Luego de las elecciones de este domingo en el país, Rafael Bielsa, embajador de Argentina en Chile, se puso en el centro de la polémica por sus declaraciones en dos radios transandinas distintas en las que se refirió al peligro de que el candidato del Frente Social Cristiano, José Antonio Kast, llegase al poder. “La de Kast es una derecha rupturista, pinochetista, que no teme decir su nombre; se lo puede comparar con Bolsonaro y Trump”, declaró el diplomático, quien aseguró -además- tener registradas y contadas todas las declaraciones antiargentinas del republicano.

“Ha exhibido su antiargentinismo como una etiqueta más de las frases que pronuncia”, indicó el embajador, provocando el rechazo desde el gobierno, que calificó estas palabras como una “intromisión inaceptable” proviniendo de un integrante del cuerpo diplomático. De hecho, hasta el mismo candidato de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, aseguró respecto de Bielsa que “no corresponde que intervenga en la política interna de un país”.

En la misma Casa Rosada, un funcionario declaró para el diario El Clarín: “Rafa se fue al carajo. No creo que pueda seguir como embajador en Santiago si Kast es Presidente”.

Fernando Pedrosa, profesor e investigador de ciencias políticas en la Universidad de Buenos Aires, señala a La Tercera que las declaraciones de Rafael Bielsa son parte de un desorden mayor dentro de la política externa transandina: “Refleja cómo está estructurado el gobierno argentino, donde la Cancillería y el Estado están cuoteados en diferentes grupos, diferentes liderazgos, donde no hay una política de Estado, y en particular en la Cancillería los embajadores se creen casi pares del canciller, que tienen la posibilidad de decir lo que quieren”.

El candidato presidencial José Antonio Kast tras conocer los resultados, el domingo. Foto: Reuters

Ya había habido este tipo de problemas con diplomáticos desde que partió el gobierno de Alberto Fernández: en la OEA, el embajador Carlos Raimundi llegó a rechazar un informe con pruebas sobre la represión ilegal en Venezuela, ignorando que el mismo mandatario argentino había respaldado ese reporte.

El analista José Ángel di Mauro, biógrafo de Cristina Fernández, también coincide con el diagnóstico. “No es normal que un embajador comente elecciones, y Bielsa debería ser el primero en saberlo, teniendo en cuenta que él fue canciller”, indica a La Tercera el experto. “En el caso de Bielsa, uno entendería que es un hombre muy cercano a Alberto Fernández y esto no debiera haber sucedido, pero terminó encolumnándose entre los embajadores con ‘vuelo propio’, como Carlos Raimundi en la OEA”, indica.

Ahora bien, el investigador en ciencia política de la Universidad de Buenos Aires Julio Burdman repara en la naturaleza de las intervenciones de Kast que habrían suscitado las de Bielsa. “Es normal que un embajador opine cuando los intereses de su país se ven afectados. La situación entre Chile y Argentina es que tenemos un candidato presidencial que sale primero en las elecciones, que hizo declaraciones agresivas sobre la Argentina, el Atlántico Sur y la Antártica en un pasado reciente y, por lo tanto, me parece que corresponde que el embajador alce la voz”, señala a La Tercera.

“Cuando sucedió el ascenso de Bolsonaro en Brasil, ya como candidato él tuvo declaraciones altisonantes y de momento agresivas contra diferentes países, como China, Francia y todos los embajadores hicieron declaraciones. El caso de China fue durísimo: entonces el embajador, aún con su amabilidad oriental, dijo que si las cosas cambian respecto de la relación Brasil-China, China se iba a retirar de Brasil, siendo que el país es el principal destino de las exportaciones”, ejemplifica Burdman.

Burdman cuestiona que las declaraciones se hayan hecho mediante dos entrevistas radiales. “Hubiera sido mejor, tal vez, más atinado, que lo hiciese a través de un mecanismo más formal, un comunicado, o a través de una invitación a conversar al candidato Kast. Pero me parecen más a tener a consideración las declaraciones de contenido antiargentino de Kast que la reacción del embajador”, indica el analista.

Respecto de las opiniones del embajador Argentino, Pedrosa señala que por lo demás, “no tienen peso intelectual ni sociológico importante”. “Me parece que Bielsa, a pesar de ser embajador en Chile y tener contactos con la comunidad política local, poder leer periódicos y hablar con intelectuales, no conoce cómo funciona la sociedad chilena. Refleja una visión un poco anacrónica, antigua del mundo, más ligada a la Guerra Fría y a los criterios que entonces existían”, opina el docente de la UBA.

Di Mauro considera una torpeza las declaraciones del diplomático: “Es un despropósito en términos diplomáticos. Pero no puede sorprendernos. Con una sobreestima muy importante, Rafael Bielsa disfruta de hacer ese tipo de análisis, como si pudiera despojarse del cargo y transformarse en una suerte de comentarista de la realidad en lugar de alguien que desempeña un cargo que lo ata a respetar códigos internacionales. Hasta ahora, siempre interpretábamos que ‘el loco’ era Marcelo…”.

Burdman, por su parte, considera que el error estuvo más en el énfasis: “Creo que la declaración debió haberse localizado en el hecho de que había hecho declaraciones polémicas contra Argentina y la Patagonia del sur: Kast básicamente acusa al Estado argentino de robar territorio, lo cual es una declaración grave”, indicando que llamarlo “pinochetista ya era meterse en asuntos de política interna”.