Una rareza: la entrevista de Mariana Enriquez con Blixa Bargeld, de Einstuerzende Neubauten

Einstuerzende Neubauten, 2020.

La escritora y periodista trasandina entrevistó al líder de la legendaria banda alemana -mezcla de post punk, industrial, y mucha performance- que tras 13 años de silencio vuelve a las pistas con el álbum Alles in Allem. Un imperdible para pasar la cuarentena y los días más largos.


Quizás muchos de las y los lectores de Mariana Enríquez desconocen que la escritora trasandina, además de publicar libros fundamentales en el género de la literatura fantástica y de terror, es periodista. Y más aún, su motivación para estudiar esa carrera en la Universidad Nacional de La Plata, no fueron precisamente los libros y la literatura.

“Decidí estudiar periodismo para ser periodista de rock”, contó en una entrevista con la revista Dossier, en julio de 2013. No es casual, la autora de Este es el mar (2017), es una melómana declarada. Cuando niña tuvo una guitarra eléctrica, que dejó por “falta de oído”, y además suele escuchar música mientras escribe.

“Hasta el día de hoy la música sigue siendo lo que más me interesa. Yo escucho una canción perfecta, y me parece mejor que cualquier novela”. ¿Mejor que Cumbres borrascosas? –le pregunta la entrevistadora, Leila Guerreiro- “Totalmente”.

mariana enríquez
La escritora y periodista argentina, Mariana Enríquez.

Y bueno, Mariana acaba de publicar -en Página 12- una entrevista con Blixa Bargeld, el líder de la legendaria banda alemana Einstuerzende Neubauten (en castellano, “Derrumbando edificios nuevos”). Una banda que irrumpió con fuerza en los 80’s, y que podríamos ubicar dentro del post punk, específicamente dentro de sonido industrial y (muy) experimental.

Pero Einstuerzende Neubauten no eran precisamente una versión alemana de Throbbing Gristle. Eran sonido y mucha performance. “Einstuerzende Neubauten sonaba al mismo tiempo cavernícola e industrial: le ponían micrófonos a pedazos de carne pero también grababan los sonidos de edificios demolidos para hacer lugar en la ciudad”, así los describe Mariana Enríquez.

En esa misma línea, su líder, Blixa Bargeld describía así a la banda en 1981, en conversación revista Spex: “La regla de oro de la musica es que tienes que tocar un instrumento. La del punk, que tienes que tocarlo mal. Nosotros no tenemos instrumentos. Tocamos con metal desechado. Ya no tenemos batería. Solo me queda la guitarra y si se rompe no pienso reemplazarla. Vamos a tocar con apisonadoras de suelo y hacer música folklórica moderna. Este es nuestro ritmo porque es el que está a nuestro alrededor”.

Einstuerzende Neubauten seguía una especie de credo de la época, en que la experimentación era la guía. “Las bandas del post-punk se hallaban firmemente comprometidas con la idea de hacer música moderna. Estaban por completo convencidas de que en el rock todavía había lugares por explorar, todo un futuro nuevo por inventar”, explica Simon Reynolds en su libro Postpunk, romper todo y empezar de nuevo (Caja Negra, 2013).

Así, los germanos –en medio de un Berlín Occidental marcado por la guerra fría, un conflicto que les parecía casi anacrónico a esas alturas-, hacían sus shows de ruidosas canciones mientras incendiaban el escenario, tocaban con planchas de hierro, carritos de supermercado y cañerías. “Trataban de ser lo más modernos posibles en un esfuerzo por sacarse de encima el siglo XX. Una ciudad fea, claustrofóbica, fría, intensa, con protestas en las calles, peleas con las policías, cocaína y anfetaminas”, señala Enríquez.

Con la ayuda de mis amigos

Con el tiempo, Einstuerzende Neubauten empezó a incluir instrumentos más convencionales y a tocar música algo más accesible. Pero nunca dejando de lado las ganas de experimentar. Blixa Bargeld tomó la guitarra y su modo de tocar llamó la atención del mismísimo Nick Cave, quien lo incluyó en su banda estable. De la cual el germano partió en 2003.

“La guitarra de Blixa Bargeld suena como una agujereadora y el piano como un detalle de banda de sonido de horror clase B. Una canción sobre sexo, muerte y obsesión que es erótica y adictiva y violenta”, escribió Enríquez en 2011 en el suplemento Radar, de Página/12, acerca de un disco de Nick Cave.

En su disco Haus der Lüge (1989) Einstuerzende Neubauten incluye su clásica canción “Feurio!”, que vendría a ser algo así como una versión industrial y lúgubre de “Disco 2000”, e incluso se harían más audibles con Tabula Rasa (1993), un disco casi pop, “con melodías, canciones en el sentido más convencional del término, experimentaciones con sonidos delicados, otras voces como la de Anita Lane (ex Bad Seed), susurros en la voz de Blixa, la ausencia casi total de la agresión metálica (salvo en la abrasiva “Headcleaner”), incluso largos silencios”, escribe Mariana Enríquez.

Pero esos días tan intensos han quedado atrás. Hoy, con 61 años, Blixa Bargeld guarda una estricta cuarentena en su casa, junto a su familia. Es parte de la población de riesgo del Covid-19. “Estoy en mi propia cuarentena hace 71 días. No soy joven, no puedo correr riesgos”, asegura el berlinés a Mariana Enríquez.

Para matar el tiempo, cocina todos los días para sus fans en su perfil de Instagram con su hija Anna, de diez años, quien, asegura es fan de Billie Eilish.

Pero la sangre tira, y justo antes de que se decretara la cuarentena estricta en Alemania, Alemania logró completar Alles in Allem, el primer disco de Einstuerzende Neubauten en unos trece años y hecho posible gracias al financiamiento de sus fans. Una fórmula que muchos artistas han tomado en los últimos años, sobre todo tras el inicio de la revolución digital, a principios de los 2000.

Sobre los beneficios del formato del financiamiento directo, Bargeld asegura: “Recibimos dinero de los seguidores y eso nos ayuda a hacer los discos, es obvio, pero creo que más nos ayuda la atención que nos prestan. Cuando un lunes a las 4 de la tarde tocamos porque lo agendamos con ellos, eso nos impulsa a trabajar: somos tan perezosos como cualquier persona. Y son muy protectores con el trabajo, porque de alguna manera es de ellos, es algo propio”.

Además, el germano cuenta que la pandemia alteró los planes que tenía el grupo. “Antes de la cuarentena teníamos planeadas muchas fechas en Berlín, y muchos fans tenían tickets y hoteles para estos shows y fiestas. Hasta alquilamos uno de los estudios de Hansa para tocar en vivo todo el disco para los fans. No lo pudimos hacer”.

¿La solución? Experimentar, como siempre lo ha hecho, ahora ayudados por la tecnología. “Organizamos tres Zooms con cien personas cada uno para mostrarles las canciones. Y después de eso, el disco no se podía encontrar en ninguna plataforma pirata de la web, lo que me sorprendió. Ahora ya está en todas partes, es normal que se filtre, es probable que lo haya hecho un periodista, no me importa. Lo que quiero remarcar es que los seguidores lo cuidan porque lo sienten cercano. Es un efecto que no esperaba”, cuenta Bargeld.

Este nuevo disco principalmente se iba a tratar sobre Berlín. Pero algo pasó. “Si dejó de serlo fue en parte porque una canción, ‘Welcome to Berlin’, se discutió mucho con los seguidores. Mi decisión de descartarla tuvo que ver con esas conversaciones. Me di cuenta de que era derivativa, que no iba a ser bienvenida”, cuenta Bargeld a la autora de Nuestra parte de noche (Anagrama, 2019).

Mariana: ¿De qué manera es un disco sobre Berlín si decidieron desechar la canción que más se refería la ciudad?

Blixa: Era una canción muy viciosa, que hablaba del desarrollo de la ciudad, de cómo se convirtió en el centro de poder que es. Era muy mala, sin embargo. ¡Y lo pensaba como el centro, hasta como el título! Al tirar a la mierda el centro del disco, de repente el centro desapareció y eso fue bueno. A esa altura la ciudad estaba dispersa y diseminada en el resto de las canciones. La última, “Templehof” , es sobre un aeropuerto de la ciudad y sobre lo liminal. Sobre el momento de cruce del límite. No hay mejor símbolo de liminalidad que un aeropuerto.

Einstuerzende Neubauten

Experimentar y cortar

Sobre el proceso creativo de álbum, Blixa señala haber usado el modo de cut-up (no puede no ser experimental) y la cercanía con los fans : “Usé las cartas que se llaman Dave, una invención de la banda de hace muchos años atrás, donde hay anotadas palabras para asociación libre, todas muy específicas sobre la banda. Un cut-up, o un Tarot, un sistema de navegación. También llamé a veinte seguidores para que compartieran palabras conmigo. Una seguidora filipina que vive en Maryland me dijo ‘Kapit sa patalim’, que en filipino describe el más bajo estatus social posible, podría traducirse como ‘cerca del suelo’. Me encantó, porque estaba pensando en una canción relacionada sobre los refugiados y su estatus en Europa. También les pedí que, por ejemplo, me dijeran la última frase que habían escuchado: una terminó siendo el título de una canción, ‘Ten Grand Goldie’”.

Incluso, recurrió a las ideas que siempre anota en sus cuadernos. “Tomé todo ese material, lo volqué en este anotador y jugué con las palabras. Lo canalizo, lo manipulo, lo cambio, lo tomo como pista o posibilidad. Pienso en las diferentes y disparatadas fuentes que lo originan hasta que, en un momento, en mi cabeza, deja de ser nonsense, encuentra un camino. Siento que estoy escribiendo una canción política serial, con distintas intervenciones, pero la mantengo ambigua, para que cada uno tenga sus interpretaciones. Funcionó. No lo intentaría de nuevo, pero esta vez, la cosecha de palabras sirvió. Yo soy muy lento para escribir. Cuando estoy trabajando, puedo quedarme hasta la madrugada para conseguir una sola frase”.

Mariana: Hay canciones sorprendentes incluso para Neubauten como “Am Landwehkanal”, que tiene una melodía country.

Blixa: Si, absolutamente. Tenía esa melodía en la cabeza y tenía el título. Es un canal en Berlín, que tiene muchos. Pero eso era todo. Así que pensé ‘tengo que ir al canal y visitarlo y quedarme ahí hasta que me impacte la inspiración’. Lo hice, después me informé y me contaron que ahí fue donde tiraron el cuerpo de Rosa Luxemburgo. Esa fue suficiente información para mi. Es una canción que piensa en Rosa pero también en el Berlín de hace tantos años. Hay una frase que decía “teníamos miles de ideas y todas eran muy buenas”. Habla del asesinato de Rosa en el hotel Edén. Hay un diálogo con las otras canciones sobre la muerte del sueño del comunismo en este presente gentifricado, sin ruinas. Berlín es una ciudad que remite a estas cuestiones.

En el álbum, también se encuentra "Taschen", donde Blixa no perdió la ocasión de experimentar, esta vez, con unas bolsas. “Es la que cargan los refugiados pobres del mundo, los migrantes, que es muy típica en su forma y estampado. En el slang de Berlín se llaman “valijas de inmigrantes”, y en los 80 se llamaban “valijas polacas”, porque los polacos venían los fines de semana a vender al mercado de pulgas. Usamos las bolsas como instrumentos. No es el tipo de material que grita ser usado así, buscamos el punto para que sonara”.

“Al principio las llené de helio, porque pensé que sería fantástico que estas cosas pudieran volar, pero no funcionó. Entonces las llenamos de andrajos. De ropa vieja. De pequeñas cajitas que contenían monedas, clavos, pertenencias, cosas que la gente puede llevar. Las usamos como maracas, para que diera un sonido sin control. Y Andrew “toca” un sonido que grabé en China, precisamente en Wuhan, adentro de un edificio: es el sonido de una máquina, un ritmo industrial. El sonido de los andrajos es el del océano. Las bolsas dieron una metáfora y un sentimiento que era claro: un campo semántico que refuerzo en la letra hablando del océano como un animal feroz”, añade Blixa, que a estas alturas, parece un personaje de los libros de Mariana Enríquez.

Mariana: ¿Vas a seguir cocinando durante el aislamiento?

Blixa: Si, lo hago en vivo para los seguidores y después se sube online en otro formato. Lo próximo es berenjenas con albahaca. No cocino lo que se hacer, prefiero experimentar con cosas nuevas.

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