Una pequeña aparición en Palo Alto (2013) fue el puntapié inicial de Margaret Qualley en la pantalla grande. Por aquel entonces no gozaba del reconocimiento actoral como sí podían presumir sus compañeros de reparto: James Franco y Emma Roberts. En contraposición, su hoja de vida se limitaba a estudios acotados en danza y algunos vínculos con el modelaje. Eran sus primeros pasos en una industria que no había llamado su atención en gran medida.

Claro que hoy su lugar profesional dista mucho de aquello. Sobre todo cuando la actriz resuena con Las cosas por limpiar, la miniserie dramática estrenada el pasado viernes en Netflix que marca el que es quizás su papel protagónico más notable e importante hasta la fecha.

En diez capítulos Qualley interpreta a Alex, una madre veinteañera que ve tambalear su vida tras las malas experiencias con su pareja y que toma la decisión de escapar junto a su hija de aquel entorno violento en medio de la noche. Bajo esa premisa debe comenzar a trabajar como criada haciendo aseo para solventar el pequeño núcleo que está bajo su resguardo.

Una ficción con una buena dosis de trabajo duro, roces y asistentes sociales, grabada durante nueve pandémicos meses en Vancouver, Canadá y basada en las memorias de Stephanie Land en el libro Maid: Hard work, low pay, and a mother’s will to survive, uno de los fenómenos editoriales de 2019 en Estados Unidos.

Se trata a fin de cuentas de una suerte de consagración de la actriz de 26 años que antes marcaba en su historial productos como un anuncio de un perfume dirigido por Spike Jonze, la vapuleada adaptación de Netflix del anime Death note en 2017 y la que es su interpretación más reconocible en el globo: Pussycat, uno de los personajes entrañables de la novena película de Quentin Tarantino Había una vez en Hollywood (2019).

El proceso de formar parte del séquito de Charles Manson en aquella reinterpretación de Los Angeles de 1969 la hizo compartir escenas con un experimentado Brad Pitt y también determinó que ciertos ojos se posicionaran sobre ella. Al fin y al cabo LuckyChap, la productora de Margot Robbie, fue la que manejó parte de los hilos de su drama más reciente.

Eso sí, no solo se ha nutrido del séptimo arte. Qualley ha tenido un par de roles secundarios en televisión como una hija adolescente en la serie de HBO The Leftlovers o en Fosse / Verdon, asumiendo el papel de Ann Reinking. Fueron algunas ficciones que sirvieron como indicios de una carrera que comenzó inesperadamente tras una invitación a una clase de improvisación en Nueva York. En esa localidad se había instalado a los 16 años a estudiar ballet, pero naturalmente no prosperó.

“Tengo como un millón de papeles de ensueño. Me divierto mucho actuando. Y eso es lo más genial para mí. quiero trabajar con personas que aman hacerlo de la misma manera que yo, y simplemente jugar. Porque eso es lo que es, es un juego realmente muy arriesgado”, aclaraba a Interview Magazine en marzo de este año al ser preguntada por su futuro.

Claro que los sets de grabación y su llegada a las cámaras no es de extrañar, y puede que esté asociada a la genética. Es hija de Andie MacDowell, aplaudida actriz que en su momento fue nominada a los Globos de Oro y que en los 90 se convirtió en un rostro reconocible, sumando un buen número de interpretaciones en dramas y comedias como El día de la marmota (1993). Ahora, incluso ella se sumó a la Las cosas por limpiar, curiosamente también como su madre.

Claro que Qualley se ha mostrado conforme al respecto, no bajo la sombra de su progenitora, sino que construyendo su propio camino. Uno que hoy parece estar aún más afianzado por el gigante del streaming.

¿La opinión de la crítica frente a lo nuevo? Pareciera rendirse a sus pies. “La joven estrella ha estado al borde de un gran avance durante años, y ese momento está aquí”, puntualiza el sitio especializado rogertebert.com en su repaso por el drama familiar. “Este es el tipo de actuación fenomenal y reveladora que debería durar toda la temporada de premios, al igual que Gambito de dama lo hizo desde esta época el año pasado hasta sus recientes premios Emmy. Qualley tiene los pies en la tierra y es brillante”, determina.

Palabras similares también le otorga Rolling Stone: “Ofrece una actuación a nivel de estrella de cine. No en el sentido de que sea glamorosa, ya que Alex pasa mucho tiempo acumulando suciedad, sino en la forma en que da vida y alegría a largas secuencias que serían tediosas sin el carisma que irradia de ella”.

“Una actriz convincente y aguda, que podría llevar a los espectadores a cualquier parte. Las audiencias que la conocen mejor como la efímera hippie de Había una vez en Hollywood pueden sorprenderse de lo bien que puede evocar sensaciones de ansiedad o de ambivalencia”, concluye Variety.

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