Nadie en el mundo del tenis ha tenido un 2022 como el de Iga Swiatek. La polaca en cinco meses ha conseguido escalar al número uno del mundo, firmar el Sunshine Double en Estados Unidos y conquistar otro Masters 1000 en la gira de polvo de ladrillo. Hitos que con apenas 20 años la transforman ya en un icono del WTA. El apodo de leyenda solo el tiempo lo separa.
Y es que en Roland Garros, podría igualar una marca única en el circuito femenino durante la Era Abierta. Levantar por segunda vez en su carrera el título en París (ya lo consiguió en 2020) le significaría llegar a 35 victorias consecutivas en el circuito, algo que solo ha conseguido Venus Williams.
La mayor de las hermanas estadounidenses alcanzó a ese número de victorias cuando se metió en la final de Linz en el año 2000. Una racha que concluiría en el partido decisivo, al caer en tres sets ante Lindsay Davenport.
Detrás de Venus, no está nadie más que su hermana. Serena quedó en 34 victorias consecutivas una vez que se consumó su derrota en octavos de final de Wimbledon 2013, en un año en donde todos imaginaban que la norteamericana levantaría su séptimo Abierto Británico.
Actualmente el podio lo cierra la belga Justine Henin, que consiguió un registro de 32 victorias consecutivas, las cuales terminaron en los cuartos de final del Open de Australia, cuando cayó derrotada por 6-4 y 6-0 ante una Maria Sharapova, que terminaría levantando el trofeo.
A ellas mira Iga, con ánimos de victorias y de otro batacazo en el mundo del tenis. Con su victoria en Roma suma 28 partidos ganados. A siete de Venus y a solo cuatro de Henin. Un viaje que comenzó el 22 de febrero cuando superó a Viktorija Golubic en la primera ronda del WTA 1000 de Doha y que sumó su último episodio, hasta ahora, en la final del torneo romano este domingo.
Al se consultada sobre este récord, la polaca dio una muestra de su clase y mentalidad. “Solo significa que antes de los partidos no tiene ningún sentido pensar en que la racha es muy larga o que cuándo voy a perder. No lo pienso. Sinceramente creo que el cielo es el límite y que puedo ir incluso más allá. Esa es la actitud que tengo a día de hoy: no pensar en lo que ya ha ocurrido me ha ayudado porque, además, no malgasto energía. Estoy muy orgullosa de mí misma”, lanzó Iga.
Solo el tiempo dirá si la número uno del planeta sigue su dominio abismal en Roland Garros. Sus títulos consecutivos en Doha, Indian Wells, Miami, Stuttgart y Roma la prueba suprema de que nadie es mejor que ella actualmente. Con 20 años ya se codea con las mejores, pero no se quiere quedar ahí. Quiere volar más alto que ellas, incluso más alto que el cielo.