DC sufrirá fuerte pérdida electoral tras alejarse del centro político




El centro político es un espacio fundamental del sistema democrático. Entre otras propiedades que se suelen asociar al mismo, se espera que actúe como un factor de moderación de las coaliciones de gobierno donde los partidos centristas forman parte, o bien sirvan como pivote para dar apoyos en grandes acuerdos a los gobiernos cuando son oposición. En general, se asume respecto del centro político una suerte de "sentido común" y moderación que otras fuerzas políticas tienen menos incentivos para mostrar. En Chile, la DC ocupó al principio de la restauración democrática esa posición, que fue soporte fundamental de las primeras dos administraciones de gobierno. No obstante, con la campaña de Frei en 2009 y luego su paso a la oposición bajo el gobierno de la Coalición por el Cambio, la DC empezó a ser tironeada por fuerzas de izquierda dentro de la ex Concertación. Contingentes parlamentarios y dirigentes falangistas estimaron, equivocadamente como demostraremos aquí, que era el momento de definir una nueva identidad de izquierda, abandonando el centro político.

¿Cuáles han sido los resultados de dicha estrategia?

Un primer dato duro es la situación de precariedad en la que se encuentra la abanderada presidencial de la DC, que muestra niveles de apoyo similares a los de MEO en las encuestas. No obstante, mucho más revelador es observar los apoyos esperados en estas elecciones parlamentarias.

Si de 120 diputados electos en las elecciones parlamentarias de 1989 la DC tenía casi un tercio de la representación con 38 escaños, hoy con 155 cupos a elegir la falange apenas superará, de acuerdo a nuestras simulaciones, la quincena de escaños. Ello es una muestra elocuente del fuerte declive de la representación de dicho partido. Pero si se pone lente de aumento a los resultados del estudio de prospectiva electoral que hemos realizado en RN, algunos resultados específicos ilustran esta fuerte caída de la DC y lo que se avecina para dicho conglomerado. En ese sentido, si miramos lo que nuestros datos indican que ocurrirá en el nuevo distrito 26 (Puerto Montt - Chiloé), la debacle de la DC se aprecia nítidamente en lo que fuera otrora un bastión DC. Encuestas de ChileVamos y la Nueva Mayoría anticipan resultados similares. Si consideramos las parlamentarias de 2013, ChileVamos tenía un 32,6% de los votos, en tanto que la DC se empinaba a 31,3%, casi en el mismo nivel de apoyo. Mientras tanto, el restante correspondiente a las otras fuerzas de la Nueva Mayoría alcanzaba el 19,6%. Si se simulan dichos votos con el nuevo sistema electoral, la DC debería obtener al menos dos escaños, al igual que ChileVamos. En tanto, la Nueva Mayoría obtendría un diputado. Los datos de encuestas en el nuevo distrito 26 muestran que la DC baja a un 14%, y la Nueva Mayoría quedaría con 11,72%. ChileVamos, en tanto se acercaría al 40% de los votos. Con ello, la centroderecha obtendría tres escaños, la DC solamente un diputado, y la Nueva Mayoría un escaño. El dato clave es que el apoyo de la DC se derrumba a la mitad de lo obtenido en 2013, lo que es capitalizado por ChileVamos.  

En suma, hoy la falange estaría quedando marginalizada como fuerza legislativa. Lo que es igualmente grave para dicho partido, es que hoy arriesgan quedar en tierra de nadie ideológicamente hablando. La estrategia impulsada por actores que han dominado el partido en el último tiempo, fundamentalmente desde el parlamento y el gabinete, han llevado al partido a abandonar el centro. Por contrapartida, ChileVamos ha articulado una plataforma, en buena medida gracias a la postura de RN, y en menor medida Evopoli, que ha desplazado al conjunto de la coalición hacia posiciones que reflejan de mejor tanto modo a los votantes de centroderecha como a aquellos moderados en el centro.

Desde una perspectiva global, la ubicación de la DC en el sistema de partidos resultaba lógica dado el alineamiento del clivaje del SI y el NO. Una vez que dicha fisura generativa perdió capacidad de atracción, y ha sido reemplazada por una nueva división asociada al modelo de modernización, resulta inexplicable el giro a la izquierda de la falange. En medio de dicha crisis identitaria, que se agudizará luego de las parlamentarias, más de algún DC se debe estar acordando arrepentido cuando en 2014, y antes en 2012, dirigentes y parlamentarios de la falange se burlaron despectivamente de los llamados de dos presidentes de RN para avanzar hacia una convergencia entre la DC y la centroderecha. Los resultados están arriba de la mesa.

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