Werner Herzog retorna con su último desborde cinematográfico. Después de filmar tres largometrajes en un corto período de tres años, estrena hoy en todo el mundo una nueva película de ficción que perfectamente podría pasar por lo contrario: un documental.

En Family Romance LLC, el realizador alemán recreó con un guión de su autoría lo que una singular empresa japonesa hace previo pago: amor a domicilio, personajes que interpretan a los padres, amigos o amantes de ciudadanos necesitados de afecto. Parece no ficción, pero en estricto rigor Herzog hizo representar cada una de las escenas a quienes se dedican a esto.

El raro emprendimiento nipón es la clase de locuras que sólo pueden ser registradas por alguien tan arrojado como el director bávaro. El año pasado la película sorprendió en la selección oficial del Festival de Cannes y hoy, a un año de los tiempos sin pandemia, la única forma de verla es a través del streaming. Concretamente será en el servicio Mubi, plataforma digital de impecable curatoría, que la ofrecerá gratis por 24 horas previa inscripción en su página online.

En esta oportunidad también habrá un tiempo para las palabras: Herzog hará una introducción y tras su exhibición habrá una sesión de preguntas y respuestas.

Family Romance LLC parece no ser un número más en su abultada filmografía. Se ve que el director le tiene cariño. En el video disponible en el canal YouTube de Mubi, Herzog dice: “Esta es una de mis obras esenciales, en el mismo lugar que Aguirre, la ira de Dios, El enigma de Kaspar Hauser y Cave of the Forgotten Dream”.

Negocios de cariño

Family Romance LLC toma su nombre de la compañía de Tokio manejada por Ishii Yuichi, quien acá se interpreta a sí mismo. Su empresa del afecto ya lleva 11 años en el rubro y ha llegado a tener 1.500 actores trabajando en diversos roles a pedido del cliente.

Hay situaciones como la novia que arrienda un padre para su casamiento pues el auténtico siempre está borracho. También está el empleado ferroviario que se equivocó en la salida de un tren y contrata a un reemplazante para que reciba los insultos de su jefe. Y, por supuesto, están los más “clásicos”, como los que tienen que ver con las parejas artificiales o escort en fiestas y reuniones.

El tono de la historia va del humor al drama, pero la nota dominante es más bien la tragicomedia. Aunque sea difícil de creer, el señor Yuichi envía actores a funerales para representar a los recientes familiares desaparecidos, quienes entran al ataúd y reciben la despedida de sus “deudos”. Esta operación se hace cuando las cajas mortuorias no tienen vidrios o están selladas.

La película se detiene en una historia en particular: una madre contrata los servicios de Yuichi para que interprete al padre de una niña de 12 años, al que no ve desde pequeña. Es una situación delicada pues involucra a una menor, pero también porque los lazos entre Yuichi y la familia comienzan a llegar a límites peligrosos, fuera de lo que establecen las normas de esta empresa.

Cuando a fines de noviembre del 2018 Werner Herzog estuvo en Santiago para dar una gran clase maestra en La Ciudad y las Palabras, dijo en más de una oportunidad que acababa de rodar una película en Japón “con cero presupuesto y sólo con mi cámara”. Meses después contaría que nadie quería financiar un filme sin actores profesionales, sin guión y en el otro lado del mundo. También reveló que gracias al dinero que obtuvo haciendo de archivillano en la popular serie The Mandalorian, de Disney Plus, pudo terminar la posproducción de la cinta que hoy se podrá ver gratis.

No deja de ser irónico que un buen salario de Disney Plus, servicio que aún no llega a Latinoamérica, haya permitido la conclusión de la nueva obra de uno de los grandes del cine contemporáneo.