Baladas sentidas, discursos políticos, una respuesta a Carabineros y una Gaviota regalada para beneficencia. Si el debut de Mon Laferte en el mayor evento de su ciudad natal, en 2017, había sido mágico y consolidatorio para su carrera, su regreso a la Quinta Vergara, tres años después y en medio de un país enrarecido -con el hotel O’Higgins vandalizado y la Ciudad Jardín como epicentro de las protestas-, fue la apoteosis total.

Imposible que su retorno al certamen pasara inadvertido: para el verano del año pasado, la solista viñamarino no sólo aterrizaba como una de las estrellas indiscutidas de la parrilla, sino además como una figura polémica. Sobre todo luego de su denuncia a Carabineros después del 18 de octubre de 2019, durante una entrevista con Univisión, donde aseguró que “hay muchos casos en donde la misma policía y los militares fueron quienes estuvieron incendiando”.

La frase motivó una respuesta directa por parte de Carabineros, quienes, a través de dos documentos, solicitaron al Fiscal Nacional Jorge Abbott que los responsables a cargo de estas investigaciones citaran a la cantante a declarar formalmente. Finalmente la acción fue desestimada mediante un comunicado oficial del Ministerio Público, explicando que “actualmente ninguna de las Fiscalías Metropolitanas ha determinado que la diligencia solicitada sea por ahora relevante para las diferentes investigaciones”.

En medio de este episodio y de los llamados a boicotear el Festival de Viña. Mon Laferte volvía a pisar la Quinta Vergara, como número principal de la segunda noche del evento.

FOTO: LEONARDO RUBILAR CHANDIA/AGENCIAUNO

Allí repasó los éxitos de sus tres discos -Mon Laferte Vol.1, La Trenza y Norma- en medio de un escenario complejo. La noche anterior se habían producido protestas en Viña del Mar y fuertes disturbios entre manifestantes y efectivos de Fuerzas Especiales se hacían presentes en las afueras del Hotel O’Higgins.

“Siempre estuvo esa sombra de que se iba a cancelar”, dice a Culto David Edelstein, más conocido como Rulo, exmiembro de Los Tetas y bajista de Laferte durante el espectáculo de la cantante en Viña. “Nos sentíamos en una dualidad. Queríamos que el show ocurriera, pero también entendíamos si se cancelaba. Al final no pasó a mayores y todo salió súper bien”.

El bajista, que vivió el show en primera persona, admite que efectivamente no fue una situación fácil de afrontar debido a la presión que significó inaugurar la segunda noche del Festival en medio de un clima complejo. “Ese día no sé si éramos nosotros o el ambiente, pero había tensión antes de subir al escenario. No era un show normal, pero siento que todo fluyó muy bien y creo que también sirvió la rutina que hizo Kramer la noche anterior. El público estaba súper en buena onda”.

Durante el show, Laferte dejó en un momento la música de lado para dar pie a un monólogo sobre sus orígenes y su infancia en una población de Viña del Mar, además de expresar su descontento hacia lo que ocurría en el país en ese entonces. “Es tan difícil quedarse callada cuando uno lo vivió en carne propia, porque no todos saben lo que es cagarse de hambre de verdad”, sostuvo en medio de su presentación.

Respecto a este recordado discurso, Rulo indica que “mucha gente le decía a Mon que hiciera algo, que dijera algo, que hiciera esto, que hiciera esto otro y me gustó la actitud que tuvo de simplemente decir lo que estaba sintiendo en el momento de una manera espontánea y honesta”. De hecho, según detalla el músico, no había un discurso preparado por la solista para la ocasión.

FOTO:FRANCISO LONGA/AGENCIAUNO

Edelstein vivió su propia anécdota antes de subir al escenario, la que da cuenta de la tensión y el clima caldeado que se vivía en la Quinta. “En un momento tuve que salir de la Quinta Vergara y al volver había una fila gigante. Necesitaba entrar rápido porque faltaba poco tiempo para el show y le pedí a los primeros de la fila, un señor con su hijo veinteañero, si me podían dejar pasar porque tenía que ir a tocar con Mon Laferte y ambos reaccionaron un poco agresivos. El hijo se puso un poco prepotente y empezó a decir que no, que no le gustaba Mon Laferte y que estaban en contra de nosotros. Me fui rápido, le di las gracias por dejarme pasar y entré, pero quedé con la idea de que el público podía estar dividido y que podía ponerse un poco más agresivo”, recuerda.

Pese a todo lo anterior, nada impidió que la viñamarina y sus músicos protagonizaran ese 24 de febrero una noche mágica y consagratoria, que incluso tuvo un recordado segmento cuequero en el que la artista invitó a cerca de 50 colegas sobre el escenario, en una de las postales que dejó la velada. Una que culminó con aplausos, una Gaviota de Plata y otra de Oro para Mon Laferte.