¿Por qué importa la diversidad?




Sabemos por intuición que la diversidad es buena. Que tiene resultados positivos en los espacios laborales, en la aproximación a la resolución de problemas y en la riqueza de talentos al interior de una organización. Sin embargo, la intuición no es suficiente y constatamos que los espacios laborales siguen siendo homogéneos: hombres heterosexuales blancos, educados en los mismos colegios y universidades, son quienes componen la totalidad de los directorios y la mayoría de los puestos gerenciales en las empresas chilenas.

Hoy, 17 de mayo, se conmemora en todo el mundo el día contra la homo y transfobia. 27 años desde aquel gran triunfo, la despatologización –por parte de la Organización Mundial de la Salud– de la homosexualidad. A casi 30 años desde aquel 17 de mayo, ésta sigue siendo entendida, en el ámbito de las empresas chilenas, como un tema tabú y del cual es mejor no hablar. Como si fuese una enfermedad silenciosa.

Hacer de los ambientes laborales un espacio libre de homo y transfobia no solo responde a la búsqueda de beneficios para los colaboradores. En Chile, según datos que analizan el mercado laboral y la inclusión de la diversidad sexual, el 68% de los trabajadores gays y lesbianas están dentro del clóset por temor a ser despedidos. Esta cifra se eleva hasta 90% en el caso de las personas trans. Todo esto se traduce en menor nivel de compromiso con la empresa y alta rotación. Combatir la homo y transfobia en el trabajo traerá consigo beneficios para las organizaciones: compañías con políticas de diversidad desde su directorio consiguen ROE 53% mayores. No es de extrañar, entonces, que el 89% de las Fortune 500 incluyan políticas de no discriminación e inclusión de colaboradores LGBT.

A nivel local, así lo han entendido 25 empresas –chilenas y extranjeras– que desde agosto pasado conforman la primera red de compañías con políticas de inclusión para los grupos LGBT: Pride Connection Chile. Una red en constante crecimiento que no solo persigue compartir buenas prácticas entre las distintas compañías, sino también erradicar la homofobia en la cultura empresarial chilena.

El tiempo para estos cambios es ahora. Adaptarse o morir. Mientras hace una década el máximo ejecutivo de BP –por ese entonces una de las mayores firmas del mundo–, John Browne, fuera despedido por ser gay luego de 41 años de exitosa carrera, hoy la mayor empresa del mundo, Apple, disfruta de su éxito de la mano de un CEO abiertamente homosexual.

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