Marcianeke a fondo: “¿Tú crees que si yo dejo de cantar de violencia va a parar la delincuencia? Eso no es culpa mía”

FOTOS: Pedro Rodríguez.

Uno de los mayores fenómenos populares del último tiempo en el país habla en extenso con Culto sobre sus difíciles inicios, su depresión, cómo ha zafado de las adicciones, el show en que alguien le arrojó una bolsa con drogas desde el público, la exacerbación de las armas en la música urbana, sus ganas de ir a Viña y su polémica por no tener noción de The Beatles: "Me sentí pisoteado", responde.


Cualquiera diría que no es un buen día para Marcianeke. Uno de los mayores fenómenos de la música chilena en este siglo llega hasta las oficinas de La Tercera y luce taciturno, de hablar cortante, apenas articulando un puñado de frases y cambiando su afilada voz de lija por un balbuceo demasiado sosegado para alguien cuya vida en sus videos parece fiesta y desplante eterno.

“No soy mucho de hacer prensa”, parece justificarse. “Además yo soy súper melancólico, tengo una mirada muy melancólica. Te puedo estar hablando de una manera, pero puede llegar un momento en que me acuerde de otras cosas y me voy a ir a llorar, cachai”, dirá después casi al final de la entrevista. Y es así. Su mirada, casi siempre esquiva, parece un cerco reservado e imperturbable.

Pero, de pronto, se prende y parece iluminarse. Traza un boleto sin muchas escalas hacia las profundidades de su vida, intenta explicar cómo la fama fulminante ha golpeado su destino, pasa registro a sus fantasmas privados y aclara cuentas con rivales públicos y otros no tanto.

“Es que he aprendido que tengo que hablar para todo tipo de medios”, se justifica de vuelta. Quizás un buen punto de despegue es el colegio, la vida que Matías Ignacio Muñoz Muñoz, de 21 años, dejó hace no mucho. Ahí donde empezó todo cuando tenía 13 años. En las salas de clases donde despachó sus primeras composiciones, las que diseñaron éxitos futuros como Dimelo ma, Qué pasa?, Me quieren y me odian, y Los Malvekes. Y también su propia personalidad.

“Yo salí de Cuarto Medio y con cuea tuve la licenciatura, cachai. Yo me portaba mal, yo igual era desordenado. Cada año me echaban del liceo, cada año un liceo nuevo. Hasta que llegué a segundo medio y en ese liceo me quedé hasta Cuarto. Pero terminé Cuarto medio haciendo exámenes libres, o sea me portaba muy mal”.

-¿No te gustaban las exigencias propias del colegio?

A mí me gustaba hacer música. Siempre estaba improvisando en el colegio. Nos tocaba, no sé po, Lenguaje y en su momento no se hacía nada y aprovechábamos de hueviar. De tirar la talla. Ahora que salí, me arrepiento de no haber prestado atención en ciertas ocasiones, porque pucha estudié dos años Administración de Empresas y ahora yo tengo mi propia empresa para poder ser artista. No me la puedo solo, no puedo ser mi propio jefe. En algún momento lo pensé así. Necesitai saber de lo que es empresa y esas cosas, me hubiera gustado prestar un poco más de atención en el colegio.

-¿Qué encontrabas en la música que te parecía un refugio mucho mejor que el colegio?

Era un refugio más que nada, porque yo sufría de depresión severa. Varias veces. Tuve tratamiento de pastillas. A veces no me tomaba las pastillas y tenía la idea de suicidarme, no me resultaba, y andaba como estúpido, lento en todos lados. Son experiencias que a uno lo hacen más fuerte y sabes más cosas. En esa parada de lo que es estudiante yo estaba full perdido, no preocupado de estudiar, sino que sólo de terminar, sólo salir de Cuarto Medio y ya. Ni PSU di, nada de nada.

-¿Qué es lo que te causaba una depresión tan fuerte?

Fui bien… me restringía en muchas cosas. No podía ir a un estudio, porque pensaban que iba a ir a ese estudio a puro tontear, lo cual en ocasiones se hace. A veces compartes seriamente con amigos artistas, en otras no, va variando, depende del artista, de la confianza que tengas y de la manera que tengan de trabajar. Pero yo antes me restringía mucho, salía a cierta hora y terminaba haciéndome tests de orinas. Me sentía muy encerrado en la vida. Quizás era por mi bien.

-¿Por qué te cerrabas tanto, que te hacía estar encerrado?

Siempre fui frío para mis cosas, hasta hoy en día igual me cuesta. Siempre me dicen: ¿estai enojado?, ¿estai serio? Porque siempre ando con la cara baja. Son cosas de antes que me dejaron así. Pero de a poco se corrigen, de a poco uno intenta estar mejor con el público.

-¿Cómo ha sido el proceso de estar mejor frente al público y frente al resto?

Son problemas de uno que no tiene por qué cargarlos la gente, ellos no tienen la culpa. La música fue para desahogarme. En algún momento pude haber cantado tonteras, pero lamentablemente era lo que vivía. A algunos les identificaba, a algunos les gustaba, algunos me pedían más. Con decirte que el primer tema que yo sentí que canté realmente lo que yo viví, fue un tema cuando estaba con el productor y a mí me encontraron con los brazos cortados, llorando, y ya no daba más con la vida. Me fue a buscar él personalmente a la casa para poder grabar y salir de la volada, como se dice.

Tuve tratamiento de pastillas. A veces no me tomaba las pastillas y tenía la idea de suicidarme, no me resultaba, y andaba como estúpido, lento en todos lados.

-¿Por qué llegaste a esa situación tan extrema?

Estaba todo desangrado y no quería más de la vida, no quería más.

-¿Cómo recuerdas ese episodio?

Me acuerdo de que quería vivir de la música, porque si no cantaba iba a seguir intentando matarme. Yo tenía depresión severa… quizás me estaba ahogando en un vaso de agua, pero a veces la mente es más fuerte que uno.

-¿De qué manera todo eso se fue retratando en tu música?

Claro, puede que alguna vez haya cantado tonteras y todo, pero es cosa de escuchar las canciones del principio hasta ahora, va en una evolución. Puede que en algún momento canté de ciertas sustancias, de drogas, después de eso mismo, pero que le estoy bajando; después de que estuve solo; después de que llegó gente que aportaba; después otra que no… es que son muchos temas y por lo mismo, porque es todo lo que vivo.

“Son vivencias, la verdad es cruda, duele, yo también a veces trato de hablar de otras cosas para encajar a otro tipo de público, pero de que me cuesta, cuesta”.

-¿Qué es lo que más te hizo salir de la depresión, las pastillas y las adicciones?

La música, es que no podía ser nada más. He intentado con deportes, he intentado yendo a lugares lejos, en todos lados necesito estar con alguien que tenga las mismas metas.

-¿Cómo aparece la fama en todo esto? Porque también tiene tentaciones y caminos a veces complejos.

La fama te da, como también te quita cosas. La fama te deja claro que lo que estás haciendo está bien, que a la gente le está gustando lo que estás haciendo, de que realmente están interesados en saber más de ti, porque la música ya no se trata de que tema sacó o cómo suena, sino que la gente ahora está interesada en quién es el artista.

“Nunca pensé que iba a terminar haciendo entrevistas o programas de televisión para que sepan de mí. Lo mío era que sacaran la música y que sacaran la información de los temas que sacaba. Y uno igual pierde un poco la privacidad. De seguro saliendo de aquí yo me voy a sacar como 20 fotos con quien se me cruce…”.

-¿Y te gusta eso?

Uno canta por eso, uno canta con el fin de que te conozcan y claramente por lo que haces y no por otras estupideces.

-Tu siempre has repetido algunos dogmas con respecto a la fama: “Mientras más fama, más complicada se pone la vida”. ¿Cómo enfrentas eso? ¿Hay una sensibilidad especial con respecto a la fama?

Es que incluso están las frases: mientras más dinero, más problemas. Mucha gente está esperando tener una caída para todos estar ahí pendiente de la caída. Después corregir esa caída, todos están pendientes de que corrijas esa caída. Se fijan mucho en ti. Igual uno de repente se preocupa mucho y trata de hacer no las cosas mal, hasta que terminas haciendo las cosas mal. Hay mucha preocupación de tu vida privada. Yo antes estaba solo y no quería que nadie estuviera pendiente de mí, la verdad.

-Cuando la gente está pendiente de ti, hay también hartos prejuicios. Se habla mucho de tu figura o de lo que cantas. ¿Qué te genera lo que se opina de ti?

Nada, son cosas, son críticas constructivas, quizás algunas palabras están de más, son puntos de vistas de diferentes personas y son miles de personas que opinan. De esas miles de personas, tengo que tomar al menos una que me sirva.

-¿Qué te parece constructivo de lo que han dicho de ti?

Por ejemplo, me han dicho del contenido de las letras. Quizás me lo han dicho de mala forma del contenido de las letras, de que estoy incitando gente a tal cosa por mis temas, y nunca fue así. Yo dejando de cantar cosas de delincuencia, cosas de incitando a la violencia… ¿tú crees que si yo dejo de cantar de eso, va a parar la delincuencia? No. Va a seguir, va a seguir. Y quizás hasta peor. Yo no dependo de esas cosas, esas cosas no son por culpa mía. Antes que yo cantara, ya había violencia e incluso peor. Eso lo quiero dejar en claro. Los contenidos lo quiero dejar en claro. Todo lo que está pasando no es por culpa mía. No depende de mí.

-O sea, en ningún caso un artista va a estimular la violencia o la delincuencia con sus letras, ¿no?

Nosotros cantamos lo que nos gusta, de donde venimos. Lamentablemente la gente nos está mirando hacia abajo y ya los que están arriba están haciendo lo posible para opacarnos. Pero no es culpa nuestra lo que pasa. Somos el centro de atención, eso lo sé, gente de afuera también se está fijando en nosotros.

Una bolsa desde el público y el caso Cris MJ

-Con respecto a los prejuicios y a la mirada que hay de ti, ¿qué te parece que en un show reciente alguien del público te arrojara una bolsa con algo que aparentemente era drogas?

Hubo un momento que yo igual estaba borrado y cometía el error de recibir esas cosas y tenía un supuesto corista que me acompañaba y le decía “recíbelas tú, para yo no andar recibiendo mierda”… cosas así. Al fin y al cabo uno termina dejándose una mala imagen y ahora sufrí las consecuencias un par de tiempo, pero también supe qué hacer, y supieron ayudarme mi equipo de trabajo. De a poquito ir ayudándome, como yo ayudé en su momento, quizás ahora me están ayudando a mí. Es cosa de demostrar que, si yo puedo, cualquiera puede. Yo también era una persona que caía fácilmente en tentaciones y cosas así, sobre todo lo que es drogadicción y esas cosas.

-¿Cómo zafaste de la drogas?

Es que pucha, no se puede zafar de un día para otro. Muchos dicen que es tratamiento de meses, de esa huevá…na que ver. Si uno quiere, puede. Si uno quiere decir que no, es no, no más. Hay que saber decir que no. Así como hay mucha gente que dice que no, yo también lo hice, yo también tomé la bolsa de sustancias y la arrojé, para que vieran que, si yo lo hice, yo también puedo.

“Fui bastante halagado. Me gustó, pero no me llenó. No era parte de mi show recibir algo y mandarlo a la mierda. Eso no. Me gustaría dejarlo en claro para que dejen de hacerlo. No me terminan aportando ni agradando en nada”.

-¿Qué te pareció que Cris MJ el pasado fin de semana haya aparecido con un arma en un live de Instagram, como una manera de amedrentar a un productor que tuvo quejas por su show?

Todo artista llega a un momento que se frustra, todos cometemos errores y estamos con la cabeza caliente, con cosas que quizás el otro día nos podemos arrepentir, cachai. Yo no lo juzgo, no lo juzgo, porque yo también he hecho cosas con la cabeza caliente, no amenazas, pero si cosas que no tienen nada qué ver. Pero es mejor calmarse y no decir cosas con la cabeza caliente, porque si las dices así, vas a armar más problema. En vez de solucionarlo.

“Cris Mj siempre ha sido reservado para sus cosas, nada qué decir de él y, si pasó lo que pasó, tendrá su motivo. Menos mal que se puso los pantalones y supo corregir el problema”.

“Yo antes por ejemplo también solucionaba las huevadas así; llamaba a mi grupo de amigos y les decía ´ya, vayan a pegarle a este, que me tiene aburrido’. Pero yo ahora no. Si esa persona tiene su gente, me junto yo a hablar con la gente y buscar una solución, no tengo problemas, la cosa es saber hablar con la gente, porque últimamente ya nadie habla”.

“Lo que más me ha hecho cambiar son las cosas que han pasado, porque uno también aterriza. Muchos artistas se creen superiores a los demás y eso es no llegar a nada. Yo hubo un tiempo en que me creí el hoyo del queque. Hubo un momento en que no me ayudaba nadie, en que no me aportaba nadie. Obviamente yo quise rechazar a los que no me pescaron. Pero aún así, algo no me dejaba. Pero a mí me gusta ayudar y todo. Ahora quizás tengo que ser más precavido, porque he estado dándole ayuda a gente que quizás no lo merecía, que no me pagó con la misma moneda. No voy a nombrarlos, no soy así, si hubo gente que yo ayudé, que no me devolvió con la misma mano, es mal agradecida. Pero bueno, yo cumplí con ayudar, si no se me devuelve con él, se me devolverá con otra persona”.

-¿Crees en Dios? ¿Eres creyente?

Claro, todo lo que me ha pasado es porque lo recé alguna vez llorando. Porque tenía depresión, depresión severa, me estaba ahogando en un vaso de agua por cada problema que tenía.

“Me encerraba en el cuarto llorando, era un momento solo, triste, y era un momento en el que tienes más cercanía. Yo no soy mucho de contarle los problemas a la gente. Porque, pucha, hoy son oídos y mañana son lengua”.

El caso The Beatles

-Lo que generó bastante lengua fue una entrevista que hiciste hace un tiempo en TVN donde decías que no tendrías problemas en colaborar con Los Beatles, una banda que desapareció hace mucho tiempo. Hubo muchísimas repercusiones al respecto, gente que se rio, otra que te defendió. ¿Cómo recuerdas esa entrevista?

Sí, bueno, yo sé que fue con la intención de… es que estaba bien esa entrevista, yo estaba sabiendo qué responder y todo, pero de repente los de la tele quisieron intentar pisotearme tirándome alguna talla. Me sentí pisoteado. De hecho, saliendo, los cabros me dijeron: ‘te hicieron una pregunta con el objetivo de hacerte cagar. Porque ibai bien’. Pucha, porque aún así, yo supe qué responder y todo. A mí me dijeron una pregunta y yo dije con quien sea (colaboro); si es cosa de ayudar, sí. Yo tampoco me voy a echar a morir por eso, no será la primera vez, siempre van a intentar pillar la quinta pata al gato, tratar de que, si vas para arriba, van a hacer lo posible por tirarte hacia abajo.

-En redes sociales mucha gente se rio del hecho de que no conocieras a Los Beatles y hubo otros que, por lo mismo, acusaron clasismo. ¿Te parece que fue clasista que mucha gente se riera de tu respuesta?

Yo siempre me he preocupado por mí, siempre respondo por mí, y quizás no estaba preocupado de esa música. Ahora yo hago mi música y me pueden preguntar en todos lados qué cosa escuchai, yo digo ‘mi música’. Yo no soy mucho de bandas antiguas. Con decirte que ha costado un mundo que me convencieran de ir a bailar cueca. No soy mucho de músicos antiguos.

Marcianeke y los Beatles: el debate que se tomó las redes. Foto: referencial

-¿Y al final ubicas a Los Beatles?

No los cachaba mucho. Y ya se han hecho cosas para que no siga la burla, me han enviado proyectos de voces de ellos y agregar las mías, hacen pistas. Igual la gente está preocupada de ponerle el parche a la cosa, tratando de tomárselo con humor, como yo me lo tomé también, yo no me iba a … pero para nunca más ellos.

-¿Para nunca más la tele?

Para nunca más ellos, se cortan la mano solos. Yo soy de una pura vez no más. Si a la primera ya no, cagaste. Es blanco o es negro. Nosotros tratamos de ser bastante derechos para nuestras cosas, por eso nos ha ido bien. Hubo momentos en que fuimos súper desordenados, creyendo que estábamos haciendo las cosas bien, cerrados de mente, hasta que nos dimos cuenta de que en equipo se hacen mejor las cosas.

El quiebre y los chistes de Copano

-El hit Dimelo ma en 2021 fue un quiebre en tu carrera. ¿Esperaste ese momento?

Fue bastante raro. Yo no asumía que estaba pegado. Subí el tema con Pailita, el Dimelo Ma, también estaba el Tutsi Code Mari, que era con el Cris Mj, y yo de la nada veía y decía ‘este tema llegó a tendencia’, pero yo no sabía qué es lo que era tendencia. Yo no entendía nada, hasta que veía que era tendencia. Y después yo salía y veía que me saludaba cada vez más gente, hasta que ahí alguien me dijo: ‘oye tai pegado, no podís ir al mall ahora solo’”. Igual la gente cada vez más entiende y trata de no invadir tanto la privacidad, porque una foto no se la voy a negar a nadie.

-Tu figura es omnipresente. No estuviste en el Festival de Viña, pero sí marcaste la rutina de un humorista como Fabrizio Copano, que te mencionó muchas veces. ¿Cómo te lo tomaste?

Todos me han dicho que ya yo de artista pasé a fenómeno, a figura pública, pero bueno, es para demostrar que los artistas somos personas, somos iguales a todos, si uno puede, ellos también pueden. Yo soy así. Por mi parte fue bueno, no me lo esperaba, pero estoy feliz con eso.

-¿Algunos de los chistes de Copano te parecieron muy pesados?

Fui a su rutina, su función es hacer humor. Si yo me enojaba… no sé de humor yo. El humor se basa en eso, en tratar de no humillar, solo en tirar la talla con alguien. No me enojé, me lo tomé con humor. Si yo molesto, tengo que dejar que me molesten también.

El triunfo urbano chileno

-¿Cómo vas elaborando una canción, como nace el proceso creativo?

Hay que esperar el momento preciso. Por ejemplo ahora acabamos de sacar A Poto Pe, es un tema de cuando yo estaba recién empezando, y ahora llegó el momento de sacarlo, esperamos el momento preciso. Así se llegó a la decisión de sacarlo con El Jordan 23.

“Con otros nos hemos reconciliado. Con el AK420, años sin hablarnos, por diferencia de cabros chicos. En algún momento nos topábamos y ni siquiera nos dirigíamos el saludo, por puro orgullo más que todo, lo que no nos llevó a nada. Hasta que hubo un momento en que se hizo la fiesta Bresh (en marzo en Espacio Riesco), y que estaba él saludando a todos los artistas, hasta que no me pudo negar el saludo y me saludó. En el mismo momento intentamos hablar la cosa, pero nos organizamos para hablar al otro día y hacer un tema”.

-¿Que tiene la música urbana chilena que ha podido tener un alcance tan amplio y transversal?

Por la unión más que nada, aquí la gente ha tratado de ser lo menos orgullosa posible. Si tiene la oportunidad de ayudar a alguien y generar un empujoncito, de ‘un día estás abajo y te ayudo para que estés arriba donde esté yo’, es algo bastante bonito. En otro país, vas a una fiesta y con suerte cantaron dos, acá cantan todos en el escenario, como pasó en la fiesta Bresh. La unión es bastante bonita y eso lo ve la gente de afuera. Hay que mantener el idioma chileno, uno lo ve afuera y la gente está loca por el idioma chileno.

-¿Cómo se te ocurrió tu forma tan distintiva de cantar?

Es que siempre hay que tener tu propia imagen. Uno no llega arriba copiándole a alguien. Nunca. Yo nunca traté de imitar a nadie. Sí me inspiré en gente, pero copiarles, no.

-¿En quién te inspiraste?

En Ñengo Flow, algunos no lo conocerán, pero lo que es la música urbana todos lo conocen. Él es muy humilde, vino para acá, estuve dos días con él, no hicimos música ni nada, pero él hablando de mí como si fuéramos conocidos de siempre. Le gusta compartir con artistas, todo bien, pero igual de repente necesita su seguridad y lo aterrizan un poco, pero es bastante humilde. Yo feliz de estar con él, pero no copiarle a él.

“Quiero ir puliéndome, quiero preocuparme de mí no más, ya me inspiré en algunos y nada, ahora me queda hacer las cosas bien porque ahora hay gente que quiere ser como yo. Y tengo que hacer las cosas bien. Ahora estoy preocupado de eso, porque hay gente que quiere ser como yo”.

-¿Qué te hace sentir que haya artistas que quieren ser como tú? ¿Hay una responsabilidad ahí?

Es bueno y a su vez malo, porque hubo momentos en que yo me estaba portando mal y había gente que quería portarse mal como yo. Hasta hubo un momento en que tuve que tocar fondo y darme cuenta de eso.

-¿No te da miedo volver a tocar fondo?

No, porque uno aprende. Yo hasta hoy sigo haciendo las cosas bien, como también las hago mal, y llega el momento hasta que tengo que aprender y corregir. Los errores son para corregirlos.

-¿Qué es lo que más te gusta de tu carrera actual?

Que sigo siendo yo, estando más arriba o más abajo. Y a mí me van a ver de todo. Todo tipo de público. Mucho niño también. Y hasta autistas; he quedado loco que vayan a mi show gente autista. He quedado loco. Ahora, yo tampoco me creo el sabelotodo, también cometo errores.

-¿Cuál ha sido el mayor error de tu vida?

Difícil pregunta. No me arrepiento de nada. Uno no se puede arrepentir, porque por algo lo hizo. Ya está hecho.

El dinero y ¿a Viña?

-¿Cómo sigue la relación con tus padres, con Yasna y José Muñoz? ¿Vives aún con tu padre?

No, la verdad no, tuve un problema ahí. Mi familia también ha tenido sus problemas, los que he tenido que asumir. Ahora dependen de mí, ¿cachai? Si yo estoy mal, ellos están el doble de mal. No están bien. Prefiero no hablar de eso. Son bastante personales esos problemas y tampoco me gustaría dejarles una mala imagen a ellos. Pero por el momento las cosas no andan bien en la familia, estoy haciendo lo posible por animar a uno un rato y a animar a otro, otro rato. Somos cinco, si yo ando mal, van a andar todos más mal de lo que están. Son una preocupación para mí, pero me atrasó. Yo ahora estoy bien, pero trato de demostrarles que no pueden ahogarse en un vaso de agua.

Marcianeke fue uno de los invitados sorpresa de la primera fiesta Bresh en Chile.

-Tú ya lo viviste eso.

Sí, ya lo viví, con decirte que sé qué hacer cuando uno de los dos me dice que está llorando, que no puede más y que se quiere matar. Es un giro de 360 bastante grande. En algún momento se los decía yo: ‘no quiero más, me voy a matar’. Y que ahora ellos me lo tengan qué decir, es un cambio bien grande. Me ha tocado duro, pero todo sacrificio tiene su recompensa. Diosito todo lo premia”.

“Yo soy súper melancólico, te puedo estar hablando así a ti, pero puede llegar un momento en que me acuerde de otras cosas y me voy a ir a llorar, cachai. Es así. Los ojos no mienten. Uno transmite harto con la mirada. Los ojos no mienten. Por algo cuando uno miente no mira a los ojos”.

-A propósito de tu familia, ¿cuáles son los resguardos que hoy tomas con tu vida privada?

Hasta hoy en día me quieren secuestrar, hasta el día de hoy tengo que andar con cuidado de no perder la vida por una cadena, cachai. Es así. Tengo seguridad, pero últimamente ni a un guardia le compran.

-¿Cómo es tu relación con el dinero?

Últimamente ya prefiero mil veces no salir con plata. La plata sirve, pero no te llena; que la plata no te llene no más y uno puede hacer hartas cosas. Hay que saber manejarla. Yo hasta hoy en día prefiero no saber cuánta plata tengo, o si no me vuelvo loco. Tengo que saberlo, pero a veces prefiero que no. Hoy yo manejo más de 20 personas y pura gente que viene de abajo y yo feliz que tiremos todos para arriba juntos, y que podamos no atenernos a nada. La mayor fortuna que uno puede tener es el respeto y el cariño de la gente.

-¿Te gustaría ir al Festival de Viña en 2024?

Bueno, espero que dejen de mal mirarme los que trabajan ahí en Viña y me inviten, si ya después que tanto me criticaban por mi contenido que no me dejaban ni siquiera entrar al Festival, a pesar de que entrando ahí de público era el centro de atención, ¿por qué no podré estar en 2024? Es cosa de que ellos aterricen y se den cuenta de que nosotros no somos malos.

-¿Sentiste que no te miraron bien en Viña?

Muchas veces. Me hacían el comentario de que ‘la alcaldesa no te quiere aquí’. O me decían ‘si te tiras a cantar con un artista, te vamos a quitar el micrófono y te echamos cagando’. Gente del equipo de ahí, que le llegaban llamados, me decía eso. Yo quedaba como ´¿qué mierda?’, hasta que tuve que decirlo en varias entrevistas y que le llegara a la persona correspondiente para que le cambie el chip un poco. Me gustaría estar en Viña para callarle la boca a los demás, ya no lo veo como meta porque trataron de pisotearme caleta en ese lugar.

Marcianeke culmina el diálogo alertando que para 2023 se vienen más canciones y un disco. Él mismo que se bautizará Nosotros somos el corte. Porque, según dice, hoy los exponentes de la música urbana local merecen respeto. Porque ha sido un camino tan largo como repentino al estrellato.

*Si tienes dudas sobre salud mental y prevención del suicidio, puedes llamar a Salud Responde marcando el número 600 360 7777.

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