La mañana del domingo 9 de febrero la fachada del Teatro UC fue pintada de blanco. De acuerdo con vecinos del recinto de Ñuñoa, tres personas habrían llegado al lugar, vistieron overoles y comenzaron a pintar. "Desde la Municipalidad nos llamaron y nos dijeron que ellos no habían sido y luego, yo creo que una semana después, apareció lo del GAM. No sé si serán los mismos o no", cuenta Verónica Tapia, directora ejecutiva del Teatro UC.

Sin contar con mayor información sobre los responsables del pintado de la fachada, Verónica Tapia reconoce un parecido con lo que ocurrió con GAM, lugar cuyo frontis fue cubierto de pintura gris y roja. "Es bastante parecida la forma de llegar, pintar todo e irse. Esto fue un día domingo, en que tampoco supimos mucho cómo reaccionar; la universidad cierra en febrero, entonces también es difícil de vacaciones", dice.

Justo tres días antes de ese domingo, el teatro había recibido una notificación de la Municipalidad de Ñuñoa que sugería pintar la fachada donde lucían distintos rayados alusivos al estallido social. El espacio se negó a cubrir de pintura los mensajes y fueron apoyados en las redes sociales con el hashtag #noseborranosepinta.

"Yo creo que hay que ir actuando como van sucediendo las cosas. Antes de que pasara todo esto, un día llegamos y habían dos ojos de mosaicos instalados, porque en todo Ñuñoa estaban haciendo diferentes ojos de mosaicos y pusieron unos en el teatro", cuenta Verónica sobre la intervención que el colectivo Ojo Nítido realizó en la fachada.

Desde el teatro consideraron que era un tipo de intervención que podía permanecer en el tiempo, por lo que decidieron buscar al colectivo para hacer un trabajo conjunto. "Ahí nos pusimos en contacto por redes sociales, preguntamos quiénes habían sido y trabajaron todo enero y parte de febrero haciendo ojos de mosaicos en recuerdo de todo lo que ha sucedido. Esperamos que eso permanezca más que los grafitis o rayados", añade.

Una semana después de la intervención con pintura no autorizada en la fachada del Teatro UC, el GAM, el Colegio de Arquitectos y el Centro Cultural Alameda perdieron los murales y grafitis que exhibían bajo capas de pintura que fue aplicada igualmente: sin autorización por desconocidos.

Si bien el Teatro UC está lejos de la Alameda, el sector de Plaza Ñuñoa se terminó transformando también en un epicentro de manifestaciones. Por lo tanto, el teatro tomó un rol activo tanto en sus actividades y como vitrina de expresión ciudadana.

"Para mí tiene mucho sentido que este lugar se vea como un espacio cultural, y yo entiendo que a algunas personas les molesta, dicen que se ve feo o que se ve sucio. Por eso digo que se va modificando, acá los rayados también partieron primero siendo frases y luego teníamos un perro matamacos mejor hecho. El arte se ha ido modificando, la forma de expresarse se ha ido modificando", dice Tapia.

De cara a marzo, el Teatro UC ya tomó la decisión de adelantar una hora los horarios habituales de sus funciones. Sobre cómo llevarán adelante el tema de las intervenciones en su fachada, evaluarán la posibilidad de crear algún mural o realizar otra intervención. "Creo que este es el momento de empezar a ver formas de conectarse con el territorio", concluye Tapia.