El martes, 12 precandidatos debatieron en la Universidad Otterbein de Ohio. Era la primera vez que tantos aspirantes presidenciales demócratas compartían el mismo escenario en una noche, pero la atención se centró principalmente en Elizabeth Warren, la senadora por Massachusetts que, tras un lento y constante ascenso en las encuestas, ha llegado a liderar la carrera por la nominación demócrata.

Durante el debate fue atacada por su estricta agenda antimonopolio, por su promesa de pagar Medicare para todos y por su falta de experiencia militar, entre otros. La mayor parte del tiempo, Warren luchó contra las críticas con paciencia y respuestas rápidas, y no cayó en el juego de los moderadores ni sus contrincantes. Esto es una señal de que en una eventual campaña con Trump, donde el mandatario republicano la incitaría constantemente, ella podría mantener la calma y transmitir su mensaje convincentemente.

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El exvicepresidente Joe Biden y la senadora Elizabeth Warren se saludan durante el Debate Presidencial Demócrata el martes en Ohio. Foto: AFP[/caption]

Tras nueve meses de campaña, Elizabeth Warren ya casi le pisa los talones a Joe Biden en la carrera por la nominación demócrata a la Casa Blanca. Así, al menos lo muestra el sitio de comparación de encuestas RealClearPolitics, que la semana pasada ubicó a la senadora por primera vez -desde que se empezaron a comparar los sondeos, en diciembre de 2018- sobre el exvicepresidente: 26,6% contra 26,4%.

Si bien la diferencia es mínima y en los días siguientes Biden recuperó el liderazgo, Warren aparece a la cabeza de cuatro de las seis encuestas consideradas por RealClearPolitics para realizar su promedio durante lo que va de octubre. Además, la senadora es la única precandidata que parece tener una tendencia a subir en los sondeos, ya que todos los demás han sufrido caídas en lo que va de campaña. Sin embargo, considerando el margen de error de las encuestas, esto no se trata de un liderazgo decisivo, sino más bien de una lucha voto a voto.

Pero Warren no solo desafía a Biden en las encuestas, sino que además le saca ventaja en la recolección de donaciones. En el tercer trimestre de 2019, la precandidata logró recolectar casi US$ 25 millones, lo que la posicionó detrás del senador Bernie Sanders, pero muy por delante de Biden, quien solo consiguió US$ 15,2 millones. Esto implica que tiene el dinero necesario para seguir haciendo campaña por varios meses más y mantener su liderazgo en el largo plazo.

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La senadora Elizabeth Warren en un evento en julio en Massachusetts. Foto: AP[/caption]

Este fenómeno también demuestra el interés que existe por los candidatos que representan al sector más progresista del Partido Demócrata, ideales que representa Warren. Sin embargo, su popularidad no solo se ve reflejada en las múltiples donaciones que recibe. Algunos de los seguidores de la senadora han tenido que hacer filas por más de una hora para poder sacarse una selfie con la precandidata demócrata de 70 años, después de sus eventos de campaña.

Para algunos expertos, la denominada "fila de selfies" implementada por Warren es una estrategia brillante, que la ha ayudado a lograr diferentes objetivos. En primer lugar, muestra que es capaz de estar de pie por horas todos los días saludando a filas de extraños. Pero lo más importante es que da a la senadora, quien prefiere dedicar tiempo a conocer a sus votantes que pasar horas en reuniones o llamadas telefónicas con grandes empresarios para conseguir donaciones, la oportunidad de acercarse personalmente a sus posibles electores, que a su vez ayudan difundiendo las selfies por distintas plataformas. En una era en que un contenido viral puede elevar o hundir una campaña, una estrategia como esta es clave.

Sin embargo, el éxito de su campaña no solo se debe a la estrategia de las selfies. Desde el principio, ha cultivado una marca política consistente, sacando constantemente nuevas propuestas de políticas públicas orientadas a su principal promesa de campaña, que es eliminar de raíz los problemas de corrupción en Washington.

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La precandidata presidencial demócrata Elizabeth Warren habla con la prensa después del debate del martes en Ohio. Foto: AFP[/caption]

La exprofesora, que luego se desempeñó como abogada, también tiene una historia personal que atrae al electorado. En su narrativa, suele describirla. Es hija de padres de clase trabajadora en Oklahoma, tuvo que esforzarse por llegar a la universidad y después ingresar a la escuela de Derecho. Antes de anunciar su candidatura al Senado en 2011, trabajó como asesora del expresidente Barack Obama en la Oficina de Protección Financiera del Consumidor, de 2010 a 2011. Además, fue profesora titular en la facultad de Derecho de la Universidad de Harvard de 1993  a 2013.

Warren ha sido víctima de varios ataques durante estos meses de campaña. Sin embargo, la precandidata ha sabido utilizarlas a su favor, logrando aún más reconocimiento y apoyo. "No tengo miedo de las frases anónimas, y los donantes ricos no pueden comprar este proceso", tuiteó en respuesta a un informe de empresarios de Wall Street que amenazaban con no participar de los comicios si ella se convertía en la candidata demócrata.

Además, los intentos de sus opositores de generar escándalos también han fracasado. La acusaron, entre otras cosas, de haber tenido una aventura con un marino, y el Washington Free Beacon, un sitio informativo conservador, cuestionó si fue realmente despedida de un trabajo docente por estar embarazada, luego que ella asegurara que inspiró un movimiento de mujeres contra la práctica generalizada de discriminación por embarazo.