Chile, París y EE.UU.
Producir requiere energía y ella se obtiene transformando recursos; como el petróleo, el gas, carbón, el sol, el viento, etc. Aquello que sobra, que se desecha se llama contaminación.
Cuál recurso, para generar energía, se use determinará la eficiencia de la energía, la calidad de los desechos y por ende los costos de producción. El retiro de EE.UU. del acuerdo de París apunta a producir con bajo costo sin reparar en los efectos adversos; para todos.
Velar por los intereses de un país y el bienestar de sus ciudadanos sin reparar en los efectos nocivos para el resto del mundo parece abusivo y prepotente; y estoy seguro que la condena a EE.UU. será altisonante sin reparar en que nuestro país hace lo mismo.
En el Protocolo de Kioto se privilegió el uso de Bonos de Carbono para la mitigación de los gases efecto invernadero. Su metodología se basa en premiar a quién deja de contaminar; Usted puede medir la contaminación que produce, generar un plan de cambio, ponerle valor a lo que deja de contaminar y venderlo a quienes contaminan. El documento de transacción se le denomina "Bono" y este se transa en las Bolsas de Clima que hay en Canadá, China, Australia, Europa y Chile (Bolsa de Clima de Santiago). El organismo encargado de regular y velar por la eficiencia de esta cadena es gubernamental y la alternativa a los Bonos de Carbón son los impuestos verdes.
Los impuestos verdes han sido desechados internacionalmente debido a que privilegian a quien puede pagarlos; generando concentración de mercados y conductas monopólicas que en el largo plazo hacen menos eficiente la disminución de contaminación y también, debido a que lo recaudado por los impuestos no va, necesariamente, en beneficio del medio ambiente.
Chile abrazó los Bonos de Clima; que evolucionaron favorablemente hacia otras áreas como el cuidado de los recursos hídricos, etc. y que podrían evolucionar hacia el reciclaje, por ejemplo. Nació la Bolsa de Clima de Santiago, la primera en Latinoamérica; el entusiasmo se hizo presente y en los medios abundaban las noticias del potencial de Chile en energía solar, eólica, hídrica, geotérmica, etc. Un paraíso para las energías renovables. El discurso sustentable se detuvo con la implementación de impuestos verdes que terminó beneficiando a "los mismos de siempre". Los grandes consorcios internacionales que pueden pagar, sin problemas, los impuestos; y que, para el caso, estos "costos" son trasferidos después a sus clientes; nosotros.
EE.UU. abrazó los impuestos verdes bajo la lógica de "Ok, pago por contaminar", la misma que adoptó Chile.
Los impuestos verdes pueden estar cargados de la mejor intención, pero la evidencia demuestra que en el largo plazo favorece -y han favorecido- posiciones dominantes que son perjudiciales para la sustentabilidad.
Hacer bien algo que está mal es un error que comienza a ser común en nuestro país y las buenas intenciones terminan siendo nocivas -que contradicción- pero la evidencia, así lo demuestra.








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