Un ícono del tenis moderno: los hitos que instalan a Serena Williams en el debate por ser la mejor de todos los tiempos

Serena festejando su quinto Abierto de Estados Unidos. (AP Photo/Mike Groll, File)

El anuncio de que la norteamericana pondrá fin a su carrera después del US Open, obliga a repensar su sitial dentro de la historia del deporte blanco. Con 39 títulos de Grand Slam (tanto en singles como en dobles) no son pocos los que creen que está por sobre todos.



No hay forma de que el retiro de Serena Williams no se transforme en una marca dentro de la historia del deporte blanco. A poco más de un mes de cumplir los 41 años, la estadounidense colgará la raqueta y transformará su carrera en una leyenda imborrable de la disciplina. Aquí un repaso por los momentos que enmarcaron su vida. Una repleta de oro y consagraciones.

El apellido Williams creció con fuerza en California a principios de los 90. Potenciadas por un padre obsesionado con el tenis, Serena y Venus lograron irrumpir en el plano estatal desde pequeñas, siendo las ganadoras habituales de cada torneo que se disputó en la costa oeste. Tal fue su explosión, que la menor de las hermanas debutó profesionalmente a los 14 años. A los 17 ya tenía victorias ante la número 5 y 2 del mundo. A los 18 gritó campeona en el Abierto de Estados Unidos, su primer grande.

Hitos que solo daban a entender una cosa: Serena se transformaría en una leyenda. Y la estadounidense no defraudó. Tras 27 años dedicándose al tenis de forma profesional, logró poner su nombre en lo más alto, no solo del tenis femenino, sino que en general. A nivel de consagraciones en Grand Slam le saca ventajas a todos los hombres, quedando hasta ahora (pese a que parece imposible, aún tiene la chance de conquistar el US Open) con 23 títulos de major en su carrera en singles.

Solo una persona en la historia tiene más que ella, aunque con la diferencia de que la mitad de ellos los consiguió antes de la Era Abierta. Se trata de Margaret Court quien a lo largo de su carrera conquistó 24 grandes, incluyendo siete Australian Open de forma consecutiva.

Por eso para muchos, los 23 de Serena tienen más valor que los 24 de la australiana. Y es que antes de 1968 (la fecha en que se crea la Era Abierta) la participación en estos eventos era muy reducida y exclusiva, permitiendo que hubiese menos competencia a lo largo de los años.

Con el trofeo de Wimbledon en 2015. (AP Photo/Kirsty Wigglesworth, File)

Además otro hito que le da más peso a la estadounidense es que sus logros fueron más allá de los singles. Junto a su hermana Venus, hicieron una de las duplas más dominantes del mundo, ganando 14 Grand Slam. Esos logros, además de un Wimbledon y un US Open en dobles mixto, le dan un total de 39 títulos mayores. Si se suman todas las categorías, tanto en hombres como en mujeres, Serena solo es superada por Martina Navratilova, quien en todas las categorías consiguió un acumulado de 59 grandes.

Incluso ella misma se sumó al debate en torno a ser la mejor jugadora de todos los tiempos. Lo hizo en la misma entrevista en donde anunció su retiro. “Hay gente que dice que no soy la GOAT porque no pasé el récord de Margaret Court de 24 títulos de Grand Slam. Mentiría si dijera que no. No quiero ese récord, no estoy pensando en ella. Ahora, si estoy en una final de Grand Slam, entonces sí, estoy pensando en ese récord. Tal vez lo pensé demasiado, y eso no ayudó. Debería haber tenido más de 30 Grand Slams, tuve mis oportunidades después de volver de dar a luz. Pasé de una cesárea a una segunda embolia pulmonar a una final de Grand Slam. Jugué mientras amamantaba. Jugué a través de la depresión posparto. Pero no llegué allí. No me presenté en la forma en que debería o podría haberlo hecho. Pero aparecí 23 veces, y eso está bien. En realidad es extraordinario.”, comentó para Vogue.

Una declaración que le duele, pero que es la pura realidad. Esto, ya que en las últimas cuatro finales de Grand Slam que disputó, las terminó perdiendo. Fueron momentos en donde la palabra “maldición” estuvo en todos los titulares. Pero lo cierto es que después de 2017, la vida de Serena era otra. Tras haber dado a luz, y haber sufrido muchas repercusiones físicas por aquello, nunca pudo retomar ese nivel superlativo que la llevó a cosechar 13 grandes en ocho años. Y cómo no, si lo que había conseguido en aquel tramo entre 2008 y 2016 era algo fuera de serie.

Su último grande llegó en Australia, en 2017, cuando tenía ya dos meses de embarazo. Fue la última vez que la estrella norteamericana logró conquistar uno de los cuatro eventos más importantes del mundo. Aún le falta por participar en el US Open de 2022, pero una victoria en el Artur Ashe, en este momento de su vida, no parece probable. Pero cuidado, que si algo ha demostrado la de Saginaw, es que no cree en los imposibles.

El momento en que conquista Roland Garros en 2013. (AP Photo/David Vincent, File)

Su carrera, más allá de los grandes

Pese a que los Grand Slam se llevan gran parte de la atención de lo logrado por la menor de las Williams, su supremacía en el siglo XXI se expande por todos los escenarios y torneos. Por ejemplo es la cuarta persona que más semanas ha sido número uno del mundo, con 319. Solo la superan Navratilova (332), Djokovic (373) y Steffi Graf (377). Aquello le permitió terminar cinco años (2002, 2009, 2013, 2014 y 2015) en lo más alto del ranking.

En cuanto a victorias a nivel profesional, tampoco se queda atrás. Es la 14° persona (y la cuarta mujer) con más partidos ganados, consiguiendo 852 hasta el momento, ya que todavía le queda por disputar Cincinnati y el US Open.

Pero uno de sus mayores hitos los consiguió fuera del WTA. Y es que Serena Williams también es sinónimo de Oro Olímpico. Representando a la bandera de Estados Unidos, consiguió cuatro medallas de oro, siendo Londres 2012 su momento de máximo apogeo.

Llegó a la capital inglesa sabiendo lo que era conquistar la presea dorada en dobles en dos ocasiones (2000 y 2008 junto a Venus), pero con el dolor de haber quedado eliminada en primera ronda del singles de Beijing. Eso sí, el escenario era totalmente distinto. El All England Club es un lugar especial para ella y sobre el césped británico no defraudó.

Consiguió dominar tanto en singles como en dobles y llegó a las cuatro medallas de oro a lo largo de su carrera. Una cifra a la que además de su hermana, nadie ha alcanzado.

Logros, estadísticas y hazañas que enmarcan una carrera diga de leyenda. Aún le quedan dos torneos por jugar, pero el tiempo ya se acorta. Nueva York será la última parada, el último escenario para despedir a una jugadora única, un icono de la época. El deporte del siglo XXI es en parte ella. Si es la más grande o no, poco importa a esta altura.

Con 40 años, disputando el Masters 1000 de Toronto. (Christopher Katsarov/The Canadian Press via AP)

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