Uno de ustedes me va a traicionar
Cual Déjà Vu, lo vivido esta semana en la tienda del Partido Socialista, podría reflejarse perfectamente en el cuadro La Última Cena pintado por Leonardo Da Vinci en 1497 y que rememora el comienzo de la Semana Santa, donde revivimos aquella comida final en que quienes fueron sus seguidores, hoy traidores entregan a Jesús y luego hasta lo niegan. Es justo esta misma semana en la que dos mil años después, aquel que fuera el primer presidente socialista desde la recuperación de la democracia, al que todos levantaron en andas cual Domingo de Ramos, fuera finalmente vendido por unas monedas (o cargos).
El presidente Ricardo Lagos vivió en carne propia lo que es la traición de su gente, no hay peor astilla que la del propio árbol. Luego de optar por eliminar las primarias internas que terminaron bajando a los dos candidatos socialistas en competencia Insulza y Atria; y con ello sólo quedaba en competencia el único ciudadano que por deferencia especial contaba desde sus orígenes con una doble militancia PPD y PS, era así como todo hacía presagiar que el consejo del Partido Socialista votara por uno de sus filas como precandidato presidencial para competir en las primaras con la DC Carolina Goic y el independiente pro Radical, Alejandro Guillier.
La votación, para sorpresa de muchos, fue secreta y el resultado abrumador: El ex presidente Lagos, el mismo del dedo apuntando a Pinochet, el Capitán Planeta por su rol en la ONU, el principal referente del Socialismo chileno y que gobernara por 6 años los destinos de Chile, era ignorado por sus iguales y perdía de manera durísima ante un candidato más bien outsider de la política, pero que marcaba bien en las encuestas. Ahora, el tema acá no es que haya ganado Guillier, esa es sólo la consecuencia; lo que hay acá es volver a caer en ganar por secretaría con todo lo que ello significa. El escritor Frances Guy de Maupassant ya lo había vaticinado en su cuento "Bola de Sebo" de 1880, para salvarse sacrificaron al que los alimentó por años.
El primer hecho a analizar es quizá por qué la votación fue secreta: La respuesta es clara, muchos no se habrían atrevido a expresar en público lo que hicieron casi a escondidas. Lo segundo claro es que el partido socialista vendió su posibilidad de perpetuarse en el poder y lo hizo de la peor forma, y además muy, pero muy barato.
Ni siquiera han dimensionado el efecto de su actuar frente al conglomerado. Con esto se le pone candado por fuera a la Nueva Mayoría y radicalizan su postura hacia el populismo carente hasta ahora de contenido del Senador Guillier.
La posterior renuncia de Lagos a la candidatura presidencial pone finalmente la lápida a una muy debilitada coalición, que para este caso optó por el pragmatismo por sobre sus principios, transó por unas monedas su dignidad y el poco respeto que les quedaba ante la ciudadanía.
Complementario a ello, hay algunos hechos que no debieran de sorprendernos: no es la primera vez que tanto el PS como toda la Nueva Mayoría les dan la espalda a sus líderes, a la misma presidenta Bachelet, le han "negado el pan" en varias oportunidades, mientras las encuestas eran favorables todos querían estrechar su mano, cuando la realidad fue otra, se desentendieron -con voltereta de por medio- con una facilidad que ni la misma Nadia Elena Comăneci hubiese logrado.
Si hoy en Chile vota sólo algo más del 30% de su padrón electoral es por esto, es por no querer escuchar que los ciudadanos queremos una nueva forma de hacer política, buscamos y esperamos que nuestros líderes -independiente de la tendencia que tengan-, dignifiquen su labor y no vean en ella la ganancia cortoplacista por sobre la mirada país.
Ya volviendo a Semana Santa, no es de extrañar que al igual que Judas, el PS termine solo y ahorcado entre sus frustraciones y culpas.








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