Las cifras de actividad sectorial que publicó el INE el miércoles generaron dudas de que si finalmente la economía chilena iba a lograr sortear una caída en la actividad. Para esquivarlo necesitaba que el crecimiento de diciembre fuera como mínimo 0,3%, una meta bastante alcanzable antes de conocerse los malos datos de la producción manufacturera, minería y el comercio, los que cambiaron el panorama.


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La economía cayó 1%, ubicándose en la parte baja de las expectativas que era -1,1% y llevó a que el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajera 0,2%, de manera preliminar, ya que el Banco Central publicará la cifra definitiva el próximo 18 de marzo, en su informe de cuentas nacionales.

Así, el Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec) sorprendió a todo el mercado. De acuerdo al Banco Central, la serie desestacionalizada disminuyó 1,1% respecto del mes precedente y creció 0,2% en doce meses. El mes registró dos días hábiles menos que diciembre de 2022.

La caída anual del Imacec fue explicada por la producción de bienes que se contrajo 3,2% y el comercio, con una merma de 3,8%, resultado que fue compensado en parte por los servicios que subieron 1,8% anual.

El Imacec no minero presentó una contracción de 0,5% en doce meses, mientras que en términos desestacionalizadas cayó 0,5% respecto del mes anterior.

Desde el gobierno, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, lamentó el magro registro. “La cifra de diciembre, y desgraciadamente en esta oportunidad ha sido una cifra negativa, inesperadamente negativa, que ha estado por debajo de las expectativas del mercado, tanto respecto de la variación en 12 meses, con una caída de 1%, como respecto del mes anterior también con una caída de 1%”, agregó.

El secretario de Estado añadió que “esta sorpresa negativa, que es producto de caída de actividad en varios de los sectores productivos, por supuesto que están lejos de lo que deseamos”, no obstante, aseveró que “no cambian la lectura de lo que ha sido el cuarto trimestre del año 2023, así como del conjunto del año”.

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Siguiendo con su análisis, el titular de las finanzas públicas argumentó que “estamos a la espera de la actualización de las cuentas trimestrales del Banco Central, tenemos un cuarto trimestre en que la actividad creció tanto en 12 meses como respecto del trimestre anterior, y para el año en su conjunto, tenemos una variación levemente negativa que, sin embargo, es consistente con lo que hemos venido señalando en cuanto a que el 2023 fue un año en que la economía tuvo un ajuste muy profundo, que permitió reducir drásticamente la inflación, y que no se tradujo en una recesión, menos todavía en una recesión seria como la que muchas veces se anticipó”.

Respecto del futuro, el ministro de Hacienda destacó: “La cifra de diciembre nos recuerda que estamos expuestos a sorpresas negativas, por eso seguiremos trabajando para que las cifras de actividad sean cada vez más consistentes al alza”.

Lo que espera el mercado

Precisamente sobre el futuro y el desarrollo de la actividad durante este año, los economistas ponen una nota de cautela sobre la recuperación que podría tener la economía durante 2024. Para este año, las expectativas son diversas: por una parte el Banco Central tiene un rango entre 1,25% y 2,25%, mientras que Hacienda prevé un alza de 2,5% y el mercado, a través de la Encuesta de Expectativas Económicos (EEE) está en 1,7%.

Para los economistas, tras el cierre del 2023, las proyecciones si bien todavía la mantienen, sí fijaron un sesgo a la baja, debido a que el inicio de este año la actividad estará más lenta de lo previsto dado este última cifra de caída en diciembre.

“Este resultado es muestra de que la recuperación de la economía aún es frágil, aunque estimamos que parte del efecto es transitorio”, plantea el economista de Santander Rodrigo Cruz. Por ello, sostiene que aunque este resultado pone un sesgo a la baja, mantenemos nuestra visión de que la economía crecerá en torno a 2,0% durante el año”.

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Para Sergio Lehmann, economista jefe de Bci, “la economía habría iniciado el año con una actividad más débil de lo previsto”. No obstante, añade que “tal como lo hizo saber el Banco Central, las bajas de tasas serán más agresivas hacia lo que viene, lo que daría un ligero mayor impulso en la demanda interna, especialmente hacia la segunda parte de 2024″. Por todos esos elementos, aclaró que “no hemos cambiado por ahora la proyección de crecimiento de 1,8% en el año”.

Tomás Flores, economista de LyD, suma argumentos: “Es probable que la contracción del consumo de familias y el letargo de inversión afecte los resultados del primer trimestre, llevándolo una expansión en torno a sólo 0,5%”. Flores mantiene su proyección para 2024 de 1,5%, pero dice que “es necesario esperar los resultados del primer trimestre para re evaluar dicha estimación”.

“La sorpresiva contracción que registró la economía en diciembre pondrían algo de paños fríos a las perspectivas de crecimiento al inicio del año y posiblemente lleve a algunos ajustes a la baja de las proyecciones más optimistas”, afirma Marcela Calisto, economista de Security, quien apunta que “por ahora mantenemos nuestra proyección de crecimiento para este año que es de 1,5%, cifra que se mantiene en la parte baja de las expectativas que tiene el mercado”.

Otro que puso un sesgo a la baja en su proyección para este año es Andrés Pérez, economista jefe de Itaú: “La economía terminó el 2023 bastante peor de lo esperado”, asevera. Explica que previo a la sorpresa de hoy, proyectaba un crecimiento de 1,7%, incorporando crecimiento secuencial gradual en los próximos trimestres, pero ahora es proyección “tiene un sesgo a la baja, sugiriendo que la recuperación podría ser incluso menos dinámica”.

Para el decano de la Facultad de Administración y Negocios de la Universidad Autónoma, Rodrigo Montero, “lo más preocupante es que no se avizora un desempeño económico muy exuberante para 2024. En general, cuando las economías experimentan caídas en su PIB al año siguiente se da un fenómeno de rebote y tienden a expandirse más allá del PIB tendencial, pero creo que esa no va a ocurrir”. Montero prevé que la economía “se acercará gradualmente a las cifras de crecimiento proyectadas para este año: entre 1,7% y 1,8%”.

Sin embargo, puntualiza que “este modesto crecimiento tampoco está garantizado a la luz de los datos que estamos mirando y habrá que poner mucho esfuerzo para conseguirlo, porque las señales apuntan a que no es un partido ganado y se requerirán medidas adicionales para apuntalar las expectativas y actividad económica en general”.

Y Nathan Pincheira, economista jefe de Fynsa, afirmó que “el dato fue muy sorpresivo, pero no deja una buena sensación hacia la recuperación que se espera este año”.