En 2018 Chile vivió lo que se llamó una “ola feminista”. Partió con las estudiantes y las tomas de universidades. Denunciaban el acoso sexual que ocurría en ese espacio. No existía sanciones ni conciencia sobre ello, advertían. Y se fueron sumando muchas más.
Pero antes el país ya había sido testigo de cómo esas demandas movilizan a miles de mujeres. Se hermanaron para el Me Too. Ocurrió con la petición de planes de salud sin sesgo de género. Se ha visto en la educación y el reclamo por el enfoque sexista.
Ocurrió también en 2019 con Las Tesis y su denuncia de ‘el violador eres tú’. Se ha cuestionado a su vez en la poca representación femenina en cargos de poder en la academia y en la ciencia, por nombrar algunas áreas. Y también quedó claro en la masiva manifestación del 8M de este año.
Una demanda transversal. Porque tal cómo muestran diversos estudios, aun cuando las expresiones de la violencia de género pueden ser distintas, todas las mujeres sufren discriminación.
¿Pero qué ocurre en el hogar? ¿Las demandas y manifestaciones sociales han producido cambios? Al parecer los estereotipos de género se resisten a ceder en lo privado Están mucho más arraigadas de lo que se piensa.
Un 38% de los hombres y un 39% de las mujeres indican estar de acuerdo o muy de acuerdo con la frase “el lugar más adecuado para la mujer es su casa con su familia”.
No es todo. Ante la frase “nadie como las mujeres sabe criar a sus hijos”, un 42% de los hombres y un 40% de las mujeres reconoce estar de acuerdo o muy de acuerdo con esta sentencia.
Eso es lo que establece un análisis del Estudio Longitudinal Empleo-Covid19: Datos de empleo en tiempo real realizado por el Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales, que incluyó algunas preguntas que miden los estereotipos de género en los hogares encuestados y muestran cómo se relacionan con la distribución de tiempos de trabajo en los hogares.
Para la representante de ONU Mujeres en Chile, María Inés Salamanca, el porcentaje de casi el 40% de hombres y mujeres que indican estar de acuerdo con “el lugar más adecuado para la mujer es su casa con su familia” y que “nadie como las mujeres sabe criar a sus hijos”, es una señal clara de “que aún hay muchos desafíos pendientes en materia de empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género. No sólo es en Chile sino en el mundo entero”.
Machismo en Chile
Otras de las frases evaluadas fue: “Es más natural que sean las hijas y no los hijos los que cuiden a sus padres y madres ancianos”. En ese caso, un 18% de los hombres y un 16% de las mujeres que respondieron la encuesta indicaron estar de acuerdo o muy de acuerdo con la aseveración.
Y al consultar si “la mujer que trabaja fuera de su casa tiene desatendida su familia”, un 19% de los hombres y un 16% de las mujeres indicaron estar de acuerdo o muy de acuerdo con esa frase.
Ante la afirmación de si “es propio de las mujeres encargarse de los quehaceres del hogar”, el porcentaje es un poco más bajo, 11% de los hombres y un 9% de las mujeres, quienes indicaron estar de acuerdo o muy de acuerdo con la aseveración.
Llama la atención que estas preguntas que tienen un trasfondo de deseabilidad social, es decir, que se trata de un tema en el cual existen muchos cuestionamientos a los estereotipos de género y se esperaría un mayor grado de desacuerdo, se den estos porcentajes, señala David Bravo, director del Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales.
Otro de los estereotipos que se midió fue “el hombre debe responsabilizarse de los gastos de la familia y del hogar”. En ese caso un 53,4% de los hombres está de acuerdo y muy de acuerdo y un 45,2% de las mujeres también. Al observar por nivel socioeconómico, es una idea que está presente en el 53,4% de los hombres y 45,2% de las mujeres en el quintil más pobre, y 44,1% hombres y 30,6% de las mujeres del quintil más rico.
Eileen Hughes socióloga del Centro UC señala con respecto a la frase del estereotipo del hombre “proveedor”, que los porcentajes resultan asombrosos, “salió mucho más alto de lo que esperábamos, y es un porcentaje alto incluso en quintiles con hombres más educados”.
Pese que el grado de acuerdo del hombre como “proveedor” disminuye según el nivel socioeconómico, esa está presente incluso en aquellos hogares en que las mujeres más educadas participan más en los gastos del hogar, “sigue llamando la atención que el 44,1% de las mujeres del quintil más rico sigue estando muy de acuerdo con esa idea y con la carga de estereotipo del hombre como proveedor, no hemos dejado de lado la responsabilidad de que lo que se espera de ellos, independiente del nivel socioeconómico del hogar”.
Ausencia de corresponsabilidad
El grado de acuerdo a esas frases dan cuenta, señala Salamanca, que no es casual que las mujeres sigan estando en menor medida representadas en cargos de poder y de decisión, “en lo político y en lo económico son las que por ejemplo han tenido que vivir los mayores costos de la pandemia, sin nombrar que siguen siendo las principales víctimas de la violencia y el abuso sexual”.
Un problema que tiene un relevante matiz económica añade Bravo. Especialmente en la actual crisis económica. "Es lo que está detrás de la recuperación económica, porque será más difícil para las mujeres incorporarse al mercado laboral por esta realidad que es brutal”, resalta Bravo.
Si la creencia es que ellos son los que trabajan y ellas las que cuidan, se hacen cargo del hogar y de los hijos, la posibilidad de que salgan al mercado laboral es muy difícil.
Con la pandemia, en materia laboral, explica Salamanca, la participación de las mujeres ha retrocedido en 10 años. Y a la hora de volver al trabajo, en los casos que se puede, dice, "las opciones han sido mantener el teletrabajo o bien renunciar y esto porque las responsabilidades de cuidado siguen siendo mayoritariamente responsabilidad de las mujeres”.
Hughes indica que si no hay un sistema de cuidado asociado que permita que no sea la mujer la única encargada de cuidar, la situación no va a cambiar. “Cuando se habla de educación sexual también se debería abordar el feminismo y nuevas masculinidades, porque los roles que estamos cumpliendo en nuestra sociedad chilena hace que la carga que se le da a la mujer sea altísima y en términos sociales se sigue pensando que ella tiene que estar en la casa y cuidar”.
En otra medición del mismo estudio sobre la distribución del trabajo en los hogares durante la pandemia, es muy gráfica con respecto a la desigual distribución de tareas domésticas en el hogar, que en gran medida se sustentan en estos estereotipos. Un 38% de los hombres versus un 13% de las mujeres, de 15 años y más en los hogares, dedicó 0 horas a esas actividades la última semana de julio. En promedio las mujeres dedicaron 9 horas semanales más que los hombres a tareas domésticas.
Ante la pregunta de por qué no hay más corresponsabilidad en el hogar, agrega Bravo, la respuesta es porque los estereotipos están muy arraigados: "con esas brechas en cuidado y trabajo de hogar, en estas circunstancias que ellas se reincorporen al mercado laboral, se hace mucho más difícil, no se debería subestimar la importancia de la causa, hay una labor educativa muy fuerte que hay que hacer”.
“Esta pandemia sólo ha revelado que los estereotipos de género siguen muy presentes en la cultura y en cómo nos relacionamos día a día. Una cosa es el discurso y otra la forma en que finalmente vivimos”, señala la representante de ONU Mujeres en Chile.
Para que todos estos porcentajes sean bajo en cuanto a estereotipos, tiene que ir aparejado de un sistema de cuidado de niños y personas mayores, dice Hughes, no es solo quedarse en el discurso, sino que hacer algo efectivo. "No solo es un retraso en términos culturales, sino en términos operativos de cómo se resuelve. Cambiar el chip cultural es algo a largo plazo, pero a corto plazo se requiere de políticas públicas asociadas para que esas decisiones de cuidado, como la licencia de posnatal parental, tiene que ser para ambos lados”, dice la socióloga.
Efectivamente, hoy existe más conciencia sobre las desigualdades. Sin embargo, dice Salamanca, aún esto sigue operando como sesgo de género de manera inconsciente, en algunos casos y en otras derechamente de manera directa. “Públicamente es difícil oponerse a estos temas cuando los movimientos feministas y variados sectores de la sociedad, se han encargado de relevar las desigualdades de género como parte de las demandas sociales, políticas y económicas pero, lamentablemente a la hora de decidir por ejemplo en lo doméstico u otras decisiones relacionadas especialmente con materias de cuidados, los estereotipos emergen naturalmente”.