La muerte y la funa: El debate feminista tras el suicidio de músico acusado de abuso en redes sociales
Ayer el músico mexicano Armando Vega-Gil se quitó la vida luego de que su nombre fuera mencionado de forma anónima en una red donde se le acusó de abuso sexual a una menor de edad. La historiadora María José Cumplido, la abogado penalista María Elena Santibáñez y la humorista Paloma Salas hablan de los riesgos y los beneficios del #MeToo.
"Más vale un final terrible que un terror que no tiene final". La frase del músico mexicano Armando Vega-Gil en una carta de despedida publicada ayer en Twitter hacía referencia a su decisión de suicidarse luego de que su nombre apareciera en la cuenta @metoomusicamx que se define como un "espacio abierto para denunciar agresiones en la industria de la música. Manda un DM con tu denuncia anónima y publicamos el nombre del agresor".
En esta red, el fundador del grupo Botellita de Jerez fue acusado de acosar y abusar de una niña cuando ella tenía 13 años. En la misiva, en que recalca que es inocente de los hechos que se le imputan, explica su determinación y afirma que "su vida está detenida, no hay salida".
"La denuncia es anónima y quien la lanza a las redes está en todo su derecho de hacerlo así, pero esto pone en entredicho toda mi carrera. Insisto, no ocurrió (…) Sé que en redes no tengo manera de abogar por mí, cualquier cosa que diga será usada en mi contra, y esto (el #MeToo) es una realidad que ha ganado su derecho en el mundo, pues las mujeres, aplastadas por el miedo y la amenaza, son las principales víctimas de nuestro mundo", afirma. En un mensaje de audio enviado a un amigo enfatiza que, más allá de cómo evolucione el caso, perderá todas sus fuentes laborales y siempre quedará un manto de duda sobre su nombre.
Frente a este caso, La Tercera PM consultó con rostros del feminismo sobre cómo conviven la necesaria visibilización de casos de acoso con la presunción de inocencia de quienes son denunciados. Las humoristas Natalia Valdebenito y Jani Dueñas por motivos de agenda se restaron de responder las preguntas de este medio. Otras personas contactadas, como la escritora e historiadora María José Cumplido y la abogada penalista María Elena Santibáñez apuntaron a que las denuncias falsas son mínimas, pero sumamente dañinas. La humorista Paloma Salas, en tanto, apeló a que se está frente a uno de los riesgos de Internet.
La funa
"#Metoo surgió, justamente, porque el abuso hacia las mujeres estaba naturalizado, era algo común que no era castigado por la ley. Y hoy, todavía, es bien complicado comprobar ciertos abusos (particularmente porque en la mayoría de los casos no hay testigos que lo comprueben). Ante ese problema, es que surge esta visibilización y esta 'funa' hacia los abusadores. La lucha del feminismo es cambiar esa naturalización del abuso y decir 'no queremos más violencia sobre el cuerpo de las mujeres'. En el caso de Armando Vega, desconozco si fue culpable o no, su suicidio fue una decisión de él, pero de eso no podemos desprender que sea culpable o no", plantea María José Cumplido, autora de "Chilenas Rebeldes".
La profesional, declarada feminista, detalla que si bien existen denuncias falsas, está consignado que estas representan, asegura "alrededor de un 1%" de todas las acusaciones: "Creo que las feministas nos tenemos que hacer cargo de eso. La presunción de inocencia por supuesto que es importante y hay que defenderla, pero hay casos evidentes en que - al menos por cantidad de denunciantes - la probabilidad de la culpabilidad es bastante alta. Pienso, por ejemplo, en el caso de Nicolás López. Es poco probable que una mujer quiera someterse a una demanda, con los costos económicos y emocionales que eso implica, porque sí".
Agrega en esta línea que si bien no puede referirse a la culpabilidad o inocencia de Vega Gil, "queda un manto de duda siempre, me parece que en la mayoría de las denuncias que se hacen, el culpable siempre afirma su inocencia en primer caso. Ahora, imaginemos que es inocente. En ese caso, me parece que lo que tenemos que hacer las feministas es pedir leyes más efectivas que nos aseguren que los culpables van a ser castigador por sus delitos. Cuando nos aseguren eso y, por lo tanto, mejoren los procesos, podremos volver a confiar en la presunción de inocencia. Y ahí sabremos quién está haciendo denuncias falsas y quién no. Mientras las leyes no sean efectivas, no se nos puede pedir que confiemos a ciegas en los dichos y aclamaciones de inocencia de abusadores. Porque eso es lo que han hecho durante siglos".
Según Cumplido las "denuncias falsas le hacen muchísimo daño al feminismo y a todas las mujeres. Pero son pocas y lo importante es enfocarnos en mejorar las leyes y los procesos. Finalmente, las funas son antidemocráticas y poco civilizadas, lo que queremos para evitar caer en estas prácticas es mejorar los procedimientos y las leyes que protejan a las mujeres".
La abogada penalista, María Elena Santibáñez es especialmente crítica del tratamiento de los medios de comunicación cuando se hacen eco de denuncias en redes sociales o incluso de procesos ya iniciados a través de querellas cuando aún no existen más antecedentes que puedan permitir una opinión formada sobre la efectividad de los hechos. "Es un tema preocupante, esto es una señal de alerta sobre lo que podría producirse. Nos hace falta educación, explicarle a la población que el hecho de que se haga una denuncia no implica culpabilidad. A veces hay acusaciones anónimas, que puede deberse a que efectivamente las personas están atemorizadas o puede existir una sensación de víctima sin que exista un hecho como tal. O de frentón ser algo falso. La inmensa mayoría de las denuncias son reales, pero hay que poner en la balanza el peligro de lanzar un nombre en las redes porque equivale a ponerle la patente de culpabilidad y probablemente la sanción social es mayor que lo penal".
Para Santibáñez, elegida la mejor penalista en la revista Capital, "es también una señal de preocupación para los medios y para los abogados. Una querella por abuso no basta si no hay una investigación atrás. Yo cuando presento una querella trato de investigar, pero muchas veces si hay dudas sólo implica que se inicia un proceso. La querella tampoco es culpabilidad, entonces son muchos más los elementos a tener en cuenta. Uno podría pensar que alguien se suicida porque es culpable, pero puede ser al revés. Que te acusen de abusador es tan fuerte, es tan potente, que implica una muerte social. La presunción de inocencia sólo rige ante los jueces, pero el problema es que al darse a conocer los nombres, la sociedad condena. La gente no tiene el filtro. Por lo mismo en alguna oportunidad se mencionó la posibilidad de aumentar las penas por falsa denuncia".
Para la humorista Paloma Salas la situación de Vega-Gil es una de tantas que se enfrentan por el uso de internet.
"A esto se le da más visibilidad porque afecta a un hombre, pero todo el tiempo se suicidan niños y niñas, la gente votó a favor del Brexit por la información falsa que se difundió en las redes. En muchos casos, internet es maravilloso, crea comunidad, junta a personas que de otro modo estarían solos, pero pasan estos conflictos, de la
la niña que se besó con uno o dos compañeros y la tratan de lo peor; con el video del político sacándose un moco que se vuelve lo central de su discurso. Sería maravilloso que eso no pasara, pero pasa", comenta.
Respecto del #MeToo, Salas plantea que la denuncia es necesaria "casos como Harvey Weinstein y en Chile Nicolás López no se conocerían sin esta visibilización. Muchas de esas denuncias se hacen de forma anónima porque se está buscando a alguien que le está pasando lo mismo y que puede leer y sumar fuerzas".
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.