Yo levanto la mano
"QUE LEVANTE la mano quién no dio una boleta a un familiar o amigo", fue el desafío que nos planteó ni más ni menos que la exresponsable de un organismo estatal de fiscalización. Pero qué descaro. Yo la levanto, señora. Y estoy seguro que somos millones los chilenos que podemos hacerlo, porque no lo hacemos ni tampoco vemos esto como algo normal ni tenemos la más mínima intención de engañar al sistema. Simplemente, porque comprendemos que ello constituye una forma muy indecorosa de beneficiarse a costa del resto de los contribuyentes.
Por eso, aunque comprendo que Impuestos Internos califique el actuar de un montón de políticos como meras faltas tributarias, confieso que me cuesta digerir su falta de consideración hacia lo que muchos percibimos como un sistema reiterado y planificado para defraudar al Estado (o sea, a todos nosotros), vulnerando las leyes de financiamiento de la política (que ellos mismos redactaron) y que permitió a algunos empresarios convertirse en los principales mecenas de diputados, senadores y partidos completos y, obviamente, no a cambio de nada.
Al amparo de este sistema los señores de Penta tomaron el control de la UDI, como bien lo reflejó la serie de correos electrónicos donde los candidatos no escatimaban en adulaciones con tal de conseguir un par de luquitas. El mecanismo incluía a secretarias y asistentes de prensa que debían contribuir con sus boletas personales a cambio del margen de devolución de impuestos que, oh sorpresa, aparecía en sus respectivas cuentas corrientes sin que ellas conocieran ni sospecharan de su origen indebido.
Por favor. La excusa de la ignorancia adquirió ribetes de comicidad cuando el ex director de un canal de TV confesó que le daba "un poquito de vergüenza" el haber emitido boletas para SQM a cambio de un bono negociado con su verdadero empleador. Pero tranquilos ciudadanos, el sistema lo castigó… aunque por un ratito. Solo lo suficiente para que a la opinión pública se le olvidara este bochornoso incidente.
Así, mientras a Velasco lo allanaron en su casa, con plena cobertura televisiva en directo, el exministro Peñailillo declaró entre gallos y medianoche y el señor De Aguirre terminó de director ejecutivo del canal estatal. Sorprendente.
Y eso es lo que me cuesta digerir de la decisión del SII de no querellarse en varios de estos casos, porque nos deja una percepción de inequidad que no hace nada bien a esa promesa de igualdad ante la Justicia a la que todos aspiramos.








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