El número uno
El tema cobró importancia después del clásico. No hay planificación posible ni trabajo táctico realizado de buena manera si se producen errores tan grandes. Sobre todo si esto ocurre con los arqueros, un puesto tan ingrato como clave. El Superclásico fue un partido vibrante, atractivo, con muchas emociones pero la clave del partido pasó por fallos groseros de sus porteros.
Lamentablemente, en el caso de Paulo Garcés, esta situación ha sido recurrente. Desde de que volvió a la titularidad no ha podido ofrecer seguridad ni solvencia. No es el caso de Johnny Herrera. El capitán de la Universidad de Chile es prenda de garantía permanente y su grueso error fue una excepción. No por ello menos determinante. De hecho, si no hubiera ocurrido, seguramente la U podría haber dejado atrás una larga racha sin victorias ante su archirrival.
El asunto es preocupante en el cuadro albo, con Justo Villar lesionado por largo tiempo más, el momento de Garcés complica enormemente las pretensiones del Cacique. Seamos justos. El nivel del Halcón tampoco es éste. El ex guardameta de la Universidad Católica tuvo buenos momentos anteriores, tanto que en algún instante fue alternativa para la selección chilena. Es absolutamente necesario que recupere su juego. Claramente, su problema se acrecienta por una falta de confianza evidente. Es deber del cuerpo técnico y del propio jugador trabajar de manera adecuada para volver a ser confiable.
Es distinto al caso de Herrera. Sin embargo, su error invita a una reflexión más amplia que tiene que ver con la Roja. La diferencia entre Claudio Bravo y el resto de los porteros de nuestro país es demasiado grande y si a eso sumamos las declaraciones del capitán del seleccionado, señalando que no continuará más allá del 2018, la inquietud crece demasiado. No se observa quién pueda reemplazarlo con la misma categoría. Cristopher Toselli, por edad, podría ser el recambio natural. De hecho, él es el portero de esta generación. Hizo un gran trabajo en el Mundial de Canadá y luego en Toulon. Sin embargo, su juego de pies está muy lejano al de Bravo.
Castellón aparece como alternativa, pero todavía parece no tener la experiencia ni la solidez necesarias. El propio Herrera después de Rusia vivirá la etapa otoñal de su carrera. Por todo eso, lo ocurrido en el Superclásico dejó una preocupación que va mucho más allá del partido mismo. En Chile no parece haber un portero que pueda, por condiciones y trayectoria, tomar el relevo del 1 de la Selección. Falta mucho todavía, pero el tema aflige. Y mucho.








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