¿Deterioro, menor optimismo o normalización de las expectativas frente a la economía del país? Esta es la pregunta que surge al observar los datos de la última encuesta Cadem publicada ayer.

De acuerdo con la medición semanal, la percepción de los encuestados respecto al momento actual de la economía da cuenta de que un 58% cree que está retrocediendo o estancándose. Esto significa un aumento de tres puntos porcentuales (pp) respecto a la semana anterior. Así, los consultados que consideran que la economía está progresando alcanzaron 39%, bajando cuatro puntos en relación a la anterior medición. Esta es la segunda caída consecutiva que tiene este indicador, ya que el mes de julio se inició con 47%.

Si estos últimos resultados son comparados con las cifras de la primera semana administración del Presidente Sebastián Piñera, el retroceso llega a 9 pp (48%).

La encuesta también muestra que el optimismo respecto a la economía familiar y personal ha disminuido, ya que según la Cadem bajó 2 pp respecto a la medición de la semana pasada, alcanzando 64%. En tanto, la percepción negativa no tiene variación y se mantiene en 22%.

Al mismo tiempo, la percepción positiva de la situación económica actual de las empresas bajó de 67% a 64%. En cuanto a las percepciones negativas, estas se mantuvieron en 21%.

Esta fotografía respecto a las expectativas y percepciones ciudadanas en torno al ámbito económico del país, ya se venía anticipando en otros sondeos.

Por ejemplo, el Indicador Mensual de Confianza Empresarial de la Universidad Adolfo Ibáñez e Icare de junio, reveló un retroceso de 0,82 puntos, ubicándose en el nivel de 55,05 puntos, que de todas maneras sigue estando en terreno positivo. Otro dato es el de las expectativas del Índice de Percepción de Confianza del Consumidor (Ipeco) elaborado por el Centro de Estudios en Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo, que también en junio alcanzó 100,9 puntos, esto es, 19,6 puntos menos que en mayo. Se trata del nivel más bajo del año y el peor resultado mensual desde febrero de 2017.

En contraposición, el IPEC sobre confianza del consumidor realizado por GFK exhibió una mejora en junio y se mantiene en el área de optimismo por siete meses consecutivos.

Factores

Respecto de esta posible moderación en las expectativas sobre el futuro de la economía, el economista Alejandro Fernández, de Gemines, sostuvo que "hay un efecto que es natural, porque se generaron expectativas optimistas cuando había cierta certeza que Sebastián Piñera iba a ser Presidente (...). ahora preocupa el retraso del envío de la Reforma tributaria y el retraso de medidas que pudieran estar recuperando la inversión".

Esta visión es compartida por el economista y decano de la Facultad de Negocios de la Universidad Gabriela Mistral, Erik Haindl, quien señaló que "habían muchas expectativas en las propuestas de campaña presidencial. Habían muchas expectativas en la simplificación en materia tributaria y eso no se ha presentado. Además, en términos laborales no ha habido ninguna iniciativa".

El economista de Fundación Chile 21, Eugenio Rivera, apuntó a que la baja en las percepciones económicas también tiene relación con el rezago que ha mostrado el mercado laboral frente a la reactivación económica.

"Los salarios están estancados y hay una tendencia descendiente en el empleo. Esto viene a completar una serie de factores que las expectativas tiendan a ser algo más negativas", dijo Rivera.

Para Haindl este es un factor preponderante en las expectativas de la ciudadanía. "El mercado laboral estaba esperando medidas que lo impulsaran y esas no han ocurrido y no ha habido ningún anuncio del gobierno que valide las expectativas que existían previamente", indicó.

Por su parte, Fernández también habla de factores externos que están influyendo: "la guerra comercial que se ha ido incrementando gradualmente, y probablemente lo va a seguir haciendo. A esto se suma el precio del cobre que ha caído bastante. Esto claramente afecta el ánimo del país".

Una opinión similar a la de Rivera, quien aseveró que "el precio del cobre se ha deteriorado y esto hace que no sólo los negocios sean dependientes de la variación de su valor, sino que también las expectativas. Y el otro factor es que las expectativas respecto al mercado internacional también han bajado producto de la guerra comercial".