¿Un nuevo comienzo?




La montaña rusa que ha vivido la Democracia Cristiana en los últimos días ha dejado perplejos a muchos. Pero no debiera sorprender tanto si se recuerda el origen del proceso que ahora agita al partido de la flecha cruzada. La candidatura de Carolina Goic y la decisión de no ir a primarias no sucedieron por error, ni fueron una casualidad. El partido vio que estaba siendo acorralado desde hace mucho por la izquierda dentro del conglomerado oficialista. De ser el principal partido, pasó a convertirse en el vagón de cola. Era un imperativo recuperar la identidad y el centro político. Así, en una junta que despertó algo de la mística perdida se lanzó la candidatura de su presidenta.

Pero el dato es que Goic no ha sido capaz de despegar en las encuestas. Concretamente, no concitó siquiera el apoyo de lo que ha sido la base votante de la DC, pues está lejos del resultado de la reciente elección municipal. Si lo tuviera, se erigiría en una alternativa para la cada vez más alicaída campaña de Alejandro Guillier, un candidato presidencial que no tuvo el valor de asumir una posición en la votación del Senado sobre los sucesos de Venezuela, sino que prefirió escabullirse de la sala para no votar.

Con las encuestas en contra de Goic, algunos en la DC decidieron desembarcarse, lo que se materializó en la Junta Nacional del fin de semana pasado. El pretexto fue que la presidenta habría cometido el error de "rinconizar" la junta, al oponerse a que el diputado Ricardo Rincón fuera a la reelección. Ningún error, pues si hay que recuperar la identidad y cambiar el modo de hacer política, es menester jugarse por los principios y hacer efectivos los cambios.

Dejo constancia que no estoy seguro de la culpabilidad del diputado, cuando existen resoluciones judiciales contradictorias. Pero ella sí lo está y actuó en consecuencia; y lo cierto es que los que ratificaron la candidatura de Rincón no lo hicieron por estimar que fuera inocente, sino porque pensaron que bajando a su candidata presidencial salvarían su pellejo electoral.

Nadie imaginó que la candidata tendría la valentía de desafiar a los que la abandonaron. Una actitud del tipo que es indispensable para corregir el rumbo en tiempo difíciles. Al final éstos tuvieron que ceder y el partido retoma el camino que se había fijado a comienzos de año; y ella ha salido fortalecida. Pero no todo estuvo bien: difícil entender que en la búsqueda de la identidad y del centro la Junta DC haya aprobado integrar una lista electoral con la IC y el MAS, partidos marginales de izquierda que miran con simpatía el chavismo y que ni siquiera son aporte sustantivo de votos. Y Goic no se opuso a eso, quizás para no tensionar más la junta, pero la incoherencia es total.

¿Tendrá la candidata un nuevo comienzo? Las próximas encuestas dirán si la gente valoró su desplante y coherencia. Si es así, mucho puede cambiar para noviembre.

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