TTM transporte del tercer milenio
La propuesta del expresidente y actual candidato Sebastián Piñera para el nuevo sistema de transporte de Santiago propone la construcción de 4 nuevas líneas de metro, la extensión de las existentes, junto con teleféricos y tranvías, además de trenes de cercanía. Propone reemplazar el Transantiago por un nuevo proyecto, basado en el metro y los rieles. ¿Quién podría oponerse a la idea de ampliar las redes de metro en esta ciudad? Con estos proyectos cerca del 50% de los santiaguinos vivirán a menos de 5 cuadras de una estación de metro, esto sin duda es positivo para la calidad de vida en nuestra ciudad.
Sin embargo es importante considerar que un anuncio de este tipo tiene un gran componente electoral. Si bien todo candidato tiene el pleno derecho de hacer propuestas (incluso utópicas), el uso de la evaluación negativa del Transantiago para anunciar su reemplazo, es de alta rentabilidad electoral. Pero en realidad el sistema de transporte de Santiago siempre será un sistema integrado, donde los buses actuaran de alimentadores en algunos casos, y de troncales en otros, especialmente en áreas en donde la alta inversión de una red de de metro no sea, ni social, ni económicamente rentable.
Los plazos propuestos corresponden a dos y medio periodos de gobierno, por lo tanto es importante que estemos conscientes que el efecto de este anuncio no podrá ser percibido por los usuarios del Transantiago dentro de un plazo próximo, y probablemente seguirán usando los mismos buses por un par de años más. Y en este aspecto, hay aún un déficit en la inversión estatal para lograr un correcto funcionamiento de los buses de superficie, que debieron hacerse desde un inicio para asegurar que el sistema funcionara bien: vías exclusivas, de las que hasta ahora hay unos 80 km y deberían haber 300; Y sistemas de gestión de flota eficientes y orientados a mejorar la gestión de la movilidad de los usuarios y no solo la fiscalización de buses.
Sin embargo, uno de los puntos más importantes de considerar en la propuesta de Piñera, es el financiamiento de estos proyectos. Cuando se quiere construir una importante obra de infraestructura rápidamente, surge la idea de la concesión. Ésta es probablemente el mayor riesgo, ya que la concesión de una red de metro implica entregar en manos de privados un servicio crítico para la ciudad. Tener entre el estado y los ciudadanos, un contrato de concesión, puede ser muy complejo si las bases de esta concesión no se definen con claridad y sobre todo si los periodos de esta concesión son muy largos y se debe esperar muchos años para revisar los contratos.
Una opción para evitar esto es la "captura de plusvalía" por parte del estado para financiar estos proyectos. La inversión en infraestructura de Metro, genera automáticamente una valorización en del sector de la ciudad en que se instala. Así, el valor UF/m2 de una propiedad, se incrementa automáticamente por estar en la proximidad de una futura línea de metro. Este aumento de valor es capturado por la especulación inmobiliaria, que compra barato antes de que se hagan públicos los anuncios, y luego construye y vende a valores mucha más altos. De esta forma la inversión realizada con el dinero estatal de todos los chilenos, es traspasado al mercado inmobiliario, para ser pagado nuevamente por los habitantes de esta ciudad. Se deben discutir y generar mecanismos para que el estado pueda capturar esta valorización del suelo que el mismo genera, y permitir la reinversión en los proyectos de infraestructura que nos sirven a todos.
Los solos anuncios de estos grandes proyectos ya han detonado la especulación inmobiliaria en las comunas involucradas. Ante las propuestas del "Transporte del Tercer Milenio", sería deseable discutir el financiamiento de forma que se ponga primero el interés publico y así poder efectivamente financiar estos ambiciosos proyectos sin amarrar un servicio urbano esencial a un contrato de concesión privado.








 
  
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