Irse y quedarse




El diputado Sergio Espejo renunció a su militancia de casi tr30 años en la DC y lo hizo también a competir para la reelección de su cargo en el Congreso. Es un gesto destacable, más todavía cuando en nuestro país escasean estas conductas; siendo muchos presa de la inercia, el interés o la comodidad, retrasando esa necesaria introspección que cada cierto tiempo deberíamos hacer sobre nuestros anhelos y convicciones, y los medios e instrumentos para alcanzarlos.

La renuncia es muchas veces también una decisión difícil, cuando no dolorosa. Especialmente para quién, como es el caso de Espejo, en que la pertenencia y el significado de la comunidad política, fue justamente lo que le daba sentido a su vocación pública. Se trata además de un proceso íntimo, donde mediante una reflexión preferentemente personal se ponderan diferentes consideraciones antes de arribar a una decisión. No hay, por lo mismo, conclusiones necesariamente correctas e incorrectas. Si el ejercicio se hace de manera honesta, resulta tan legítima la opción de dar un paso al costado, como también el quedarse o perseverar. Entonces, en cualquiera de los casos, no existe una pretensión de superioridad moral sobre el resto de los miembros de la comunidad. Quienes así lo reprochan, evidencian el sentirse interpelados por esta decisión, lo cual dice menos de Espejo y más de quienes lo juzgan.

Por lo mismo, confieso que me sentí violentado por la crítica que el día jueves le escuché a Ignacio Walker, quien acusó a su ya excamarada de no asumir sus responsabilidades como dirigente, de ser inconsistente, y que su abandono sería castigado por la ciudadanía. Quemantes afirmaciones para quién, en su calidad de presidente de la DC, concurrió a la formación de la Nueva Mayoría (incluido el Partido Comunista) y suscribió el total apoyo a la administración de Bachelet, para después decir que no había leído el programa de gobierno. Si de inconsistencias se trata, el mismo senador que hace dos años dijo que por la misma puerta que entrara el PRO a la Nueva Mayoría, por ahí saldría la DC, no pareció escandalizarse cuando hace pocas semanas se presentaba a ese mismo partido como una alternativa para el pacto parlamentario con la Falange; y tampoco, después de su reiterado reproche a la izquierdización de la coalición y su partido, se ha quejado amargamente por el inminente acuerdo con el MAS y la Izquierda Ciudadana. Y sobre el castigo ciudadano, no podremos saberlo en el caso de Espejo, pero sí en el del senador. Solo espero que si lo resultados son adversos, esta vez no diga que tampoco leyó el pacto electoral.

Celebro el coraje de Espejo y los otros que han renunciado por estos días y meses, como también valoro la honesta decisión de esos muchos que han decidido permanecer y dar la pelea por su partido.

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