Sus orígenes nórdicos les dan un aire misterioso. Se nota cuando al fin salen a tocar y se ve la primera imagen del cuarteto sobre el escenario. El vocalista, JJ Julius Son, lleva un cintillo amarrado a la cabeza y las mejillas pintadas con dos líneas rojas. Una especie de disfraz que sus compañeros también llevan a su forma. Como si recién hubieran salido de una película.

Se parece al videoclip de su canción "All the pretty girls". Es como si estuviesen listos para hacer una fogata en el medio del bosque. La hora es la correcta, en el Acer Stage se está haciendo de noche y los asistentes, aunque saben a lo que vienen, están tímidos en sus respectivos lugares. Pero nada de eso pasa en realidad. Kaleo comienza a tocar y el ambiente cambia radicalmente.

Si en su formato grabado suenan potentes, esta es su versión amplificada al mil por ciento. Detrás de esa máscara suave se esconde una batería explosiva, unos solos de guitarra que nada tienen que envidiarle al rock clásico y una voz intensa que a ratos llega a producir gritos desgarradores. El público se impresiona.

Kaleo es una banda de indie rock y folk que a veces suena bastante alternativo. Un género que ha sido preferido en este tipo de festivales por los más adolescentes. Pero el vuelco de su versión en vivo es un género que lo devuelve a lo tradicional. Podría gustar a cualquiera y de cualquier generación. Sus influencias del blues resaltan mucho más en concierto. Y sin duda, suena como si fuese un grupo mucho más de antaño de lo que es: Kaleo recién lanzó su primer álbum en 2013, pero no pareciera.

El grupo repasa los temas de sus dos discos de estudio mientras el público salta sin parar cuando llegan a los singles "Way Down We Go" y "All The Pretty Girls", sin embargo las ganas de saltar no quedan solo ahí porque, a medida que avanza el show, Kaleo tiene un efecto de bola de nieve en la gente que los está viendo. Cada minuto que pasa, la presentación se va haciendo más potente en su sonido, dejando de lado la parte más calmada de su trayectoria.

La potencia de los géneros que son protagonistas de su show demuestran la parte más estadounidense de este grupo islandés que está radicado en Norteamérica hace algunos años. Pero su esencia no se puede modificar. Desde el primer momento en que subieron al escenario todos notaron que no son como los demás. Esa parte que les parece de película, viene directamente de su conexión con la naturaleza, desde su tierra y lengua materna, es misma donde, cerca del volcán Þríhnúkagígur en islandia, grabaron un videoclip durante 22 horas solo por amor al arte.