El drama del chivo
Paulo Garcés lleva las últimas semanas en el ojo de la tormenta. La lesión de Justo Villar le dio una nueva oportunidad de adueñarse del arco de Colo Colo, una posición soñada que nunca ha podido hacer suya, ya sea por defectos propios, virtudes ajenas o lesiones inoportunas.
El error en el Superclásico lo colocó nuevamente en entredicho, justo en los días en que comenzaba a cerrarse su extensión de contrato. En el plantel cerraron filas con él e, incluso, un grupo de barristas lo respaldó.
Las cifras y el timing de ese acuerdo que estaba a punto de firmar han sido utilizados como chivo expiatorio en la lucha de poder que estalló entre los grupos controladores de Blanco y Negro, entre Aníbal Mosa y Leonidas Vial, que tienen en entredicho el futuro institucional del club.
En esas circunstancias, con esa mochila a cuestas, obviamente que no es fácil colocarse los guantes de Garcés en estos días.
Y el portero hace su aporte, también.
El gol de San Luis nace de una nueva falla suya, una equivocación que golpeó a sus compañeros, que sobre el pasto sintético de Quillota se mostraron incapaces de sacar una idea para evitar una derrota que vuelve a dejar al portero a merced de sus críticos y que, esta vez, tiene una consecuencia caliente: Universidad de Chile, el archirrival, alcanzó al Cacique en el liderato, a cuatro fechas del final del torneo.
No son muchas las veces en la historia que los dos equipos más populares y exitosos del país disputan la corona nacional mano a mano. Pasó en 1959, 1963, 1998, 2006 y 2014, con tres títulos para los albos y dos para los azules.
El componente anímico le da cierta ventaja a la U en esta lucha, que después de años malos y un inicio plagado de dudas vino desde atrás para disminuir una diferencia que llegó a ser de 6 puntos, con un derrotero que incluye un invicto de ocho partidos, el arco menos batido del certamen junto al de Everton y al dulce goleador del certamen, Felipe Mora.
Colo Colo, en cambio, viene de recibir un duro golpe. Pestañeó y perdió la ventaja que levantó con la complicidad de Iquique y Everton.
Pero no está noqueado. Su calendario, al igual que el de los universitarios, es variopinto. Además, ni el equipo ni Garcés tienen tiempo de quedarse a lamentar en el suelo. En juego hasta el orgullo y la misión de impedir que lo supere el archirrival.
Ha comenzado un torneo aparte.








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