Las UTI y recambio de directores




Llama la atención que cuando alguien deja el directorio de una empresa, junto con abandonar un espacio que suele forjar cercanías afectivas con quienes fueron sus pares, las experiencias y los conocimientos acumulados en esas labores no son debidamente aprovechados por el director que lo reemplaza. Sorprende, además, el desinterés por conocer el acervo de trayectorias corporativas que ayudan a tener visiones más cercanas de la empresa y sus desafíos.

Un nuevo gerente tarda en promedio dos años en conocer la empresa y agregarle valor. Para un nuevo director, cuya interacción con la empresa es más esporádica, tal período es de cuatro años. La costumbre imperante en Chile indica que un director permanece cinco años en el cargo, lapso que es de nueve en los países desarrollados. En nuestro país, las AFP los circunscriben a dos períodos de tres años como tope, lo que induce a una fuga de conocimientos que menoscaban valor en áreas muy sensibles de la economía. Esta rotación es aún mayor entre directores profesionales o independientes que en aquellos que representan al controlador, situación que acentúa la asimetría de información entre unos y otros.

La gestión del conocimiento es un tema crítico en la administración de las empresas modernas. El know how -saber que radica en las personas y éstas, por naturaleza, son perecederas- es un componente insustituible para generar valor en toda empresa. Sin embargo, esta evidencia no ha sido juiciosamente valorada ni menos resuelta en los ámbitos corporativos de la gestión de empresas.

¿Cómo minimizar los efectos negativos que subyacen en la transferencia de cargos corporativos de las organizaciones? La "medicina crítica" que se aplica en las Unidades de Tratamientos Intensivos de clínicas y hospitales (UTI), sirve como analogía para intentar una respuesta.

El término "apropiación cruzada" acuñado por el ingeniero y ex político Fernando Flores, consiste en la transferencia de prácticas entre industrias adyacentes o claramente distintas, procurando habilidades en otros dominios. Aplicado a las UTI, es el traspaso de información y de conocimiento que realiza el personal que termina un turno con el personal que se incorpora. Como a estas unidades concurren los enfermos más graves, incluso con patologías terminales, los equipos multidisciplinarios a cargo son altamente capacitados, coordinados entre sí, e idóneos para resolver apremios con eficiencia y prontitud. Deben estar profesionalmente calificados, además, para anticipar escenarios posibles, previendo contingencias que pudiesen agravar el estado crítico del paciente.

Evidencia científica documentada demuestra que un 80% de los errores médicos ocurridos en las UTI, con secuelas de agravamiento o muerte del enfermo, obedecen a un mal traspaso de información en los cambios de turnos del personal médico tratante. Por ello, mientras mayor sea la calidad en la "entrega del paciente", menores serán los riesgos de una terapia mal comunicada u otras complicaciones clínicas posibles de prever. La prolijidad de un buen cambio de turno exige, al menos, la comunicación pormenorizada de antecedentes previos al ingreso del paciente, motivos del ingreso, diagnósticos operativos, manejo realizado, estatus actual del enfermo, terapia en curso, estrategias del día y de mediano plazo, todo lo cual puede reportarse en formato escrito o verbal, según lo determinen las normas generales o la regulación interna de cada institución hospitalaria.

Varios modelos clínicos estandarizan la entrega y recepción de pacientes en las áreas críticas de tratamiento. Estos modelos podrían adaptarse en los directorios para la transferencia acuciosa de información relacionada con variables estratégicas, corporativas, financieras, comerciales, operativas, de compliance y especialmente relativas a personas estratégicas, entre directores que salen y los que llegan, todo ello encaminado  a  preservar el conocimiento de valor empresarial  acumulado. Al traspasarse el testimonio -como en el cambio de turno de las UTI- el director entrante aquilatará la experiencia, conocimientos y juicios de su antecesor.

El recambio de directores no debe transformarse en simple relevo de nombres sin otra relevancia que la subrogación de un cargo. La experiencia clínica de las UTI es un referente que enseña un camino a seguir. 

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