibió repetidamente su privilegiada condición física, quizás con el afán de disipar las dudas respecto de su estado, considerando el historial de lesiones con el que carga. De hecho, en la misma presentación en el Marsella tuvo que responder consultas en relación a ese aspecto. “En lo físico me he estado entrenando en Milán. Me falta tener más contacto con el balón, ajustar algunos detalles, pero físicamente me encuentro bien”, contestó, reafirmando su vigencia y las ganas de justificarla consiguiendo grandes objetivos en su nueva escuadra.

Esos llamados de atención abren espacio al análisis. Enrique Aguayo, especialista en deportistas de alto rendimiento, atribuye esas manifestaciones a un fenómeno más generalizado. “Puede deberse a muchas cosas. La gente está mostrando cosas de cocina, manualidades, de su cuerpo, de la ropa. Son cuestiones personales nomás. Hay algunos que no publican nada. No es que signifique tal cosa. Y para saber si significa algo, hay que conocer a la persona. Cristiano Ronaldo pasa tomándose fotos de las calugas. Y en varios deportes pasa. Caminan con el cuerpo que tienen. Es una cuestión generacional más de la cultura actual que un síntoma de alguna característica de personalidad o sicológico”, sostiene.

También desestima otro posible enfoque: la necesidad de demostrar vigencia. “Está llegando a un súper buen club. Y es porque está vigente. Lo veo como algo generacional. Es el hábito de publicar. Y se llega a pensar por qué no he puesto esto y por qué lo tengo que poner. Hay necesidad de comunicar. El tema es qué pone. El deportista muestra sus gestos técnicos. En skate o snowboard, los trucos, por poner un ejemplo. De ahí a entrar a un diagnóstico clínico es complejo”, estima.

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