Final apasionante
LAS PRIMARIAS confirmaron las previsiones en cuanto a sus ganadores, Sebastián Piñera y Beatriz Sánchez, pero sorprendieron en cuanto a concurrencia y a la magnitud de la brecha entre ambas primarias.
Es cierto, en 2013 participaron en primarias 3,1 millones de personas. 2,3 millones en las de Nueva Mayoría y 800.000 en las de la derecha. Ayer la cifra total fue aproximadamente la mitad. Sin embargo, la derecha superó con holgura la cantidad de votantes de 2013 y el millón de votos que puso Piñera como meta; además, prácticamente cuadruplicó la cantidad de votantes en las primarias del Frente Amplio. Pero éste último no está frente a una derrota. Por primera vez en decenios, hay una izquierda con fuerza social más allá de la izquierda tradicional que la había monopolizado, aunque esté lejos de amenazar el predominio social de la izquierda de la Nueva Mayoría.
Y así como el Frente Amplio es una realidad, también lo es el tipo de derecha que encarna Manuel José Ossandón: sacó más votos que la suma de los dos candidatos del Frente Amplio. Tampoco es menor que la votación de Felipe Kast se acerque a aquella de Beatriz Sánchez, si pensamos Chile más allá de esta elección presidencial. Y merece atención la brecha a favor de votantes por Chile Vamos en La Araucanía.
Las expectativas en estas primarias eran pobres. En parte por del fútbol. Eran solo escala intermedia, para parte del electorado, de una elección cuyo gran día será en 4 meses más. Pero también por la generalizada evaluación negativa del proceso. Se exhibieron agresividades chocantes, ignorancias y traspiés inaceptables, irresponsabilidades inéditas con el patrimonio fiscal o los ahorrantes en las AFP y vaguedades propias de aquellos que tras de sí tienen solo acuerdo en lo que rechazan, pero ninguno en lo que proponen. Ni siquiera faltó el descriterio de un candidato no participante que llamó a la ciudadanía a no ejercer su derecho a votar. Se especuló que los no participantes, Goic y Guillier, terminarían celebrando no haber estado en primarias, ahora eso es más dudoso.
Para la derecha ha sido una buena jornada. Para el Frente Amplio un nacimiento electoral a nivel nacional. Este es un gran y nuevo desafío para los dos candidatos presidenciales de la Nueva Mayoría; están obligados a salir con vigor a la cancha.
La elección presidencial entra ahora a una larga recta final y, a diferencia de 2013, de resultado incierto. Todo indica que Piñera estará en la segunda vuelta, pero esa certeza no garantiza que la ganará. Dependerá de cuan irreparables sean las grietas entre los que alguna vez fueron unidad tanto en derecha, centro como izquierda. También, de cuánto han cambiado las adscripciones políticas desde 2014 porque, no solo estas primarias, hablan de la emergencia de nuevas realidades ciudadanas. Las preferencias de segunda vuelta entre Piñera y aquel de la Nueva Mayoría que llegue a ella, no son de fácil previsión. Ni siquiera sabemos cuántos concurrirán a votar. Se ha vuelto apasionante este periodo político que culmina en noviembre.








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