Emprendimiento en los programas de gobierno




Como este nuevo año es un año electoral, probablemente vamos a estar expuestos a toneladas de material respecto de lo que proponen los candidatos en relación a diferentes temas. Seguramente los candidatos están preparando material sobre temas de gran interés como son las pensiones, la educación y el crecimiento. Probablemente habrá otros temas que sólo algunos candidatos tocarán en profundidad, como por ejemplo, las políticas para fomentar el emprendimiento.

¿Cuál es el estado actual?

La creación de Start Up Chile fue probablemente la última gran política pública para fomentar el emprendimiento. Ésta se sumó al Capital Semilla de la Corfo y de Sercotec, y a otros programas de apoyo para emprendedores (como la desburocratización de la creación de empresas).

Diseñar políticas públicas de emprendimiento no es fácil. Por ejemplo, es clave el proceso de selección de los proyectos que se van a financiar. Hay que lidiar con problemas económicos estudiados innumerables veces como el "riesgo moral" y la "selección adversa". Es decir, por una parte hay que tratar de dejar fuera proyectos malos que van a pedir ayuda al Estado justamente porque son malos proyectos, y por otra parte, hay que seleccionar proyectos que van a aprovechar el subsidio del Estado para crecer más (lo que no podrían hacer sin el subsidio) y que no aprovecharán el dinero para "dormirse en los laureles". La manera de hacer esto no es trivial.

Además de la selección, es fundamental el seguimiento de los postulantes para poder evaluar resultados posteriormente, la rendición de cuentas de los seleccionados, y el contenido del programa, es decir, qué hará el Estado por los emprendedores más allá de darles un subsidio.

Gracias al diseño cuidadoso de Start Up Chile y a su ejecución hasta ahora, ha sido posible evaluar rigurosamente este programa (ver la página web de Epic Lab para más detalle). Sabemos, por ejemplo, que hay evidencia que sugiere que el programa puede estar acelerando el crecimiento de los emprendimientos de alto potencial, así como acelerando la muerte de los emprendimientos de bajo potencial. También sabemos que la participación en la Escuela de Emprendimiento del programa (un programa de formación para un grupo pequeño de los beneficiarios), junto con el subsidio monetario, causa un incremento entre los participantes de un 21 a 45% en la probabilidad de levantar capital, aumenta el monto del capital levantado entre tres y seis veces, y quintuplica el valor de la compañía.

¿Qué se puede hacer?

En primer lugar, la propuesta que menos le gusta a los candidatos (por ser poco original): hacer crecer el programa actual. Si el programa está contribuyendo a hacer crecer los buenos proyectos y a que los malos proyectos cierren tempranamente, entonces no está mal considerar la opción de aportar más al dinamismo de la economía a través de este programa.

En segundo lugar, es posible pensar en una política pública que replique la Escuela de Emprendimiento de Start Up Chile pero a un nivel más masivo y sin la necesidad que las empresas ya sean beneficiarias de dicho programa. Esto podría ser barato (ya que no implica entregar capital) y podría tener beneficios similares a los encontrados para el caso de Start Up Chile. Obviamente, esto también tendría que tener un diseño tal que se pueda evaluar rigurosamente y corregir posteriormente si es que no resulta.

Dadas las condiciones actuales de la economía, es clave, entre otras cosas, el fomento al emprendimiento. Esperemos a ver qué traen los programas de gobierno al respecto, si es que traen algo.

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