Columna de Alejandra Sepúlveda, de Comunidad Mujer: Mujeres en los directorios, evolucionar con los tiempos
Los controladores han tenido demasiado tiempo para evaluar estudios bien argumentados, en base al índice Fortune 500 o S&P Down Jones, que muestran cómo las compañías que tienen mujeres en sus directorios exhiben mejor desempeño financiero, menor corrupción y fraudes (Credit Swiss). El balance de género, sin duda, crea valor sustentable para los inversionistas y grupos de interés. Entonces cabría preguntarse: ¿por qué hasta ahora nada o casi nada ha cambiado en la composición los directorios de las grandes compañías privadas en Chile?
En abril de este año se renovarán cerca de 700 cargos en directorios de las más importantes empresas del país —IGPA y grandes empresas—. Se trata de una oportunidad única para revertir la subrepresentación de mujeres en estos espacios de toma de decisión del mundo privado. Se requiere una verdadera puesta al día, pues en los gobiernos corporativos de las 40 empresas que componen el índice S&P/CLX IPSA —con una capitalización bursátil que supera los USD 200 millones— se cuentan 21 directoras titulares de 327, ninguna ocupa la presidencia y solo una repite asiento en otra compañía (Ranking Mujeres en Alta Dirección, ComunidadMujer 2018). Este 6,2% revela el notorio rezago que tenemos respecto de Estados Unidos (20%), Europa (25%) e incluso de mercados emergentes (10%).
Qué duda cabe, la cumbre de la pirámide corporativa empresarial en nuestro país es absolutamente poco diversa, compuesta mayoritariamente por hombres entre 50 y 60 años o más, egresados casi en su totalidad de dos universidades y tres carreras preferentemente: Ingeniería Comercial, Civil y Derecho. Cambiar esta fisonomía es lo inteligente de hacer, como insistió hace algunos días la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, en el Foro Económico de Davos. Es un imperativo estratégico y de negocios.
Los controladores han tenido demasiado tiempo para evaluar estudios bien argumentados, en base al índice Fortune 500 o S&P Down Jones, que muestran cómo las compañías que tienen mujeres en sus directorios exhiben mejor desempeño financiero, menor corrupción y fraudes (Credit Swiss). El balance de género, sin duda, crea valor sustentable para los inversionistas y grupos de interés. Entonces cabría preguntarse: ¿por qué hasta ahora nada o casi nada ha cambiado en la composición los directorios de las grandes compañías privadas en Chile?
Algunos dirán que el problema es que casi no hay mujeres ejerciendo como gerentas generales de grandes compañías, que es necesario potenciar la llegada de más ejecutivas a la primera línea de los negocios y definir una política de promoción que acelere su progreso. En las mismas IPSA no hay mujeres gerentas generales, solo un 9,2% son ejecutivas principales y más de un tercio de ellas se desempeña en el área de Recursos Humanos; si se amplía el rango de empresas, las ejecutivas principales no rebasan el 17% (IMAD, 2018). No hay una medida única que lleve a un aumento en la participación de mujeres en altos cargos, pero indiscutiblemente la voluntad política y estratégica es vital, y es en los gobiernos corporativos donde se puede hacer una verdadera diferencia en el corto plazo y favorecer cambios permanentes en la cultura organizacional.
Por esta razón, ComunidadMujer firmó una alianza con la empresa de headhunting Seminarium, para potenciar el esfuerzo que llevamos haciendo hace años en esta línea y dar un paso más, creando un registro experto de candidatas a directoras de público acceso, que refuerce las acciones que se están llevando adelante en el marco de la Iniciativa de Paridad de Género Chile y desde el Gobierno.
Existe un amplio número de excelentes candidatas a directoras con las competencias y experiencia necesaria para agregar valor. Ahora es el turno de los controladores, quienes tienen en sus manos la llave del cambio, para superar estereotipos, viejos paradigmas y abrirse a la riqueza que aporta la diversidad. ¿No les gustan las cuotas? Entonces se debe actuar desde el pragmatismo y/o la convicción. En definitiva, evolucionar con los tiempos.
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