Planetas desérticos, una princesa que debe transportar secretamente información, un héroe que lucha contra un villano que termina siendo su abuelo, un gran imperio que controla el universo y personajes con poderes mentales… Frank Herbert (1920-1986), el autor de la que es considerada la mejor novela de ciencia ficción de todos los tiempos, Dune, identificó al menos 36 similitudes entre su obra y la saga creada por George Lucas. Semejanzas que podrían haber sido más si Lucas hubiera dejado la idea esbozada en los primeros borradores de la película de que distintos feudos lucharan entre sí, como sucede en la novela del escritor estadounidense publicada en 1965.

El creador de la saga de ciencia ficción más exitosa de la historia del cine ha admitido la influencia de Dune en su obra, como también la de otros autores como Joseph Campbell, cuyo ensayo The hero with a thousand faces es un clásico en el análisis de los mitos, o incluso el propio Isaac Asimov, de quien habría sacado parte de la idea de las espadas láser. Sin contar las referencias a Flash Gordon o incluso a las leyendas artúricas. Pero es en la obra de Herbert donde uno encuentra el principal sustento de Lucas para crear la complejidad del mundo de Star Wars. La obra, que transcurre 20 mil años en el futuro, ofrece la densidad "mitológica" que necesitaba.

Como muchas obras devenidas luego en clásicos de la literatura, el camino de Dune hacia su publicación no fue fácil. Al menos 23 editoriales rechazaron el manuscrito de Herbert, quien logró finalmente publicarlo en Chilton, una casa editorial de Filadelfia que se dedicaba principalmente a las revistas de hobby. Pero pese a la desconfianza de los editores, la novela se convirtió en un éxito de crítica y al año siguiente de su publicación, en 1966, ganó los dos más prestigiosos galardones de Ciencia ficción, los premios Nebula y Hugo. Desde entonces la obra no sólo ha vendido más de 20 millones de copias sino que ha inspirado otros 12 libros.

Dune se desarrolla en el futuro, en una sociedad feudal donde distintas familias nobles gobiernan una serie de planetas bajo el poder central de un emperador. La historia principal transcurre en uno de estos planetas, Arrakis, donde la ambición por controlar una sustancia clave que no sólo alarga la vida, sino que permite viajar en el tiempo y vislumbrar el futuro, lleva a la confrontación entre los herederos del Duque Leto Atreides y el barón Vladimir Harkonnen, quienes cuentan con el apoyo del Emperador. Y Paul Atreides, el hijo del Duque es el eje de la trama, el Luke Skywalker de la historia, quien al final logrará salir vencedor y hacerse con el trono del Imperio.

El planeta Arrakis es también conocido como Dune y es allí donde la trama central tiene lugar. Pero a ella se suman tribus aborígenes que hacen de Paul Atreides una suerte de Lawrence de Arabia guiado por el fanatismo religioso o cofradías secretas como la de Bene Gesserit que tiene como prioridad preservar la raza humana. Todo ello sumado a un cuerpo de creencias, historias y lenguajes que le dan a la novela de Herbert la complejidad de otras creaciones fantásticas como El Señor de los anillos de J. R. Tolkien, y que fueron inspiración de otras obras más recientes como Juego de tronos de George R. R. Martin, que toma de Herbert la violenta lucha por el poder.

Para el escritor Jon Michaud, Herbert creó un "universo de realpolitik maquiavélica (…) bajo el prisma de la Guerra Fría, donde no hay nada 'lindo ni amoroso"'. "Aquí no hay Hobbits ni figuras semejantes a los ositos de peluche como los Ewoks", escribió en la revista New Yorker donde se cuestiona porqué pese a su reconocimiento de la crítica, Dune no genera el fanatismo de otras obras de ciencia ficción. Para Michaud una de las razones podría ser la falta de computadores y robots. Ausencia que tiene su razón de ser: siglos antes de los hechos narrados los humanos se rebelaron contra las máquinas, lo que marcó un nuevo despertar espiritual para la raza humana.

Herbert se habría inspirado en los trabajos del Departamento de Agricultura para estabilizar a las dunas de Oregon. Un trabajo que conoció en sus años de periodista y que sembró las bases de la novela en 1957. A partir de entonces demoraría seis años en escribirla, alimentándose desde obras de la Grecia Clásica —como Edipo Rey— hasta la tradición shakesperiana y el budismo Zen. Una mezcla que terminó produciendo la mayor novela de ciencia ficción de la historia e inspirando a la principal saga cinematográfica del género convertida hoy casi en una religión. Herbert ha bromeado con la influencia que tuvo él y otros escritores de ciencia ficción en Star Wars e incluso sugirió crear una sociedad llamada “Somos demasiado grandes para demandar a George Lucas”.