Valery Gergiev: el célebre maestro ruso amigo de Putin que el mundo declaró persona non grata

AP Photo/Ivan Sekretarev

En medio del creciente "bloqueo cultural" a Rusia, el reputado maestro y director de la orquesta del Teatro Mariinsky, quien se presentó en Chile en 2016, perdió esta semana todos sus trabajos fuera de su país. Las Filarmónicas de Munich y de Róterdam lo despidieron, mientras que la Scala de Milán y el Carnegie Hall de Nueva York lo sacaron de su cartelera, por no haber condenado públicamente la invasión a Ucrania.


América y Europa le empiezan a cerrar todas las puertas a Rusia. No sólo las de la política, el comercio y la diplomacia; también las de las tecnologías de información, el deporte, el cine, la música y la actividad cultural en general, un ámbito en el que el gigante europeo es potencia mundial.

Desde el inicio de los ataques y la ocupación de Ucrania por parte del gobierno de Vladimir Putin, hace siete días, el “bloqueo cultural” se extiende en efecto dominó por todos los rincones. Incluso en Chile: esta semana, por ejemplo, un teatro de Providencia que suele incluir en su cartelera anual la transmisión del ballet de Bolshoi,a la compañía insigne de Moscú, decidió cancelar las funciones que comenzaban el próximo miércoles. La medida -explican desde el recinto- corre para todo el mundo.

La música clásica y las diversas expresiones doctas provenientes de Rusia sufren un duro golpe con la crisis militar de estos días y el más reciente caso es el del director de orquesta Valery Gergiev, quien en pocos días pasó de ser uno de los más respetados y poderosos “maestros” de la música clásica en el mundo a un célebre desempleado. Al menos fuera de las fronteras de su Rusia natal. ¿La razón? Su amistad con Putin y su decisión de no condenar públicamente la guerra.

Foto: GEORG HOCHMUTH / POOL / AFP) / Austria OUT

Esta semana, el reputado maestro de 68 años fue despedido como director titular de la prestigiosa Filarmónica de Munich -cargo que ocupaba desde 2015- precisamente por su apoyo al presidente Putin y por no rechazar la invasión de Ucrania, según detalló el alcalde de la ciudad alemana, Dieter Reiter, quien exigió al músico pronunciarse sobre la “brutal guerra de agresión que Putin está librando contra Ucrania y ahora, en particular, contra nuestra ciudad hermana de Kiev”.

“Esperaba que repensara y revisara su evaluación muy positiva del líder ruso”, explicó el alcalde. “Después de que esto no ocurrió, la única opción es la ruptura inmediata de los lazos”.

En paralelo, la Filarmónica de Róterdam (Países Bajos) también cortó lazos con Gergiev y dijo que “una división infranqueable” entre la orquesta y el director sobre el tema de la invasión rusa se hizo evidente después de hablar con él. Antes, el 28 de febrero de 2022, el Festival de Verbier solicitó y aceptó la dimisión de Gergiev como director musical de la Orquesta del Festival de Verbier.

Y también, La Scala de Milán, que envió una carta a Gergiev pidiéndole que declarara su apoyo a una resolución pacífica en Ucrania o no se le permitiría completar su compromiso dirigiendo La dama de Picas de Tchaikovsky.

La seguidilla de emplazamientos al director de orquesta comenzó cuando la Filarmónica de Viena sacó al músico de una gira de cinco conciertos en EE.UU. que iba a comenzar el 25 febrero, mientras el Carnegie Hall de Nueva York anunció que había decidido cancelar dos funciones de mayo de la Orquesta del Teatro Mariinsky que iban a ser dirigidas por Gergiev.

Fue con el Mariinsky, precisamente, donde Gergiev consolidó su poder y su estatus en la escena docta internacional. En 1986 asumió como director general de la orquesta del teatro, con sede en San Petersburgo, y dos años después llegó a la oficina de Boris Yeltsin con una lista de exigencias. “Lo golpeé con Estados Unidos”, contó a The New York Times en 2009. Le aseguró que con US$ 30 millones podía empezar a convertir al Mariinsky en un epicentro de la música clásica y la cultura, como el Kennedy Center o el Lincoln Center, verdaderos “símbolos del poder cultural”. “Podemos hacer eso”, le respondió Yeltsin.

Fue bajo ese mismo rol, además, que el director llegó a Chile: en 2016, tres años después que The Times lo nombrara “el hombre más poderoso de la música clásica”, el ruso aterrizó en el país para ofrecer dos conciertos -en marzo de ese año- en el Teatro del Lago de Frutillar. Lo hizo junto a su orquesta del Mariinsky, con un repertorio que ofreció obras emblemáticas de Tchaikovsky, Prokofiev y Shostakovich.

La crítica se rindió a sus pies y a su reconocida habilidad para conducir a los instrumentistas en escena, contagiando a los músicos y al público de su energía, desplante y manejo de los silencios e intensidades. “En ese marco se comprobó que afrontar a Gergiev es encarar a un maestro que extrae matices, crea atmósferas, aprovecha con expresividad los silencios, estruja los discursos musicales, contrasta los estilos y equilibra las dinámicas y los tiempos”, dijo entonces la crítica de La Tercera.

FILE PHOTO: Russian conductor Valery Gergiev attends a news conference in Vienna, Austria, May 30, 2018. REUTERS/Lisi Niesner/File Photo

Pero ni su poderoso currículum ni su celebrada “mano” como conductor parecen ser capaces esta vez de salvar al maestro, atrapado por su silencio en medio del boicot cultural contra Moscú. Su amistad con Putin, además, pareciera ser más que algo simplemente protocolar y se ha llegado a afirmar que cada uno es padrino de los hijos del otro (aunque Gergiev negó esta situación en una carta a The Daily Telegraph en 2008).

Con todo, hay voces que han salido a defender al director. Entre ellos, la famosa cantante lírica Anna Netrebko, quien también ha vivido en carne propia el “cerco cultural” contra Rusia, aun cuando ella reconoció públicamente oponerse a la guerra.

“Soy rusa y amo a mi país, pero tengo muchos amigos en Ucrania y el dolor y el sufrimiento en este momento me rompen el corazón. Quiero que esta guerra termine y que la gente pueda vivir en paz”, dijo en una publicación en sus redes sociales, luego de que le suspendieran todas sus actuaciones de este mes y se quedara fuera de la temporada del Metropolitan Opera House.

Sobre su situación y la de otros colegas rusos, como Gergiev, reclamó: “¡Obligar a los artistas y a cualquier figura pública a expresar públicamente sus opiniones políticas y condenar a su patria es inaceptable! Debería ser la libre elección de todos. Como muchos de mis colegas, no soy política. Soy música y mi objetivo es unir gente, superar divisiones políticas”, explicó la intérprete, quien durante años ha sido fotografiada en encuentros sociales con Putin.

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