Los desafíos de transporte público en Santiago




En estos días se anunció el trazado de la nueva Línea 7 del Metro de Santiago. Este anuncio fue largamente esperado y ayudaría a paliar la sobre carga que actualmente sufre la Línea 1. Tiene la ventaja de incorporar a comunas que hoy no cuentan con el servicio, como son Renca, Cerro Navia y Vitacura. De esta manera avanzamos en la construcción de una red de Metro que se pueda convertir efectivamente en el "eje estructurante" del sistema de transporte público de Santiago.

Sin duda, la incorporación de esta nueva línea mejorará la calidad de vida de un gran grupo de santiaguinos. Se calcula que los tiempos de viaje entre Renca y Vitacura podrían disminuir a la mitad o menos. Si consideramos que la calidad de vida se puede medir en parte por las horas libres de las que dispone una persona, reducir los tiempos de viaje en 45 minutos en cada dirección es un gran aporte a ese objetivo.

¿Cuándo podrán nuestros conciudadanos gozar de esta mejoría? Como la línea propuesta tiene 30km de longitud, al ritmo actual de construcción de 6 kilómetros por año, tardaría 5 años desde que partan las obras. Es decir, considerando los estudios de detalle, las aprobaciones ambientales y las expropiaciones, tendremos Línea 7 el año 2022 o el 2023.

En China, país que tiene un tercio del ingreso por persona de Chile, o sea es tan pobre como era Chile en 1996, hace 20 años, las grandes ciudades construyen más de 30km de metro al año. Si nosotros hiciéramos lo mismo, construiríamos la Línea 7 en un año, después de terminar los estudios, las aprobaciones ambientales y las expropiaciones. Es decir, si la construcción partiera el 1º de enero estaría lista para la Navidad. La próxima administración asumirá gobierno el 2018 y lo dejará el 2022. ¡Podría dejar la Línea 7 operando y entregar otra más!

Nada impide que en Chile construyamos 20 km de metro al año. Tenemos los ingenieros, tenemos la experiencia de construir túneles, las máquinas y equipos se compran en el mercado mundial y hoy están a precios bajos por la caída mundial de la actividad minera. Cierto, la empresa Metro tendría que ampliar temporalmente su contratación para supervisar los proyectos y hay que emitir deuda para financiar las obras.

Si se construyeran los 200 km de metro adicionales que Santiago necesita, según los expertos en transporte, se necesitarían menos buses y habría menos congestión vehicular. El subsidio a los buses, sin considerar los fondos espejo que van a las regiones, disminuiría y de US$ 800 millones anuales pasaría a US$ 300 millones, con un ahorro neto de US$ 500 millones anuales. El costo de la Línea 7 se estima en poco menos de US$ 3.000 millones. ¿Porque no emitir un bono a 15 años con 5 años de gracia y pagarlo con los ahorros?

Algo similar se puede hacer en las otras grandes ciudades de Chile. Por su tamaño, la mayoría no necesita un metro subterráneo. Lo que necesitan son buenos tranvías y redes de buses modernos. Esos sistemas son mucho menos costosos que los US$ 100 millones por km que cuesta el Metro de Santiago.

¿Qué hace que sigamos teniendo sistemas de transporte mediocres? Permítanme sugerir que es la falta de decisión.  Es la misma falta de decisión que antes de la contratación de Marcelo Bielsa hacía que nuestra selección de futbol fuera mediocre. Bielsa demostró que podíamos ser de excelencia mundial con los recursos que teníamos. Lo mismo podemos hacer en transporte público. ¿Dónde está el Mayne-Nicholls que contrate al Bielsa del transporte público que el país necesita? 

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