Voyerismo que denigra a quien lo practica
La historia del ser humano se ha enmarcado en certezas culturales predominantes, no siempre morales y éticamente correctas. Hoy es inaceptable el antiguo trato dado a personas de raza negra, a los indígenas, a las mujeres y homosexuales. El paso del tiempo ha permitido que la sociedad evolucione hasta entender que el respeto a todo ser vivo, incluidos plantas y animales, es indispensable para sustentar el planeta que habitamos.
Muchas actividades, consideradas tradicionales, han engrosado el olvido en la medida que la humanidad se civilizó y se percató que eran una barbarie. Así, terminaron el circo romano, los sacrificios humanos y se prohibieron prácticas deleznables como peleas de gallos o de perros. Incluso en muchos países se puso fin a las corridas de toro.
En nuestro país aún persiste el rodeo: una práctica asimétrica donde dos individuos, montados en caballos de fuerte envergadura, obtienen puntos por aplastar contra la medialuna a un novillo de menor tamaño y sin posibilidad de defensa alguna. Si el pobre bruto rehúsa participar, le torcerán la cola, lo golpearán o torturarán con electricidad hasta que salga para ser 'atajado' contra el tablado. Es decir, la esencia de la actividad consiste en provocar sufrimiento síquico y físico al animal.
Sus cultores pretenden categorizar esta vergonzosa práctica como "deporte nacional". Pero no es ni lo uno ni lo otro. El deporte es una dimensión altruista que promueve valores positivos a través de la actividad física y nada más lejos de ello que divertirse con el sufrimiento de un ser vivo. Un voyerismo sádico que denigra a quien lo practica.
Además, para tener la categoría de nacional debe representar, sino a todos los chilenos, por lo menos a una mayoría, pero -según, diversas encuestas- entre un 60 a 80% de nosotros el maltrato, la tortura y el abuso no solo no nos representa sino que nos indigna y repulsa.
No pocas veces, como parte de mi labor parlamentaria, asistí a rodeos, disfruté el entorno, presencié el maltrato y llegué a la convicción que es una "tradición" que se debe superar. Todo aquello enmarcado en el positivo cambio que nuestra relación con los animales ha tenido en los últimos años.
En el 2009 logramos aprobar la Ley de Protección Animal (N° 20380), que castiga situaciones de maltrato. Sin embargo, por presiones transversales, el artículo 16 excluyó al rodeo de esas sanciones. Ese artículo debe ser derogado.
Este año se promulgó la Ley sobre Tenencia responsable de Mascotas y Animales de Compañía (N° 21.020) que introduce modificaciones al Código Penal y establece fuerte sanciones para cualquier tipo de maltrato animal y no excluye al que se provoca en las medialunas. Esta normativa permitirá a todas las organizaciones animalistas y a cualquier ciudadano denunciar al Ministerio Público las situaciones de maltrato que ocurren en el rodeo.
Ahora, junto con las organizaciones animalistas, presentaremos un proyecto de ley que modifica el artículo 1° de la Ley del Deporte y establece que "no se considerará como deporte aquella actividad física que incluya a un animal como un tercero, teniendo este como único fin ser objeto de explotación física y psíquica causándole daño y sufrimiento cualquiera sea su gravedad o intensidad, ya sea por medio de otro animal o por un instrumento utilizado por otra persona".
No puede ser deporte una actividad cuyo principal objetivo es hacer sufrir a un ser vivo. No podemos heredar esos valores a las nuevas generaciones. Solo los sádicos disfrutan con el dolor ajeno. Debemos seguir evolucionado.
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