Ya empezó la temporada de negociaciones colectivas de los mayores bancos del país. Y de forma adelantada. Ese es el caso de Santander, ya que los 23 sindicatos y tres federaciones se encuentran en plena negociación con la empresa y esperan cerrarla este mes. Así, la entidad estaría negociando con cerca del 76% de sus trabajadores, que son los que están sindicalizados.

En tanto, el viernes pasado el gerente general de Banco de Chile, Eduardo Ebensperger, envió una carta al sindicato del Chile y a la Federación de Sindicatos, que suman a más del 70% de sindicalizados de la entidad, “con el objetivo de invitarlos a partir del lunes 22 de febrero de 2021 a iniciar las conversaciones que nos permitan renovar el convenio colectivo”, dice la misiva.

Lo anterior, considerando que “la duración del instrumento colectivo del trabajo que nos rige expira el 30 de abril de 2021”, puntualizó el gerente general de la institución controlada por el grupo Luksic y Citibank. La propuesta también es para iniciar las conversaciones de forma anticipada, ya que la negociación reglada debería ser en la primera quincena de marzo.

Por su parte, en Bci e Itaú (ver declaración de intereses de Copesa) las aguas están más calmadas. La negociación colectiva del primero debería ser a fines de 2022; mientras que en el caso del segundo el año pasado hicieron el proceso.

En Scotiabank también la próxima negociación está contemplada para 2022, aunque no se descarta que con uno de los cinco sindicatos haya negociación anticipada hacia fines de este año.

Donde sí podría haber novedades pronto es en BancoEstado, ya que su negociación colectiva debería ser en noviembre de este año, lo que calza con las elecciones presidenciales, por lo que no está del todo descartado que se haga con anticipación, según prevén cercanos al proceso.

La última negociación en BancoEstado ocurrió en 2019, donde se cerró un acuerdo de manera anticipada. En esa oportunidad los trabajadores obtuvieron un bono de pronto acuerdo de $4.750.000 brutos, y reajustes salariales de entre 3,5% y 0,5%, dependiendo del nivel de renta de cada trabajador.

Santander

Las conversaciones ya están en marcha en Santander y también hay propuestas sobre la mesa. Cercanos al proceso señalan que esta será una negociación más austera en comparación a otros años, en línea con el menor crecimiento económico del país, y para no perjudicar a los mismos trabajadores en momentos en que la banca está migrando a procesos más digitales, lo que ha llevado a una reducción de personal en otros bancos, mientras que en la entidad que preside Claudio Melandri no han existido despidos masivos, pero se habría limitado la contratación, señalan fuentes de la entidad. De todas maneras se esperan mejoras en el convenio.

Con todo, entre el sindicato y la administración del banco siempre hay conversaciones fluidas, y suelen tener una buena relación, por lo que una vez terminada cada negociación, siempre siguen hablando para ver qué beneficios se pueden acordar, por lo que las conversaciones ya están adelantadas en algunos puntos. Por ejemplo, en sala cuna ya establecieron nuevos beneficios cuando empezó la pandemia, cuestión que ahora quedaría formalizada en el convenio.

También quieren conseguir mayores beneficios en capacitaciones y becas. Por otro lado, si bien no se incorporaría un alza en el monto de los distintos bonos que entrega la empresa, lo que sí se estaría negociando es un aumento en el bono de término de conflicto, que la última vez fue de entre $1,3 millones y $8,1 millones, según antigüedad.

Para esta negociación esperan un incremento cercano al 10% en este bono, según información rescatada de una circular entregada a socios de un sindicato. Esto representaría la variación del IPC desde el último convenio que fue en 2018, más un spread. Según la serie empalmada del Banco Central, la inflación acumula un alza de 8,8% entre diciembre de 2017 y diciembre de 2020.

Banco de Chile

Tras recibir la carta de Ebensperger, el sindicato del Chile envió un comunicado a sus socios donde informa que el 22 de febrero iniciarán la negociación colectiva previa ratificación de la asamblea, que se hará en una fecha por definir.

Allí también señalan que conversaron con el banco para que no existieran despidos durante el proceso y que fuera “acotado en el tiempo (no mayor a dos semanas)”, señala el comunicado. Asimismo, agrega que “el banco manifestó su conformidad con estos planteamientos”.

Al respecto, la comunicación detalla que acordaron que desde el 2 de febrero y hasta los 15 días hábiles posteriores al cierre de la negociación, ningún socio de los sindicatos en cuestión podrá ser despedido por la causal de necesidades de la empresa.

Por su parte, Ebensperger también dijo en la carta que envió al sindicato que “como ha sido habitual en estos últimos años, esta instancia ha tenido por finalidad resguardar el bien de los trabajadores afiliados al sindicato de su dirección, así como también mantener la sostenibilidad del banco”.

Añadió que “estoy absolutamente confiado en que con transparencia y buena fe, se pueden abordar con prontitud y eficiencia las legítimas aspiraciones de los trabajadores y los desafíos que enfrenta el banco, tanto en el corto como mediano plazo”.

En la última negociación colectiva del Chile, que ocurrió en 2018, el bono de término de conflicto fue de $4 millones. También fue una negociación que cerró de forma anticipada.

Reglada versus anticipada

¿Cuál es la diferencia entre una negociación reglada y una anticipada? Felipe Ossandón Saball, socio de Desarrollo y Trabajo Consultores, cuenta que la negociación anticipada se puede realizar en cualquier momento, solo depende de la voluntad de las partes, es decir, del sindicato y la empresa.

En todo caso, el experto detalla que al hacerla de manera anticipada, los trabajadores no cuentan con las mismas garantías que da una negociación reglada, como por ejemplo, huelga, derecho a la información y fuero.

¿Por qué se hace? “Las interesadas en hacer negociaciones anticipadas normalmente son las empresas. Lo prefieren para evitar la posibilidad de una huelga. De hecho, no es necesario llegar a una huelga para generar una alteración en la empresa, porque muchas veces la sola preparación de la huelga y los planes de contingencia ya significan una alteración importante (para la administración de la compañía). Los directorios tratan de pedirle a las gerencias generales que traten de evitar a toda costa eso”, detalla Ossandón.

Si bien las empresas preferirían esta opción, depende de los trabajadores si aceptan o no adelantarla. Hay veces en que el resultado es positivo, y otras no funciona. El socio de Desarrollo y Trabajo Consultores cuenta que normalmente los trabajadores optan por esta modalidad de negociación por dos razones. Primero, porque “no se pierde nada. Si no se llega a acuerdo en la negociación anticipada, luego se puede empezar la negociación reglada en el plazo que corresponda”, afirma. En segundo lugar, asegura que “a veces se generan dinámicas de conversación que son más fluidas entre ambas partes, y que a los sindicatos les permite entender también con mayor tranquilidad las propuestas de la empresa”.

Al respecto, sostiene que normalmente en una negociación reglada el sindicato es el que empuja las propuestas, mientras que la empresa se limita a responder, hasta la última oferta. En cambio, cuando la empresa invita al sindicato a una negociación anticipada, suele producirse una situación donde la firma muestra más información, lo que beneficia a la agrupación de trabajadores. “Te permite entender, conocer, saber de qué forma la empresa está mirando el proceso”, puntualiza.

El ejecutivo también agrega que muchas veces los mismos dirigentes prefieren negociar con más tranquilidad, por distintas razones, como por ejemplo, la situación por la que atraviesa una empresa, ya sea buena o mala.

Sin ir más lejos, luego de la crisis y la pandemia, esta alternativa ha ganado terreno. “En 2020 se dieron muchas negociaciones anticipadas o negociaciones de modificaciones temporales del contrato colectivo, que lo que buscaban era sortear la crisis, ya sea con reducción de remuneraciones o alteración de algunos beneficios. Esas conversaciones se dan de mucha mejor forma en una negociación no reglada”, plantea Ossandón.