Guillier a la repesca de votos
Las aspiraciones del senador Guillier de una convergencia de contenidos entre los programas de las candidaturas DC y del Frente Amplio, tan antagónicos en muchos aspectos, parecerían una quimera, salvo cuando la magia de la política, vista como afán de dominación y poder, logra convencer a los chilenos de que el agua y el aceite pueden fundirse.
En la educación superior el Frente Amplio presentó un programa de un estatismo coercitivo solo comparable con el de la Unidad Popular: expropiación de universidades que sean sorprendidas retirando excedentes, exigencias de cogobierno triestamental, exigencias de cuotas de estudiantes por carrera e institución y fijación de aranceles. Además, condonación inmediata de las deudas del CAE y su reemplazo como mecanismo de financiamiento por la gratuidad universal, alcanzada en un plazo de 10 años. Todo esto, por cierto, lejos de los principios que contenían al programa de la senadora Goic, cuyo candoroso apoyo al candidato de la Nueva Mayoría no condicionado a un proyecto que recogiera las ideas DC, ha sido lo más parecido a lanzar al partido a una piscina sin agua. El costalazo es duro al constatar que los entusiastas "coqueteos" del senador con el Frente Amplio no solo revelan dónde están sus afectos, sino que deja a la DC en una posición incómoda y risible y agudiza su crisis interna. Que el senador Guillier haga suya la condonación de la deuda del CAE, propuesta por el Frente Amplio y muy alejada de la DC, solo ratifica la ingenuidad de la dirigencia del Partido Demócrata Cristiano.
El senador Guillier debiera saber que la deuda actual del CAE por US$ 8.000 millones no se puede condonar. Su recuperación y destino es para financiar en el futuro gasto social en salud, educación escolar, pensiones, etc. Sostener que podemos de un plumazo olvidarnos de ella es lo más parecido a la demagogia.
El CAE es un préstamo que reciben los estudiantes a una tasa subsidiada del 2% y con un pago máximo al egreso de 10% del ingreso laboral, de modo que no es verdad que el CAE consuma sin límites el presupuesto familiar. El gobierno fue incapaz de enviar un proyecto de ley que perfeccionara el instrumento, atemorizado por el qué dirían los jóvenes "idealistas", que viven de utopías y quieren simplemente que desaparezca. La reforma básica requiere permitir que el Estado pueda emitir créditos; establecer plazos máximos de amortizaciones con una condonación de cualquier saldo de deuda; separar la tarea de emisión de la de cobranza y exigir el pago como descuento por planilla del empleador.
Desde los años sesenta que una disputa presidencial no adquiría tanta importancia sobre lo que está en juego: o una visión de sociedad donde las personas eligen con libertad lo que quieren y el Estado se focaliza con sentido de urgencia, pero con sensatez, en los sectores vulnerables, o toleramos una sociedad donde prima el populismo y se hacen promesas que llevan al dilema de cumplir lo prometido y fracturar al país o no ser capaces de llevarlas a cabo y generar frustración y desencanto.








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