O'Higgins consiguió un valioso triunfo sobre Ñublense
Los rancagüinos se impusieron por 1-0 sobre los sureños que siguen complicados con el descenso.
Hoy, en el estadio El Teniente, las mayores emociones se vivieron antes de que comenzará el partido entre O'Higgins y Ñublense. El público silencioso, y ambos equipos alineados en torno al círculo central de la cancha, con varios de los jugadores orando por aquellos 16 hinchas rancagüinos que, hace dos años, murieron en Tomé, debido a la caída a un barranco del bus que los transportaba.
Luego, cuando comenzó a disputarse el partido, que cerró la sexta fecha del Clausura, hubo bastante menos tensión. A gotas, en rigor.
Se trataba, además, del debut de Fernando Díaz como entrenador de los chillanejos, en lugar del despedido Ivo Basay. Y es sabido que el ex arquero suele poner gran parte de sus energías en darles seguridad a sus equipos.
Ayer, bastante de eso mostró Ñublense, muchas veces con limitaciones técnicas individuales, pero siempre con el orden preciso para que se produjera un cruce desesperado o un rechazo violento y elevado.
Eso, pese a los empeños de Gastón Lezcano y Hugo Droguett, los mejores en los locales. Con eso les bastaba a los Diablos Rojos para mantener, al menos, la igualdad, lo mínimo necesario ante la presión del eventual descenso. En términos creativos, los visitantes apelaban a algún arranque de Alejandro Vásquez o Gabriel Rodríguez, mientras que Sebastián Varas mostraba muy poco respecto de su habitual nivel de juego.
En el segundo tiempo, el asunto cambió muy poco. Más o menos en lo mismo, pese a los intentos de ambos entrenadores (Vitamina Sánchez, quien dirigió su tercer partido con los celestes) por introducir cambios y cambiar la historia.
Algo de eso se produjo en el cuarto de hora final, con llegadas de lado y lado, incluyendo algunas buenas ocasiones para Ñublense, aunque sólo a los 86' llegaría el desequilibrio, con un tiro libre de Luis Valenzuela que Albert Acevedo conectó al borde del área chica para anotar la apertura.
Quedó claro, en ese momento, que el marcador estaba cerrado y que, ante la ausencia de recursos, las emociones se habían agotado.
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