Uber, taxis y estancamiento económico




El promedio de crecimiento OCDE del primer trimestre fue de 0,4%. El de Chile 0,1%. Conjuntamente, los países latinoamericanos mejoraron sus expectativas de desarrollo o las mantienen a excepción de Chile que disminuyó en sus proyecciones económicas desde un 2,0% a 1,7% para este año.

El Gasto Fiscal aumenta y su aporte al crecimiento es marginal. La reforma tributaria es un desastre de proporciones que nos dejó sin la posibilidad de debatir impuestos sin generar pánico y peor, con la necesidad de volver a discutir sobre tributos -en un futuro cercano-

El Banco Central intenta hacer lo suyo con una actual baja tasa de interés que implica que las progresivas reducciones de interés sólo tengan efectos marginales en el crecimiento.

El escenario internacional es favorable, pero nos hemos quedado sin políticas económicas para salir del estancamiento. Nuestra única opción es apelar a la competencia y la eficiencia de los mercados. Mercados dormidos debido a exceso de leyes y normas que favorece posiciones dominantes y rentas monopólicas producto del "ideologismo" político-legislativo reinante (que regula a favor de las empresas).

La regulación creó el Cartel de Taxistas y el Estado se benefició de los impuestos adyacentes a costa de usuarios que pagan más por un servicio de menor calidad que las ofertas de Uber y similares. La expansión de Uber encuentra su raíz en la preferencia de los usuarios, de la demanda, pero el Estado preferirá resguardar al Cartel de Taxis.

Uber y similares representan la libre competencia que nace de una oferta emprendedora compuesta principalmente por jóvenes y mujeres que son marginados del mercado laboral y que en los mismos rangos de ingresos -que Uber- quedarían atrapados en horarios y condiciones laborales lapidarias; si es que encuentran trabajo, cada vez más escaso.

La preferencia de los usuarios se basa en la transparencia de tarifas y calificación que dan por el servicio. El Estado se beneficia del impuesto específico a los combustibles que los Uberconductores sí pagan, más los impuestos como el IVA y otros que retornan a la economía tras el consumo o gasto familiar que se logran gracias a los ingresos obtenidos; ganan los usuarios, los emprendedores y el Estado.

Los taxis, en contrapartida, representan la defensa corporativa y un comportamiento monopólico que logra obtener el máximo beneficio -para ellos- con el menor esfuerzo gracias a la restricción de entrada de competencia.

Quizás esté siendo injusto con el rubro de Taxis al incluir "justos por pecadores". Sólo expongo un caso de defensa legislativa-regulatoria a un sector específico que genera mercados ineficientes de bajos salarios y con servicios que en precio y calidad que son superados por la evidencia.

Cómo se aborde la pugna Uber-taxis explicará nuestra capacidad de salir del estancamiento económico preso de rentas monopólicas, creadas por ley, que afectan a las industrias de pensiones, salud, transporte… elija usted.

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