Después de la primaria
ES OBVIO que los resultados de la primaria no pasaron inadvertidos. Pero los vértices son múltiples y delinean espacios de análisis distintos. Por lo pronto, en lo que respecta a Chile Vamos y los acercamientos entre Ossandón y Piñera y de éste con Kast. Y asimismo los mea culpa de la Nueva Mayoría por la incapacidad para acordar una primaria.
Pero existe un vértice cuyas proyecciones son más complejas de visualizar y es la evaluación de los resultados del Frente Amplio (FA). De hecho, está claro que en materia de participación dichos resultados no son auspiciosos. El que la participación en la primaria prácticamente equivale a la votación obtenida en la municipal 2016, es susceptible de diversas interpretaciones. Por un lado, que su base de apoyo no ha crecido significativamente. Pero también, que sus estructura partidista es aún muy débil y más allá de las simpatías mediáticas de las que goza hasta ahora, no le permiten a su militancia movilizar más que 4,8 electores por militante versus los 12,9 en el caso de Chile Vamos. Ciertamente lo anterior puede sufrir cambios importantes en los próximos meses y ese es el desafío.
Otro fenómeno es la significativa diferencia entre la popularidad del FA y Sánchez. En efecto, si proyectáramos las encuestas, que tanto se quiere regular e incluso limitar, nos encontramos con la paradoja que el público elector tiene una gran adhesión hacia Sánchez, pero ésta no se expresó en la primaria. En efecto, estamos hablando que las encuestas le asignan entre 700 mil (CEP, Abril-Mayo) y 1,5 millones de adherentes (Cadem Y Adimark, Junio-Julio) pero el FA no supera los 350 mil.
Si en lo que sigue del año la tendencia fuera creciente para Sánchez, particularmente después de agosto (con la inscripción de listas parlamentarias), no solo el FA confronta un nuevo escenario sino que todos los actores políticos. En el caso específico del FA, es qué destino tiene una agrupación política que solo es su candidato presidencial, es decir, de no tener una lista parlamentaria competitiva y con posibilidad de ganar escaños, ¿qué posibilidades tiene de subsistir? Bueno el Partido Comunista (PC) lo logró, sin embargo, el FA no es el PC. Otra alternativa sería drenar a la Nueva Mayoría de aquellos parlamentarios que se encuentran más próximos.
En el caso de Guillier, una Sánchez muy competitiva ciertamente le impone desafíos a su candidatura y obviamente a su coalición. ¿Cómo llegar a noviembre con un candidato debilitado por la izquierda? Más aún ¿cuál es el nivel de riesgo de desmovilización de sus parlamentarios para contener una lista del FA apoyada por Sánchez?
Finalmente, aun cuando Sánchez solo pueda traspasar una fracción de votación al FA, existe un escenario complejo para la Nueva Mayoría, en concreto que con un 8% o 10% de los votos, el FA pueda amenazar la elección o reelección no solo de uno sino muchos parlamentarios. Lo que impone un estrés adicional a la elección de noviembre.








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