Jorge Sampaoli se llena de problemas. El final de la preparación argentina de cara a la Copa del Mundo de Rusia ha estado colmada de complicaciones. Y es que, además de las críticas constantes hacia su propuesta de juego y manejo de grupo, el adiestrador ha debido convivir con una serie de contratiempos que han obstaculizado la prepración del cuadro albiceleste.

¿La última piedra en la ruta transandina hacia Rusia? La lesión de ligamentos de rodilla sufrida ayer por Manuel Lanzini, del West Ham inglés, que lo marginará de la Copa del Mundo y lo mantendrá alejado de las canchas durante el resto del año. Lo llora Sampaoli y también Pellegrini, su DT en Inglaterra.

El reemplazante natural del polifuncional volante, además, Ricardo Centurión, fue operado de apendicitis y está impedido de jugar, por lo que el cuerpo técnico que encabeza al casildense tardó en encontrar el nombre perfecto. La decisión surge tan problemática que, de hecho, el DT fue incapaz de anunciar ayer al nuevo convocado y dilató el nombramiento para hoy, con Enzo Pérez, Leandro Paredes, Guido Pizarro y Pablo Pérez (todos disfrutando de sus vacaciones en distintas partes del mundo) como eventuales convocados de emergencia. Finalmente, esta mañana se anunció que el elegido era Enzo Pérez.

Además, ayer, sobre el final del día, se dieron a conocer las molestias físicas de Ever Banega, que también siembran incertidumbre respecto de su participación en la cita planetaria.

Pero no ha sido la única traba que ha debido sortear Argentina. La última semana estuvo marcada por la polémica a raíz de la suspensión del encuentro amistoso ante Israel, en Jerusalén, que iba a marcar el final de la preparación del equipo para la Copa. El encuentro fue polémico desde su anuncio e incluyó amenazas de muerte de parte de grupos terroristas, al presidente de la Federación Palestina llamando a quemar camisetas y figuras de Messi y a la AFA finalmente desistiendo de participar del amistoso apelando a "la paz mundial", cerrando así de manera anticipada la preparación transandina para la máxima competencia del fútbol mundial.

Claro que el resto del proceso no había sido más favorable. Y es que, antes del cancelado partido en Medio Oriente, el conjunto albiceleste se había medido ante Haití (partido que primero iba a ser ante Nicaragua y que también fue suspendido), en un cruce que fue catalogado como insuficiente por el medio argentino (a raíz de la exigencia que proponía el rival y la intensidad a la que se jugó finalmente el encuentro) y, sobre todo, considerando que, antes de eso, habían caído vergonzosamente ante España por un inapelable 6-1 en marzo pasado en Madrid.

Como se ve, no hay paz para el otrora director técnico de la Universidad de Chile, que sufrió también para conformar la nómina. La lesión en la espalda de Lucas Biglia obligó al estratega a pensar posibilidades para reemplazarlo, pero las opciones no le sobran en la zona de volantes centrales, por lo que el del Milan finalmente viajará a Rusia, aunque a media máquina. ¿Más? La lesión del arquero Sergio Romero, que obligó la convocatoria de Nahuel Guzmán que, a su vez, había quedado fuera por las (justificadas) presiones del medio y los hinchas, que prácticamente forzaron el llamado de Franco Armani, arquero de River Plate.

A Sampaoli y su Argentina le cuesta todo. Y, así, no habrá tampoco bendición ni buenas vibras espirituales. La falta de organización de la AFA, además de suspender el partido ante Israel y dejar en evidencia su falta de reacción, impedirá también la cita con el Papa Francisco, que había sido anunciada por el propio Vaticano hace varias semanas. La máxima autoridad eclesiástica había manifestado su intención de darle respaldo público al equipo antes del torneo que se disputará en Rusia a partir de la próxima semana, sin embargo, no se lograron calzar las agendas y el encuentro quedará sin efecto. No obstante, de acuerdo a los medios argentinos, fue el propio Sampaoli quien canceló la reunión, por considerarla intrascendente y una pérdida de tiempo para la preparación futbolística del equipo, que sigue en Barcelona, previo a su viaje a Rusia.

La planificación argentina ha sido irregular. Pero no hay tiempo para lamentos. Y es que, después de que anuncie este sábado al sustituto de Lanzini, deberá seguir enfocado en el debut mundialista del próximo 16 de junio, ante Islandia, en Moscú. Y ahí no hay espacio para excusas ni explicaciones. La generación que lidera Lionel Messi espera consolidarse en la Copa del Mundo y disimular así, de alguna forma, la indeleble herida que dejaron las tres finales perdidas de manera consecutiva.