Aquí hay un equipo (por fin)




Con Beccacece y Castañeda, y también el principio con Hoyos, la crítica de fondo era la misma. Había nombres; seleccionados, promesas, jóvenes de casa y refuerzos, pero faltaba el equipo.

Y eso era lo más duro de aceptar: que la materia prima estuviera ahí sin que nadie supiera muy bien cómo sacarle lo mejor.

Hubo que conformarse con ráfagas, con días de mucho corazón y poco talento, y triunfos sufridos, como si la pelea de la U fuera otra.

El análisis en el microscopio era la única forma de sacar algo bueno de todo eso.

Desde enero del año pasado, ver a los azules ha sido una lágrima constante por lo que quería hacerse, tan opuesto a lo que se conseguía.

Ya van dos partidos en que empieza a verse un conjunto, una idea que aglutina dos de las máximas que toda oncena quiere alcanzar: jugar bien y ganar.

En dos de estos encuentros no ha estado la Gata Fernández, cuya salida ha generado un efecto que creía reservado para los técnicos. Se marchó y sus compañeros se ven liberados, más directos y finos.

Lorenzetti es el mejor reflejo de eso. Encargado sin contrapesos de la generación de fútbol, luce capaz de llevar ese peso en solitario, algo que nunca fue su mejor característica.

No hay línea sin mejoras considerables en las últimas semanas, hecho esencial para que comience a funcionar esa presión alta que Hoyos quiere como sello, para desatar un ataque veloz y frontal.

Si ante Palestino, la semana pasada, la defensa todavía mostró desatenciones; frente a Audax se vio férrea y compacta.

Al medio, Reyes y Espinoza agarraron fiato y se distribuyen coherentemente el trabajo de contención y descarga.

Pero hay dos que marcan la diferencia.

Lo de Mora está estadísticamente comprobado. Para una escuadra que se hundía por sus errores frente al arco contrario, cinco goles en dos partidos son muestras contundentes de su valor.

El otro es Beausejour, que ya es el elemento diferenciador que le cabe a un bicampeón de América; un jugador que sabe cómo y cuándo explotar su orilla, que causa daño y se hace respetar. El hombre que fueron a arrebatarle a Colo Colo, en definitiva.

Hace unas semanas, Pizarro dijo que había que tener cuidado con la U cuando ganara dos partidos seguidos. Ha alcanzado ese objetivo, ¿cuánto más peligrosa puede ser?

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